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Política

Desencuentro

La política internacional de Uruguay

Han pasado diez meses desde que el excanciller Ernesto Talvi presentó su proyecto de “diplomacia 5.0” y confiaba cerrar el Tratado de Libre Comercio entre el Mercosur y la Unión Europea (M-UE). Luego vino su renuncia y su desaparición de la escena política a pesar de su contribución al triunfo de la coalición gobernante.

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Francisco Bustillo, un diplomático con buena relación con todos los partidos políticos, abandonó el proyecto de Talvi y comenzó a viajar.

En febrero fue criticado por el Frente Amplio (FA) por diversos frentes por su gestión, la demora de la concreción del acuerdo M-UE y los cambios implementados en Uruguay XXI.

Tampoco se concretó el acuerdo prometido por Talvi  con otros países europeos como Islandia, Noruega, Suiza y Liechtenstein, conocida como EFTA por su sigla en inglés, pero quedó el anuncio de futuros viajes a China, Japón y Catar.

 

Flexibilización del Mercosur

Al cumplirse los 30 años del Tratado del Mercosur, luego de los chisporroteos entre Lacalle Pou y Alberto Fernández sobre la flexibilización del Mercosur, Bustillo presentó un documento, que incluía frases en portugués, solicitando formalmente a Argentina que convoque una reunión extraordinaria. Según los observadores, el documento concertado con el ministro de Economía brasileño Paulo Guedes no contaría con el aval de Itamaratí, la cancillería de ese país.

Hay que recordar que Guedes asumió su cartera ministerial absorbiendo los ministerios de Hacienda, Planificación, Presupuesto y Gestión e Industria, Comercio Exterior y Servicios, además de algunas áreas del Ministerio de Trabajo. Un ministro que parece tener poco futuro según las encuestas para las próximas elecciones en Brasil el año que viene.

El excanciller Didier Opertti criticó a Bustillo, en marzo, declarando que a la flexibilización hay que ponerle un poco más de carne. Según explicó, la resolución 32/00, cuya interpretación extendida señala que los socios no pueden negociar por fuera del bloque, no debe ser tomada como una muralla insalvable, y que una posibilidad es declarar que la norma quede suspendida o no se aplique para determinados productos o por un plazo determinado.

Para la ministra de Economía Azucena Arbeleche, la rebaja del arancel externo permitirá, tanto a Uruguay como al resto de los socios del bloque, lograr una mayor inserción internacional y, por ende, un mayor crecimiento económico.

La rebaja del arancel externo significa que las importaciones provenientes de fuera del Mercosur entren al bloque abaratando sus precios lo que afectaría a las industria nacionales, según entienden desde la oposición.

La apertura de los mercados suele ser buena cuando es en ambos sentidos, de lo contrario resulta claramente negativa.

La uruguaya Viviana Barreto, licenciada en Relaciones Internacionales, dijo que la propuesta trae mayor incertidumbre donde Uruguay puede ser el gran perdedor en este proceso.

“Lo que yo veo detrás de esta propuesta es una gran carga ideológica, una convicción de apertura unilateral al mundo”, sostuvo.

La flexibilización del Mercosur requiere un estudio previo de impacto en el que participen todos los sectores. Para Barreto, “el atractivo de Uruguay es que es puerta de entrada a una economía importante, que es la de la región”.

Agregó que «el actual momento de la negociación comercial internacional se caracteriza por nuevos estándares de exigencia con los que los países industrializados buscan mantener su tradicional dominio sobre las naciones en desarrollo. La restauración conservadora en la región es funcional a esta dinámica». El mundo y sus bloques siguen siendo proteccionistas.

La consolidación de cadenas globales de producción como dinámica de reproducción del capitalismo profundiza las condiciones de concentración y extracción de riqueza norte-sur. Las empresas transnacionales (ETN) son los agentes detrás de este proceso, dominan la economía global al concentrar prácticamente el 80% del comercio mundial dentro de sus procesos productivos. Desde sus casas matrices, mayoritariamente localizadas en el norte desarrollado, toman las decisiones referentes a la organización de la producción, la asignación de recursos y las inversiones en el exterior.

Esta reconfiguración de la producción impacta en los flujos de comercio a nivel internacional y las reglas o, más bien, el marco de garantías que las ETN requieren para asegurar el funcionamiento del engranaje. El programa político y económico liberal ha sido el guión perfecto para la instalación de estas formas de producción: apertura comercial, liberalización financiera, privatizaciones, subcontratación, debilitamiento y fragmentación de las organizaciones sindicales.

Las ETN miran el mapa mundial como escenario para el diseño de sus esquemas de negocios, resumió Viviana Barreto.

 

Biden mira para otros lados

El cambio de gobierno en Estados Unidos (EEUU) revirtió el relativo acercamiento entre la administración de Lacalle Pou con Trump. Desde noviembre del año pasado hubo contactos de Uruguay con figuras del Partido Demócrata para tender puentes sin demasiado éxito.

