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Entrevistas Dayub | director |

Mano a mano con Mauricio Dayub

Las cajitas de Dayub

El prestigioso actor y director argentino Mauricio Dayub habló de la obra "El equilibrista", que presenta en la sala Campodónico de Teatro El Galpón.

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Frente a una humeante taza de café y una charla que el invitado se encarga de hacer muy agradable, Mauricio Dayub nos cuenta que todo lo que se verá en escena es cierto y ocurrió de veras y no quedará como un misterio. Uno de tantos que siempre oculta la ficción. No es lo importante. Dieron lugar, sin dudas, a que se arme una historia con base en muchos recuerdos, cuentos, historias y leyendas familiares que Mauricio Dayub junto a los dramaturgos Patricio Abadi y Mariano Salas hilvanaron con sensibilidad, humor y mucha nostalgia. Esa de la buena, a la que se le suman el humor y los recuerdos de Dayub, que pone, además, el cuerpo.

Con la destreza escénica que lo caracteriza, Dayub hará olvidar a la platea que se trata de un unipersonal y, como una suerte de hechicero se multiplicará en muchos personajes a los que dará forma, tonos de voz, cambios de gestos, de cuerpos. Una verdadera proeza.

“Tenemos muchas cajitas y somos las que decidimos abrir”, nos cuenta Dayub que decía su madre. Esa frase se vuelve protagonista de la obra y le otorga un hilo conductor, un hilo dramático.

Entonces la memoria se abre, pasará por diferentes personajes que -nos cuenta mientras apura el café- fueron fundamentales en su andar por la vida. Son ciertos, inventados o exagerados, no se sabrá. Comienza por su padre un subastador vehemente, que no logra entender del todo las modas y el arte de antaño. Luego le toca al Dayub joven, en patineta, sufriendo el primer desengaño amoroso; después llega a escena el tío referí; otro que fue guardavidas y el abuelo, su nono, con el acordeón y el poncho a cuestas.

A todos los presentará el Dayub adulto, que los recuerda, los homenajea y de paso nos ofrece una clase magistral de actuación. La puesta a cargo de César Brie es bellísima. Combina objetos, juegos lumínicos y un objeto escenográfico fundamental, del que surgirán distintos cajones cargados de historias.

El mundo es de los que se animan a “perder el equilibrio”, dice ni bien comienza la obra, cuando desde la platea se viene acercando. Dayub se anima a perder el equilibrio, a ponerse en riesgo.

Es el mismo Dayub que comandó un verdadero fenómeno teatral como Toc Toc, que lleva un récord de funciones y espectadores pocas veces registrado en la historia del teatro argentino. Pero Dayub salió de su zona de confort y en 2018 se arriesgó con El Equilibrista, este unipersonal (multipremiado en la vecindirectora orilla) que estará en Montevideo, en la sala Campodónico de teatro El Galpón del 30 de agosto al 2 de setiembre a las 20 horas.

A lo largo de la charla no podemos dejar de preguntarle sobre el fenómeno de la obra que dirige, Inmaduros, la exitosa comedia encabezada por Adrián Suar y Diego Peretti que lidera el récord mensual de venta de entradas. Nos confiesa que si bien le gusta asumir riesgos, cuando le ofrecieron dirigir la obra, lo primero que dijo fue rotundamente no. Los productores le pidieron que pensara e insistieron a tal extremo que les dijo: “Bueno, denme un día, pero seguro que va a ser no”. Acto seguido -le cuenta a Caras y Caretas- que recibió el llamado de su representante (que coincidentemente es el representante de Suar y Peretti) que le recriminó: “Quiero creer que es una broma, vas a aceptar, ¿verdad?”.

En definitiva, Dayub aceptó el desafío y hoy nos confirma que fue una doble satisfacción: “Dirigir a dos actorazos como Adrián Suar y Diego Peretti fue un aprendizaje compartido con un resultado final que me gusta, la obra está muy bien, y el éxito de taquilla lo afirma día a día”. Lo consultamos sobre la posibilidad de que Inmaduros venga a Montevideo cuando comience su gira el año próximo. Nos adelanta que la posibilidad está, pero es difícil, por su escenografía inteligente, aunque dejó una puerta abierta.

Antes de despedirnos, Mauricio Dayub se emociona al hablar de la familia que quedó en Italia, la que conoció no hace demasiado tiempo, la de ese nono que toca el acordeón en escena y la de la abuela Giuseppina, que está presente en su corazón siempre y sobrevuela toda la obra.

Nos dice que El Equilibrista pretende ser también un homenaje a todos esos italianos, españoles, irlandeses y tantos otros europeos que un día bajaron del barco y se asentaron en nuestras tierras. Por último, nos habla de su permanente preocupación por la difícil situación que muchos argentinos están atravesando y otra vez se están yendo.

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