Para el secretario general de la Asociación de Obreros y Empleados de Conaprole(AOEC), las negociaciones sobre la recuperación salarial y el reintegro de una trabajadora madre jefa de hogar, despedida de manera abusiva -sin que mediara una sola queja, amonestación, ni sanción previa- son la cara visible de una realidad del escenario actual que pauta las relaciones de poder.
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Parece evidente que el conflicto en la industria láctea expuso ante la sociedad la inequidad existente entre el poder de un grupo de empresarios y gerentes de confianza que acumulan riqueza, frente al vínculo con pequeños tamberos, trabajadoras y trabajadores del sector que ven amenazada su fuente de trabajo por las prácticas de posición dominante de una empresa que, según ha denunciado el sindicato, se lleva puesto a todo aquel que se le pare a su frente y reclame lo que entiende justo.
El secretario general de la Asociación de Obreros y Empleados de Conaprole (AOEC), Luis Goichea, meses atrás se detuvo a conversar con el presidente de la República -en términos cordiales y de manera respetuosa- sobre los puntos de vista de las y los trabajadores. Eso parece haber desatado la furia de los empresarios que se vieron expuestos ante la opinión pública como nunca antes y por primera vez, tuvieron que explicar cómo es posible que la mayor exportadora de Uruguay de los últimos 13 años mantenga a su plantilla de trabajadores y trabajadoras perdiendo salario desde hace casi 20 meses. El contexto en el que se plantean las posturas también ha sido denunciado por el sindicato de manera explícita. La empresa salió a ejercer presión pública con espacios en medios de comunicación amigos, apelando -sin necesidad de mencionarlo- al peso que tiene la pauta comercial de un anunciante estrella. “La televisión todos los días muestras las mismas imágenes de archivo de góndolas vacías cuando eso no es verdad. Entregamos leche los 365 días del año en los 19 departamentos. Pero es hablar de nosotros y muestran góndolas vacías. Eso es flechar la cancha”, sostiene el sindicato.
Luis Goichea es un dirigente histórico de la AOEC y de la industria láctea. Nació cerquita del Hipódromo de Maroñas en una casa familiar que sigue siendo punto de referencia de vida y afectos. Hijo de Beba -trabajadora de una bodega primero y luego de confitería y panadería- y don Luis, hombre de la construcción primero, fue canillita y también trabajador de Conaprole. Ambos militantes sindicales pero no dirigentes, don Luis participó activamente de la histórica huelga general de la CNT que enfrentó el golpe de Estado en 1973, ocupando la planta de Conaprole de la calle Magallanes.
El actual secretario general de la AOEC, tuvo una fuerte influencia familiar, particularmente de su abuelo materno Jacinto, batllista peleador contra los ingleses de los tranvías y trenes, defensor de los derechos de las y los trabajadores y huelguistas contra el aumento del vintén. Y su abuela Jacinta también le transmitió el espíritu combativo. Ella participó en la huelga de Conaprole de 1948, abriéndose paso en tiempos de machismo, patriarcado y poder del hombre, cuando era impensado hablar de amigues y paridades.
La vida de Luis y la de su familia han estado vinculadas a Conaprole desde siempre. Luis y su hermano son los dos funcionarios más antiguos que permanecen en la cooperativa. Ellos ingresaron en 1976 y todo lo que vino después en su vida ha estado relacionado con Conaprole. Por ello y más allá de su rol sindical, y salir a dar batallas en los Consejos de Salarios en representación de miles de compañeras y compañeros, habla y propone y defiende algo que es razón de vivir la vida. No olvida que durante la dictadura la empresa cuidó a sus trabajadores y no entregó -tal como sí lo hicieron en muchas fábricas e industrias- listas con trabajadores sospechosos de actividad sindical y política, y ese es uno de los tantos recuerdos favorables que se llevará cuando se jubile. Luis es padre de tres hijes, vive en Lomas de Solymar con su compañera Ofelia, recién jubilada como trabajadora de Conaprole, pionera de la militancia en materia de género en la FTIL y Pit-Cnt, y una de las responsables de la elaboración de la ley de acoso laboral en el trabajo y de la ley de no discriminación en el trabajo por razones de género o raza, entre otras.
¿Qué sentís cuando en las redes dicen que los trabajadores quieren fundir Conaprole?
