Por Meri Parrado
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Imagínese viviendo en una ciudad en la que edificios y naturaleza coexisten armoniosamente. Un barrio en el cual los basureros se encuentran empotrados en el suelo, con tuberías subterráneas, que permiten que los residuos lleguen a una terminal común clasificados desde el momento en que se depositan. Un barrio en el que la totalidad de sus habitantes están comprometidos con el medioambiente y la salud. Un lugar donde la basura no representa una amenaza para la sociedad. Así es Hammarby Sjostad, el primer modelo de barrio sostenible en el mundo. Este incorporó soluciones innovadoras en relación al tratamiento de residuos. También en generación de energía y tratamiento de aguas.
Un barrio ejemplar
Hammarby Sjostad es uno de los primeros barrios que pasó de ser una ciudad contaminada por su actividad industrial a un ejemplo mundial de ciudad sostenible. Con 20.000 habitantes, está ubicado en el municipio de Estocolmo, a ambos lados del lago Hammarby Sjo. Y, desde hace tiempo, está experimentando una importante remodelación urbana. La misma es fuertemente comprometida con el medioambiente. Atrae la atención de visitantes de todo el mundo.
Este barrio inteligente está construido bajo el concepto de soberanía ecológica. Se basa en la utilización de tecnologías de vanguardia con la finalidad de generar energía haciendo un uso eficiente de la misma y una eficaz gestión de residuos.
La creación de este barrio implicó una estratégica planificación urbana. Estuvo a cargo de un grupo de arquitectos, ingenieros y urbanistas, quienes diseñaron un método mediante el cual cada vivienda forma parte de un sistema, en el que las aguas residuales y los residuos son transformados en biogás y energía térmica.
Esta ciudad inteligente pone en práctica la incineración de residuos que reduce el metano que se genera al desechar orgánicos en vertederos y, mediante este proceso, es posible producir biogás de metano que más tarde será destinado para abastecer autobuses urbanos, camiones de recolección de basura, taxis, entre otros.
Otra de las características del modelo sueco es la importación de basura. Este país importa basura de Noruega y Gran Bretaña con el objetivo de sumarla a su producción nacional y así generar más capacidades para poner al servicio de la sostenibilidad. Para estos países es más rentable pagarle a Suecia para que gestione sus residuos que pagar los impuestos de los rellenos sanitarios, y de esta manera, el modelo sueco logró construir más plantas y una fuente de combustible que se traduce en más energía eléctrica y calórica.
A entender de los pioneros, este modelo representa una solución al problema de la gestión de residuos para aquellos países en vías de desarrollo en donde la basura representa una amenaza para el medioambiente y la salud, ya que en la mayoría de los casos los vertederos no cuentan con los revestimientos adecuados que impiden la filtración de toxinas hacia el suelo, y por consiguiente a los suministros de agua.
Por otro lado, en Hammarby Sjostad, la mayoría de los edificios utilizan paneles solares en su techo para abastecer su funcionamiento eléctrico y en parte térmico.
Con respecto al diseño del espacio público, este modelo está planteado de una manera lineal con el objetivo de lograr una mayor distribución en el espacio y fomentar un estilo de vida saludable. Plazas y parques conviven con los edificios, de manera que los habitantes interactúen con la arquitectura y el paisaje.
Algunas cifras
Los expertos explicaron que para llevar a cabo este modelo es necesario un cambio de mentalidad y un compromiso de la ciudadanía y demostraron que la capacidad de gestión sustentable en Suecia está aumentando con el paso del tiempo. En tal sentido, destacaron que en Suecia, durante el año 2015, se reciclaron 1,6 millones de toneladas de desechos, y en 2016 cada persona recicló 162 kilogramos de desperdicio enviando a los vertederos cantidades mínimas.
En Suecia, se recicla alrededor de 49% de los residuos domésticos y la cantidad de deshechos que van al vertedero representa menos de 1%. Asimismo aproximadamente 50% se incinera en plantas de energía, generando calor que se transforma en vapor destinado a generar electricidad.
El uso de los residuos que plantea este modelo de ciudad inteligente aprovecha 90% de la energía total al permitir que la basura que se genera en los hogares se transforme en calefacción para satisfacer las necesidades de casi 10 millones de residentes que tiene ese país.
Avances en Uruguay
El embajador de Uruguay en Suecia, Santiago Wins, durante su participación en el taller realizado en Uruguay, confirmó el compromiso de nuestro país en contribuir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) acordados con la Organización de las Naciones Unidas de cara a 2030, que tiene que ver con orientarnos hacia sociedades sostenibles. También declaró que la experiencia sueca es posible y redituable en nuestro país a la vez que genera la posibilidad de negocios e inversiones compatibles con el desarrollo social y sensibles con el medioambiente. “La incorporación de soluciones específicas al tema de los residuos representa ganancias en eficiencia a través del mejor aprovechamiento de recursos”, expresó.
Por otro lado, Wins, declaró que, a nivel de la embajada, se está trabajando de forma conjunta con Suecia, en todo lo que tiene que ver con el intercambio de conocimiento e investigación en referencia a esta temática, y que se están estableciendo vínculos con todas las instituciones necesarias para abordar este plan de trabajo. En este sentido, adelantó que Uruguay recibirá próximamente la visita de científicos uruguayos residentes en Suecia con el objetivo de diseñar la plataforma científica de este proyecto.