El 16 de abril llegó a Montevideo el colombiano Juan González Román, el funcionario más importante de Biden para Latinoamérica, en una visita que incluyó también a Colombia y Argentina. El director del Departamento del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca visitó los tres países con la principal diplomática para la región del Departamento de Estado, Julie Chung.

Si bien González elogió a nuestro país diciendo que “Joe Biden cree que si el mundo tuviera más países como Uruguay, sería un lugar mejor”, lo único que se acordó fue poner el foco en la seguridad y el combate al narcotráfico en la región, además de hacer gestos para desalentar la profundización del vínculo entre Uruguay y China.

Tampoco hay señales de quién será el próximo embajador estadounidense en nuestro país.

Biden conoce muy bien a Uruguay y Julissa Reynoso, exembajadora de EEUU en nuestro país durante el gobierno de José Mujica, es la jefa de gabinete de la primera dama Jill Biden.

El actual presidente de EEUU ha formado un equipo basado en el que tenía Barack Obama.

 

De la Alianza del Pacífico al RCEP

En marzo de 2020 el exministro Talvi dijo que aún “falta en América Latina ese espíritu de 1994, cuando se lanzó el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), de poder soñar un continente con libre tránsito de personas, bienes y capitales desde Alaska hasta Tierra del Fuego”. En ese marco, definió una negociación entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico como una forma de recuperar aquel espíritu.

Para ello reiteró la conveniencia recíproca de retomar las conversaciones entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico como modo de rescatar esa visión.

El 15 de noviembre de 2020, China y otros 14 países formaron el mayor bloque comercial del mundo. Se trata de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), que agrupa a los 10 miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), China, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda.

Quince economías de Asia y el Pacífico formaron este domingo el bloque de libre comercio más grande del mundo. Se trata de un acuerdo respaldado por China que excluye a EEUU, que había dejado otra agrupación de la región bajo el mandato del presidente Donald Trump.

La firma de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por su sigla en inglés), en una cumbre regional en Hanói, es un golpe más para el grupo impulsado por el expresidente Barack Obama que Trump abandonó en 2017.

EEUU está ausente tanto de RCEP como del sucesor del Acuerdo Transpacífico (TPP) liderado por Obama, lo que deja a la economía más grande del mundo fuera de dos grupos comerciales que abarcan la región.

El RCEP representará el 30% de la economía y la población mundial y llegará a 2.200 millones de consumidores, sostuvo Vietnam.

El Ministerio de Finanzas de China dijo que las promesas del nuevo bloque incluyen eliminar aranceles dentro del grupo, algunos de inmediato y a lo largo de 10 años.

El acuerdo marca la primera vez que China, Japón y Corea del Sur participan en un mismo acuerdo de libre comercio.

El RCEP no aparece, por ahora, en la agenda de Uruguay.

 

Juan González
Juan González, director del Departamento del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, nació en Cartagena, donde vivió hasta los siete años. Se educó en Nueva York. Graduado de la Universidad de Georgetown, se desempeñó como voluntario del Cuerpo de Paz en Guatemala. Comenzó su camino para cumplir su sueño de trabajar en el gobierno de EEUU. Adelantó su maestría en Georgetown University y al mismo tiempo trabajó en el Departamento de Estado, en la oficina de Colombia. Fue escalando hasta que llegó a trabajar con los republicanos para la administración de George W. Bush. “Tuve la responsabilidad de organizar su viaje a Cartagena y allí se reconoció mi potencial. Entonces me nombraron asesor junior del subsecretario Thomas Shannon, una oportunidad increíble de la que aprendí muchísimo”. Luego ocupó roles vinculados con la región durante la administración de Barack Obama y Joe Biden. Fue asistente adjunto del secretario de Estado para asuntos del Hemisferio Occidental, asesor especial de Biden y director del Consejo Nacional de Seguridad para América Latina. González continuó trabajando para los demócratas una vez finalizado el segundo mandato de Obama. En 2017, el líder de la bancada del partido en el Senado, Chuck Schumer, lo asignó a la comisión bipartidaria para políticas sobre narcóticos del Hemisferio Oeste. También representó a la campaña de Biden en una unidad de trabajo conjunta con Bernie Sanders para asuntos migratorios. En una entrevista con Infobae en octubre de 2020, antes de las elecciones presidenciales, González delineó la que sería la política de la administración de Biden con la región. “Va a trabajar con países que estén listos para trabajar y que sean ambiciosos. Los países que estén listos tendrán un aliado natural en Joe Biden”, aseguró. González también se mostró muy crítico de la política de Donald Trump hacia América Latina: “Se ha definido en una parte por una estrategia electoral en el sur de Florida sin consideración verdadera por el futuro de Venezuela, Cuba, y Nicaragua, y en otra parte por una política migratoria antihispana y racista para complacer la base xenofóbica del presidente”.

 

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