Nada más lejos de la realidad. Muchos trabajadores y trabajadoras de Conaprole vienen de familias de productores o relacionados con productores. Muchos fueron productores que desaparecieron o entraron sus hijos. Nuestras familias también están vinculadas, hermanas de mi abuelo y de mi abuela en la zona de San Antonio, Santa Rosa, San Ramón y Sauce, eran productores. Siempre hubo vínculos. Antes decían la familia lechera porque mucha gente que entraba era vinculada a la lechería aunque no toda, y siguen habiendo todavía muchos vínculos. Pensar que nosotros queremos fundir la empresa está muy lejos de la realidad y es una infamia. En el año 98 salimos muy fuerte cuando se quiso vender al grupo Exxel que lo comandaba Juan Navarro, que todos sabemos el desfalco que hizo en Argentina, después terminó preso a pesar de ser el empresario número uno en el algún momento en Argentina. Y después se mostró lo que era y nosotros acá le salimos fuerte al cruce a eso.
En el año 2002, en la crisis grande del país, conjuntamente con la propia empresa recorrimos a las intendencias, las juntas, el Congreso de Intendentes, porque se estaba dando una precarización muy importante en la lechería, se estaba vendiendo leche cruda sin controles de productores que buscaban ese camino para salvarse de la crisis, porque el precio de la leche había bajado mucho. Y salimos a pelear por la industria de carácter nacional y cooperativa durante el año 2004, 2005, con un mensaje muy claro defendiendo el carácter nacional y cooperativo de la lechería, que ha sido lo que ha permitido el desarrollo. Hoy hablar de vender o de fundir Conaprole es pensar que van a pasar a manos transnacionales y sabemos en que el proceso -como sucedió en Argentina y en Chile- muchas empresas que eran cooperativas pasaron a manos trasnacionales. Después se vio que eso tuvo un costo terrible para los productores, los trabajadores y el propio Estado porque las multinacionales se llevan las divisas para el exterior. Y cuando piensan que el negocio no sirve más, cierran y se van. Pasó con la Nestlé en la década del 90, pasó con Parmalat con el desfalco que también hizo a nivel mundial y en los últimos años con Schreiber (EEUU) o el grupo Gloria, por ejemplo. O sea, lo que dicen por ahí no tienen idea del daño que le estarían ocasionando a la propia Conaprole y a la industria nacional. Y nosotros la vamos a defender como toda la vida lo hemos hecho. Sabemos que cuando hay un conflicto se tensan las situaciones y hasta ahí lo entendemos. No compartimos que digan que estamos contra los productores o contra la industria. Y para decirlo más claro aún: mientras hay contradicciones, es lógico que haya conflicto. Pero inmediatamente superadas las diferencias, somos los más interesados en que Conaprole siga creciendo y sea cada día más fuerte. Y siga avanzando. Defendemos el carácter nacional y cooperativo de la lechería y eso es algo importante para la sociedad toda. Más allá de estar en conflicto, somos defensores de la empresa y cuidadosos de cada medida que tomamos.
Lo único que se ve en los informativos de la TV son góndolas vacías. Y eso se supone es sinónimo de medidas del sindicato.
Eso es falso. O muestran imágenes de archivo, siempre lo mismo, o muestran los productos donde nosotros afectamos. Pero no muestran que hoy -por ejemplo- se reciben seis millones de litros de leche todos los días en toda la industria lechera. Y hay que recibirla, procesarla, guardarla y después comercializarla.
Pero es eso no se ve en la tele.
Lo que sucede es que hay mucha desigualdad a la hora de la distribución. Cuando hay un conflicto, no quiere decir que tengamos menos producción, menos colocación. En la distribución entran otros sectores y eso influye. Primero las grandes superficies que tienen mayor capacidad de compra por eso pueden acumular en sus cámaras. Por eso sale públicamente Cambadu a marcar su postura, ya que un almacén no tiene capacidad de almacenamiento, ni de poder de compra. Y allí surgen las diferencias. Porque hay gente que se beneficia con un conflicto y a otros les afecta.
Conaprole tiene 20.000 puestos de venta en Uruguay y estamos en un contexto complejo con Argentina, por la crisis que se vive allí. Eso ha provocado que sus precios hayan bajado mucho y los puede colocar acá y competir. Una vez que el conflicto se solucione, seguramente todo se normalizará y la gente siempre optará por la industria nacional, por nuestras marcas del país, es algo que uno lo nota.
