Hacete socio para acceder a este contenido

Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.

ASOCIARME
Sociedad

A propósito de Tabárez

El fútbol, un deporte históricamente politizado

Un repaso al trabajo del investigador e historiador especializado en fútbol Andrés Morales en su libro Fútbol, Identidad y Poder permite refrescar el histórico e íntimo vínculo entre el principal deporte nacional a nivel profesional, con la política y el poder económico. Resulta sorprendente que a raíz de la decisión del ejecutivo de la AUF de cesar al maestro Tabárez, existan quienes confundan politización del tema con si es correcto o no partidizarlo. Parecen no saber en que país viven.

Suscribite

Caras y Caretas Diario

En tu email todos los días

¿Porqué la sociedad uruguaya no debería discutir sobre el cese del Maestro Tabárez si nos jactamos de ser un país entre otras cosas de tres millones de directores técnicos?

El relato oficial impuso la lógica de un debate que tenia por un lado a los frenteamplistas sosteniendo la continuidad del director técnico de la selección, y del otro a los afines al gobierno multicolor promoviendo su cese.

El debate sobre lo  justo o injusto de la medida en términos deportivos es bien válida, pero la discusión de los elementos políticos (no partidarios) no es nueva en la historia del fútbol. El comunicador Ignacio Álvarez calificó de insólita politización y así trató el tema en su programa Santo y Seña, programa televisivo insólito si los hay, donde el menosprecio por el contexto histórico y la falta de  rigurosidad de análisis son la tónica.

 

Ingleses locos

Al Río de la Plata de fines del siglo XIX habían desembarcado con fuerza los ingleses; en el caso particular de Uruguay estos traían las pujantes industrias del frío, la energía eléctrica y los trenes y, por supuesto, sus bagajes culturales.

En Uruguay predominaban en sus clases pudientes dos visiones de lo deportivo; la gimnasia como un elemento de fortalecimiento físico y espiritual en base a la disciplina y al imaginario de los deportes de los juegos olímpicos de los griegos (imbuido de cierta filosofía de generar el súper hombre de Nietzsche), desarrollándose a impulso del Estado en los centros de estudio y barracas militares y el fútbol, que en principio era un deporte de los colegios u organizaciones sociales inglesas.

Así, en el barrio la Blanqueada, los milords con orgullo disputaban el partido un 18 de julio de 1861, entre el Victoria Cricket Club y el Montevideo Cricket Club, ante la contemplación admirada de los criollos.

 

Gambeta

A medida que los nativos se fueron apropiando del deporte inglés, le empezaron a dar su criolla impronta. La forma de jugar inglesa les resultaba demasiado mecánica y empezaron a dotarlo de habilidades que sentían mas interesantes como la gambeta, la finta y el quiebre de cintura. Se desparramaría por los barrios y sería de los pocos deportes que se desarrollaría al margen del Estado, organizándose en clubes deportivos.

Por supuesto que debió contar con el impulso de intelectuales, estudiantes universitarios y militantes colorados que le dieran al apasionante juego un rumbo, proponiendo en su condición ya de algunos de ellos como hombres de gobierno que se debía estimular a la gente a abandonar los violentos juegos del carnaval y la plaza de toros, los ludópatas garitos y casinos, por el fútbol y el remo. Uno de esos visionarios fue Pedro Manini Ríos acompañado de Atilio Narancio.

Mientras y volviendo a los anglosajones, en 1891 la compañía inglesa de trenes (The Central Uruguay Railway) crea un centro deportivo en Villa Peñarol con un equipo donde la única condición para jugar era ser funcionario de la compañía; así apellidos latinos empiezan a ocupar la lista de jugadores del Curcc, que en 1913 pasó a denominarse Club Atlético Peñarol.

Su primer presidente fue el concejal batllista Francisco Simón y durante todo el siglo XX sus presidentes serán colorados, según el trabajo de Franklin Morales, mientras Nacional contara en su presidencia con integrantes del Partido Colorado, el Nacional y algún cívico.

En el período 1875-1915 el historiador

Juan Carlos Luzuriaga registra el nacimiento de varios equipos entre los que constan el Albion, Deutscher o Uruguay Athletic.

La futura Asociación Uruguaya de Fútbol tendrá un antecedente, un embrión británico que será The Uruguayan Asociation Football League.

 

Barras bravas coloradas

El mundo político uruguayo esta en constante disputa política. La pelea por el poder se daba en conquistar el complejo mundo gubernamental ubicado en la figura del presidente, el Consejo Nacional de Administración y las bancas en el Parlamento.

Del presidente dependían las carteras de Relaciones Exteriores, Interior y Defensa y del CNA Hacienda, Industrias, Obras Públicas y Educación, una suerte de doble gobierno por la vía de los hechos que solo podía no llegar a ser caótico si el gobierno y el CNA estaban en manos de una misma corriente política y su peso político en el Parlamento.

La hegemonía batllista se había roto y nacen fuertes corrientes opositoras a José Batlle y Ordóñez; por un lado, los riveristas de Pedro Manini Ríos y por otro lado los vieristas.

Julio María Sosa si bien era al igual que Atilio Narancio, va a tener cada día más fuertes enfrentamientos con Batlle y todas esas tensiones se van a ver reflejadas en el fútbol.

En 1899 en el domicilio de Ernesto Capriario se funda el Club Nacional de Fútbol siendo su primer presidente honorario Pedro Manini Ríos.

