El juicio es posible gracias al hallazgo de algunos cuerpos y al testimonio de conscriptos que hicieron el servicio militar en esos años y contaron a la Justicia cómo en el Aeródromo del Batallón de Aviación 601 (Campo de Mayo) los detenidos eran ingresados a los aviones que los arrojarían a las aguas del Río de La Plata o del Océano Atlántico.
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La Subsecretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires confirma que la causa por delitos de lesa humanidad cometidos en ese batallón del Gran Buenos Aires tiene como víctimas a Roberto Ramón Arancibia, Adrián Enrique Accrescimbeni, Juan Carlos Rosace y Rosa Eugenia Novillo Corvalán.
Este lunes 19 de octubre comenzaron las audiencias testimoniales del caso donde declararon de manera virtual Edith Accrescimbeni, hermana de Adrián Enrique Accrescimbeni , Rodolfo Novillo, hermano de Rosa Eugenia Novillo, Adriana Arancibia, hija de Roberto Ramón Arancibia, Daniel Rosace, hermano de Juan Carlos Rosace y María Celia Torres (sobreviviente de Campo de Mayo).
La Secretaría de Derechos Humanos es uno de los querellantes de la causa y su titular, Horacio Pietragalla Corti, explicó que “la causa se inicia con pruebas contundentes vinculadas al hallazgo de cuerpos en las costas de Magdalena, Verónica, Punto Indio y Las Toninas”.
“Muchos fueron identificados en Magdalena y enterrados como NN en su momento pero gracias al trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) se les devolvió la identidad”, indicó el funcionario.
Tal fue el caso de la hermana de Rodolfo Novillo, Rosa Eugenia Novillo Corvalán, quien contó que “pese a que en el año 1977 descubrieron el cuerpo de ‘Tota’ (tal como la apodaban), lo enterraron como NN y recién en 1999, gracias al EAAF pudimos confirmar que se trataba de mi hermana”.
Según su testimonio, Rosa fue secuestrada en Campana, mantenida cautiva en Campo de Mayo y arrojada al Río de la Plata desde un helicóptero o un avión dependiente de esa guarnición del Ejército.
Novillo inició su relato ante el Tribunal Oral Criminal 2 de San Martín contando quién era su hermana, cuáles fueron sus ideales de revolución y cambio social y los múltiples incidentes –allanamientos, clandestinidad, prisión y fuga de la cárcel del Buen Pastor- que signaron su derrotero militante en los primeros años 70.
En esa línea, trazó un panorama historio familiar y del clima de época, y refirió que su hermana, maestra egresada de la Escuela Carbó, “se vinculó con los sectores obreros y era audaz, bonita, alegre y valiente”.
“Mi hermana estaba en pareja con un militante del PRT, Guillermo Pucheta, sindicalista de Perkins. Se fuga del Buen Pastor y la organización la destina a Campana, donde vivían en una casa. Allí hace amistades y una amiga, Luisa, la vio por última vez a mediados de mayo de 1976”, señaló Novillo. Pucheta ya había sido secuestrado antes, y permanece desaparecido.
El testigo destacó ante los jueces la tarea de su hermano Julio, fallecido, en la reconstrucción de la historia de su hermana –que incluso fue aportada a la justicia- y precisó que el cuerpo hallado en las costas del río tenía tres disparos: en una pierna, en el omóplato y en la cabeza, de atrás hacia adelante. “La remataron a traición”, señaló.
Contó también la odisea vivida a fines de los 90 con la identificación del Eaaf y la recuperación de los restos, y celebró que a su hermana “hoy empieza a hacérsele justicia”.
El juicio tiene cinco imputados: el ex Jefe de Institutos Militares Santiago Riveros; y los ex aviadores Luis del Valle Arce, Delsis Malacalza, Eduardo Lance y Alberto Conditi, que integraban el batallón de Aviación 601, con sede en el Cuerpo IV del Ejército. Un sexto acusado, Alberto Devoto -ex funcionario del gobierno provincial comandado por José Manuel de la Sota- fue apartado del proceso por razones de salud.