Por supuesto, los silencios a veces hablan y son preocupantes, pero está en la militancia y en los compañeros y compañeras que esos silencios no sean aturdidores, sino que sean proactivos para hacer funcionar el programa. O sea, este Gobierno tiene los instrumentos programáticos y la plataforma para llevar a cabo lo que le prometió a la ciudadanía uruguaya y fundamentalmente a la gente afro.
Un aspecto a tener en cuenta es que este próximo Gobierno tiene un gran recambio generacional con los militantes y activistas afrodescendientes. Yo quedo realmente muy contento al ver la profesionalidad y la responsabilidad que tienen los muchachos y muchachas que están ocupando espacios o que van a ser convocados. Por lo tanto, estamos ante una realidad de nuevos profesionales en el tema de políticas públicas y de acciones afirmativas. La gran mayoría de ellos vienen de organizaciones como la nuestra que han preparado permanentemente a sus cuadros, sus hombres y sus mujeres.
El otro elemento que hay que considerar es la geopolítica. La geopolítica nos obliga a tener muy presente con qué finanzas y con qué dinero se van a realizar las políticas a nivel local. Hay cambios a nivel mundial liderados por el Gobierno de los EEUU que perjudican a las minorías étnicas, a las mujeres y al movimiento trans y LGBT. En ese ataque a los movimientos woke, somos los que salimos más perjudicados. La única forma de vencer es dando un debate y poniendo en sus ejes concretos la lucha por las igualdades raciales.
Otro tema que está arriba de la mesa es cómo lograr las reparaciones a la comunidad afrodescendiente y cómo involucramos a la sociedad en ellas. Pero las reparaciones no son solamente un problema de los afrouruguayos, en este momento es un problema de la sociedad en su conjunto; si la sociedad lo acepta, si la sociedad lo estudia, si la sociedad lo ve como un elemento de resignificación histórica y social. Ahora se están encontrando restos de esclavizados, de hombres y mujeres, ahí en el barrio Capurro, en el Caserío de los Negros, lo que nos obliga a estar atentos a un desarrollo mucho más profundo y mucho más serio de este tema.
Pero contestando tu pregunta, yo creo que están dadas las condiciones para que este Gobierno avance en la consolidación y creación de políticas enfocadas en nuestra comunidad, porque programáticamente está plasmado, hombres y mujeres jóvenes están preparados para ejecutar tareas y hay desafíos muy interesantes con el tema de las reparaciones y la reivindicación de la sexta región en África. Yo creo que hay un paquete que realmente la nueva muchachada puede llevar adelante con mucho ímpetu y mucha responsabilidad.
¿Puede mencionar alguna acción concreta y urgente que este Gobierno deba implementar para mejorar la inclusión, la igualdad racial y la equidad?
El Gobierno todavía no asumió, pero me parece que, si tuviera una sugerencia o una recomendación, sería que las más altas autoridades establezcan una mesa de diálogo con los actores sociopolíticos afrodescendientes, al menos para fijar las líneas prioritarias en este primer año de gobierno. Esa es una de las cosas que muchos de nosotros estamos planteando cuando nos consultan.
Hay que generar una mesa de diálogo, no para discutir cargos, sino para definir lineamientos. ¿Cuáles van a ser las relaciones? ¿Cuáles son las puertas que se abren con la comunidad negra a partir del nuevo gobierno? Hay un canal de comunicación con otras comunidades minoritarias, y eso nos parece muy bien. Nosotros esperamos que haya también una línea abierta para consultas y profundización de temas que, sin duda, van a surgir.
Recuerdo que, cuando trabajaba en el Gobierno, en la época de Tabaré [Vázquez], había una lineamiento directo. Con [José] Mujica también. Bueno, esperamos que con [Yamandú] Orsi se pueda establecer una línea de comunicación directa para abordar los acontecimientos que vayan surgiendo. Presupuesto, discusiones, el fin de los asentamientos, las reparaciones… Hay muchos temas.
Por ejemplo, ¿qué jerarquía van a dar el Ministerio de Educación y la Comisión de Patrimonio a los restos óseos que aparecieron en el barrio Capurro? Hay temas importantes para conversar. Y, fundamentalmente, ¿cuál va a ser la política hacia África? Hay países que recientemente se han independizado, Senegal, Togo... Hay toda una nueva realidad que ameritaría que, en algún momento, las autoridades establezcan una línea abierta, un canal de comunicación.