El sector patronal ha hecho una construcción de la marca Conaprole muy vinculada a lo afectivo, al país, la historia familiar, pero parece querer dejar por fuera a los trabajadores.
Totalmente. Además nos nombran como colaboradores, parece que no somos parte de la infraestructura. Inclusive cuando se ve que se hacen los spots parece que la leche no pasa por un proceso industrial, saltea todo eso y llega a la mesa por arte de magia. Se habla de la industria, recordemos un spot publicitario en el que iban a buscar la leche al tambo con los camiones recolectores cisterna y luego la cisterna se iba para la estratósfera y no aparecía nadie del área industrial. Parece que hay un proceso que no se hace con manos de hombres y mujeres. Internamente nos llegan mensajes que hablan de “actitud Conaprole”, pero a la hora de los reconocimientos no ha sido tal de parte de la empresa. Eso a veces se va generando también con los productores y hay mucha manija hacia ellos de que somos un mal en el eslabón. Y nosotros creemos que aportamos y mucho. Sin sus trabajadoras y trabajadores Conaprole no sería lo que es ni se podría procesar la leche ni comercializarla.
Los productores también les pegan mucho a los trabajadores. La empresa es récord nacional de exportación desde hace 13 años, es un orgullo país, y muchos salen a decir que está fundida. ¿Cómo se explica eso?
En primer lugar eso sucede porque hay una utilización de los pequeños y medianos productores con dificultades económicas. Los usan. Cuando tienen dificultades los toma la industria y también las gremiales de productores que en general están orientadas por los grandes productores. Esos grandes productores son empresarios que no se embarran, no la pelean en la cotidiana. Cuando hablan de los 365 días del año que hay que levantarse a ordeñar una vaca dos veces al día, llueva o truene, esos empresarios que dicen eso no saben ni dónde están las ubres de la vaca porque no han ido nunca a ver una vaca. No tienen idea lo que es una vaca. Pero hablan por los que sí van todos los días y tienen dificultades. Es un juego perverso. Y después a nivel salarial promedian. Porque dicen cuánto gana un trabajador y un productor. Toman al productor con todo el endeudamiento, con su liquidación, después de pagar todos sus servicios. Pero ponen nuestros salarios sin el mismo criterio y ahí no consideran que tenemos que pagar alquiler, luz, agua, y todo lo demás. Curiosa forma de comparar. Si al productor le queda muy poco después de haber pagado todo, imagínense a nosotros. Nosotros también trabajamos los 365 días del año porque hay que recibir la leche todos los días a todas las horas. En feriado, lo que sea, y en todos los lugares. Se quiere hacer ver como una dicotomía entre productores y trabajadores. Y que si nosotros mejoramos, se perjudican ellos. Es un discurso. Lo que nosotros denunciamos es que no hay una justa distribución. Por ejemplo, en el último periodo Conaprole tuvo un superávit de lo que fue la gestión: otorgó dos partidas de dinero, una de nueve millones de dólares y otra de cinco que les otorgó a los productores. Pero en vez de distribuirlo como en una cooperativa, en forma igualitaria, lo distribuyen en función de su producción. Hay productores que reciben 20.000, 30.000 dólares y otros 500 dólares. De ahí, hay un problema en la matriz productiva, pero el problema no somos los trabajadores de Conaprole. Nosotros pesamos en la masa salarial de la industria menos de un 10 %. Y en el año 1976, cuando yo entré en Conaprole, el peso de la masa salarial era del 22%. Quiere decir que hay una transferencia de nuestra participación en el crecimiento de lo que es la torta, como se dice, y que no va a los productores en forma igualitaria. Por eso hemos hablado de un fondo solidario que se cree con el aporte de la industria según los volúmenes de leche recibidos y distribuidos hacia los productores. Nos preocupa la situación de pequeños y medianos productores.
Hace unos meses hablaste con el presidente de la República, le entregaste una carta en nombre del sindicato y la FTIL. Lacalle Pou te escuchó muy atentamente y hasta se mostró interesado en algunos puntos. Todo eso frente a las cámaras. ¿Sentís que ahora los empresarios te están pasando esa factura?
