La crisis climática empeora

A medida que el tiempo pasa el problema se agrava. La economía mundial debería ya estar disminuyendo las emisiones de dióxido de carbono pero estas siguen siendo elevadas. No existen señales que esto vaya a mejorar a corto plazo.

Se llegó a la conferencia número 25 sobre el calentamiento global-COP25-realizada a inicios de diciembre en Madrid, desde que se adoptó la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en 1992.Desde entonces las negociaciones internacionales no han logrado avanzar demasiado.

Podemos hablar de un pequeño avance en 2015 con el acuerdo de París .El tratado tenía la meta de no superar  los peligrosos dos grados de calentamiento y preferiblemente quedar en la marca de 1, 5 °C a fines del siglo. Esto evitaría la catástrofe de la desaparición de los países insulares en el Pacífico o millones de personas huyendo de las tierras bajas de Bangladesh

La mala noticia es que la atmósfera del planeta ya calentó más de 1° C. La pésima noticia es que aunque las naciones del mundo, alcanzaran las metas de reducción de emisiones adoptadas en París, aún estaríamos camino de 3,2° C de calentamiento. Y la noticia verdaderamente aterradora es que varios países no cumplirían sus promesas.

Parece un impasse político pero es un problema de física. El CO 2(dióxido de carbono) queda por décadas como si se algo impidiera el pasaje de la luz solar pero no el calor acumulado debajo de ella. Los fenómenos climáticos extremos que ya estamos viendo se multiplicarán en fuerza y número.

Por mucho tiempo se alegó que la previsión en este campo estaba llena de falta de certezas.

Los que regaron la semilla de la duda vendidas por el sector petrolero y por profesionales de derechista dispuestos a negarlo todo, perdieron. El clima está cambiando exactamente como estaba previsto a través de simulaciones, algunas efectuadas cincuenta años atrás.

Varios especialistas ya hablan de puntos críticos en varios sistemas que podrían dar inicio a una reacción en cadena (efecto invernadero) lo que desembocaría en el calentamiento del Amazonas, desaceleración de la cadena de circulación oceánica y el derretimiento del hielo en el Ártico.

La crisis climática se conoce y está declarada pero no estamos trabajando bien para detener catástrofes. Es imprescindible trabajar duro y de forma comprometida. Cuando todos tengamos la conciencia suficiente del sufrimiento que esto habrá de costar así como de las graves pérdidas económicas, quizás ahí nos comencemos a mover en serio para no pagar un precio aún más elevado del que algún día imaginamos.