En 1900, el enfrentamiento entre Peñarol y Nacional ya era el enfrentamiento entre los albos que representaban a los estudiantes universitarios contra los funcionarios del tren.

Luego en 1911 Nacional, envalentonado por un triunfo en Argentina en representación de Uruguay, no aceptaba la integración de jugadores de origen proletario lo que llevó a una asamblea donde se dividieron en “cuerudos” y “populistas” según narra F. Morales.

Estas discusiones eran un reflejo de la sociedad de la época, donde al enfrentamiento entre los partidos y sus fracciones, se sumaba la presencia de grupos de izquierda del movimiento sindical.

La asamblea fue ganada por los populistas y Nacional pasará a estar integrado por jugadores de cualquier condición social.

 

Campeones en guerra

En 1904 en París, a impulso de Francia, Bélgica, Alemania, Holanda, Suecia, Suiza y Dinamarca, se crea la FIFA con el rechazo fuerte y visceral de Inglaterra. Un poco antes había nacido el Comité Olímpico Internacional y en ambas instituciones se alentaba la idea de un campeonato mundial.

Uruguay conquistaría su medalla de oro en fútbol en París en 1924 y en Ámsterdam en 1928 en el transcurso de unos brutales conflictos internos.

En 1922, dos años antes de ganar la primera medalla, Peñarol y Central entre otros rompen con la Asociación Nacional de Fútbol liderada por Nacional, fractura que duraría hasta 1925.

El lío en términos estrictamente deportivos venía de Argentina, pero por él se canalizaron las tensiones políticas.

En Argentina solo la AFA (Asociación del Fútbol Argentino) estaba asociada a la Confederación Sudamericana de fútbol, en tanto la Asociación Amateur Argentina (AAA, integrada entre otros por River Plate, Independiente, Estudiantes, San Lorenzo de Almagro) no y por los reglamentos, ningún club de la AUF podía jugar contra integrantes de la AAA.

César Batlle Pacheco estaba dejando la presidencia de Peñarol y la tomaría quien se convertiría en el principal enemigo de Batlle y Ordóñez, Julio María Sosa.

La tensión estalló en el sudamericano de 1922 en Brasil; Peñarol queria enfrentar a los equipos argentinos de la AAA y la tensión llegó a un momento que la AUF lo desafilia en 1922.

Dato al margen, el presidente de la AUF era el presidente de Nacional, el nacionalista José María Reyes.

Julio María Sosa de Peñarol junto a Central fundan la Federación Uruguaya de Fútbol; la guerra estaba más que declarada.

 

Batllistas campeones

Julio María Sosa, además, era presidente del Consejo Nacional de Administración, esa suerte de gobierno paralelo al Ejecutivo.

La AUF tiene el respaldo de Pepe Batlle y su maquinaria de propaganda, el diario El Día, y tiene al frente al colorado Atilio Narancio. Sosa tiene una influencia relativa como presidente de Peñarol y la novel Federación. Pedro Manini Ríos, enfrentado al batllismo, colaboró sin embargo desde su puesto de canciller para que Uruguay mediante la AUF,  participara de los Juegos Olímpicos en París. Uruguay ganó su primera medalla de oro y la AUF, el batllismo, la suya.

 

Toma y daca

El manejo de los clubes deportivos genera un poder que nace de la trama política. Un dirigente político de peso consigue para el club terrenos municipales donde construir sus estadios, algún puesto de funcionario público para los jugadores, apoyos económicos, y las hazañas deportivas dan al político la exposición que necesita.

Haciendo un salto en la línea del tiempo, bien conocidos fueron los objetivos de las dictaduras cívico militares con los triunfos deportivos logrados o inventados, como la Argentina de 1978 o el Uruguay del Mundialito de la copa de Oro.

 

Más preocupante que Tabárez

El poder económico detrás de los clubes  vive a la sombra de la impunidad de un deporte que imaginariamente impone su lógica de juego sobre el negocio empresarial.

Un decreto de setiembre del 2017 establecía que los clubes, previo a realizar la transferencia de un jugador, deberán presentar ante la Secretaría Nacional del Deporte una declaración jurada con los detalles de la operación Por ejemplo, la información sobre la transferencia debe comprender, además de los datos del deportista, si es transferencia definitiva o préstamo, el porcentaje de traspaso, los clubes de origen y destino, datos de los intermediarios intervinientes, el monto de la transacción y forma de pago acordada con datos de las cuentas bancarias.

Además, el decreto obliga a los clubes profesionales a registrar anualmente en la Secretaría de Deporte sus balances aprobados (dentro de los 90 días de aprobado por la Asamblea ordinaria correspondiente). Los balances permitirán verificar las declaraciones de transferencias con el movimiento de fondos. También se incluyen requisitos financieros como por ejemplo presentar información contable y presupuestos anuales. La información contable comprende estados de situación financiera y de resultados según normas profesionales con notas informando sobre el propietario final del club, quien ejerce el control y operaciones con entidades vinculadas. Además los estados financieros deberán contar con informe de auditoría. Todo apuntaba a utilizar el deporte como un lavado de activos.

A partir del 1º de enero de 2021, con la entrada en vigencia de la Ley 19.924, los clubes no están obligados a presentar balances, siendo competencia de esta Secretaría exigirlos para comprobar la veracidad de las declaraciones juradas presentadas.

Dejá tu comentario

Forma parte de los que luchamos por la libertad de información.

Hacete socio de Caras y Caretas y ayudanos a seguir mostrando lo que nadie te muestra.

HACETE SOCIO