Yo creo que las caras visibles de un sindicato son las que muchas veces la opinión pública, las redes o la prensa personalizan. Yo he aprendido y he logrado entender que estoy defendiendo a un gremio o sindicato y como siempre hemos dicho, en el marco de las leyes y de la Constitución vamos a recorrer todos los caminos que sean posibles para defender nuestros intereses y por lo tanto he ido a las asambleas de productores en pleno conflicto, hemos ido a reunido con las gremiales y nunca hemos tenido temor en defender lo que entendemos justo. No entramos en lo que son los comentarios de las redes, que muchas de esas personas ni siquiera tienen real conocimiento y hablan y dicen cosas sin tener elementos fundados. Y seguramente algunos se hayan enojado porque nosotros cuando tuvimos esa entrevista con el presidente como cuando también tuvimos encuentros con ministros, hemos hablado de estos temas de manera muy cordial y respetuosa sobre lo que defendemos. Ese día de inauguración de un área muy importante en Conaprole al que te referís, ni siquiera habíamos sido invitados. Nos enteramos por la prensa de que se inauguraba una inversión de más de 350.000.000 de dólares. Y no estábamos en conflicto ni con medidas. Pero no tuvieron la delicadeza de invitar a las y los trabajadores. Y los que hicieron posible que esa actividad fuera un éxito prepararon todo y dejaron la presentación divina para las visitas, las autoridades y la prensa, fueron las y los trabajadores sindicalizados. Y ni se nos cruzó por la cabeza interrumpir la fiesta preparada, sino que simplemente fuimos a hablar como sindicato. Estaban invitadas todas las gremiales y los productores de toda la zona y nosotros, excluidos. Después, en cada situación conflictiva siempre aparecen nuestros nombres, nos señalan como que somos los responsables cuando es todo un tema colectivo. Se intenta personalizar buscando la que llaman «cúpula sindical», los dirigentes sindicales, cuando las decisiones que tomamos son resueltas por asambleas de 700 u 800 trabajadoras y trabajadores. Y no vienen más porque tienen que mantener los puestos cuidados y hay toda una dinámica que atender.
¿Les preocupa que se digan reiteradamente que dejan a la población sin leche cuando eso no está sucediendo?
Es horrible. Nos preocupa que la gente lo crea. Que se crea los disparates que dicen las redes. Que crea que cuando estamos en conflicto dejamos los hospitales sin leche y haya gente que lo crea. ¿Cómo no nos va a doler a quienes dejamos la vida acá? Somos cuidadosos, queremos nuestro trabajo, nuestras familias están acá, queremos lo que hacemos todos los días y cuando estamos en conflicto, a pesar de ello, preservamos y cuidamos la materia prima, la leche, el abasto de productos necesarios a la población, a los hospitales nunca les faltó leche, a las escuelas cuando se las entregábamos, ahora se manda leche en polvo, antes se enviaba leche diariamente, a las cárceles que también es una problemática y a todos los lugares no dejamos de cumplir el rol social. Sí afectamos a otros productos que no son de primera necesidad pero jamás vamos contra la población.
¿Cómo está la trabajadora despedida?
Contenida, porque hemos hablado mucho con ella. Naturalmente está con ese drama de que no sabe cuál será su destino laboral, que en su caso, además es la fuente de ingreso de su familia. Y por su edad no tiene muchas perspectivas pensando el momento que vive el país. Y más con lo que le cuesta acceder a un trabajo a una mujer, que sabemos es más difícil que para un hombre. De todos modos, está tranquila y confiada de que el sindicato va a encontrar soluciones a su situación. Siempre hemos tratado de sobrellevar estos temas que son los más delicados de todos y buscar soluciones. Esperamos que sea lo más rápido posible, que sea dentro de Conaprole, y vamos a dar toda la pelea para que esto se pueda revertir.
¿Te estás yendo de la actividad sindical?
En dos años tengo la casi seguridad de que me vaya. Termina el mandato de esta directiva y pienso que sí, que ya cumplimos un ciclo. Pero me estoy yendo de la actividad laboral, no del sindicato, ni de su lucha, porque vamos a seguir vinculados al sindicato. Voy a seguir viniendo, a seguir tratando de aportar, hasta el día que me digan que no me necesitan más. Mientras alguien piense que puedo sumar algo desde el lugar que sea, ahí me tendrán. Saben que pueden contar conmigo. Tanto en el sindicato, como en la federación y en el Pit-Cnt.