¿Podemos retrotraernos un poco? ¿Cómo se han venido abordando las políticas públicas en torno a la comunidad afrodescendiente durante los últimos cuatro años de gobierno?
En los últimos cuatro años no ha habido avances, sino retrocesos. ¿Por qué? Porque creo que el gran problema que tuvo el Gobierno saliente fue que miró las políticas afrodescendientes como algo folclórico y cultural. No lo abordó como un tema de ciencias sociales ni como una cuestión de ingeniería social. Entonces, cuando vos observás una política pública desde una óptica folclórica y cultural, sin analizar las causas de la pobreza y otros factores estructurales, cometés errores.
Creo que fue una mirada "negrista" y no afrodescendiente. Y eso es clave, porque el término "afrodescendiente" implica la construcción de políticas sociales específicas para un grupo humano con ciertas características y necesidades concretas. Acá hay que incorporar la ciencia, la técnica, a investigadores sociales y a constructores de políticas. Nada de eso se hizo. Se trató de atender a la negrada por atenderla, mínimamente, contabilizando a los negros sin analizar las causas y las consecuencias de lo que se estaba haciendo. Fue triste. Estos cinco años representaron un retroceso importante, significativo.
¿Desde Mundo Afro, qué acciones o proyectos están impulsando para sensibilizar y trabajar con las nuevas autoridades sobre estos temas? ¿Qué alianzas cree que deben fortalecerse para garantizar que las políticas en favor de la comunidad afro sean sostenibles a largo plazo?
Las conversaciones que Mundo Afro ha venido sosteniendo han sido de gran importancia. En primer lugar, es fundamental ser fieles al programa y a la plataforma que la fuerza política ganadora propuso en este tema. Hemos aportado mucho a los fundamentos de esta línea de trabajo.
Actualmente, los ejes de Mundo Afro son el empleo, con especial énfasis en su importancia, y la preocupación por los jóvenes y las adicciones, un tema que requiere un abordaje integral. También trabajamos en el concepto de reparaciones, no solo desde la vivienda, sino en un sentido más amplio e integral. Además, nuestro Observatorio, en conjunto con la Universidad de la República, ha avanzado significativamente en esta materia.
Lo importante ahora es que hay un equipo consolidado, y seguramente la semana que viene los compañeros convocarán una reunión para desarrollar algunas líneas de acción y enfocar otras.
La organización ha cambiado su composición social y humana en casi un 80 %. No solo porque algunos nos hemos jubilado y hoy cumplimos el rol de asesores sin responsabilidades directas, sino porque también hemos atravesado momentos difíciles. La pérdida de nuestra directora de proyectos, Luisa Casalet, fue un golpe muy duro. Además, el pasado año nuestra sede de la calle 25 de mayo estuvo en riesgo, pero aun así el equipo técnico se mantuvo firme, el equipo cultural también.
Muchas personas me preguntan por qué seguimos en pie. La respuesta es que no somos solo un grupo de amigos con intereses en común, sino que tenemos un cuerpo doctrinario sólido, una convicción profunda sobre nuestra misión en la vida, y llevamos esa convicción a la práctica. Por eso persistimos. Aspectos que históricamente eran una debilidad para la organización, hoy ya no lo son.
¿Qué mensaje le gustaría enviar a la comunidad afro y a los lectores, teniendo en cuenta que la lucha contra el racismo empieza por las personas?
El mensaje es para toda la sociedad uruguaya: hay que estar atentos, fiscalizar, controlar y evitar repetir los errores de gestiones anteriores. Es fundamental que quienes están a cargo de las políticas públicas mantengan el oído atento y no se alejen de la realidad. A menudo están tan ocupados que resulta difícil encontrarlos cuando se los necesita.
Creo que la clave está en ejercer la ciudadanía de manera activa. Cuanto más nos comprometamos con nuestra ciudadanía, más eficaz será la lucha contra el racismo. El problema del racismo radica en que se instala cuando las personas dejan de lado su rol ciudadano, y eso permite que los prejuicios y la discriminación se arraiguen.
Por eso, es fundamental estar atentos, cuestionar y plantear estos temas, no solo entre quienes ya los vivimos, sino ante toda la sociedad. Es el otro —sea blanco, amarillo, católico, pentecostal, da igual— quien debe comprender el valor de la ciudadanía para poder vencer el racismo.