En febrero de 2002 un perro en Georgia, Estados Unidos, empezó a jugar con una piedra que resultó ser un cráneo humano en las inmediaciones del crematorio Tri-State. El dueño del animal reportó el hallazgo y las autoridades se involucraron en la investigación, reportaron diversos medios, y terminaron encontrando 339 cuerpos.
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De acuerdo con Wicked Horror, un medio especializado en crímenes, la policía local había recibido diversas llamadas sobre eventos extraños en la zona, pero no tenían ninguna pista concreta. El cráneo que encontró el perro fue el inicio del "Escándalo del crematorio Tri-State".
La búsqueda finalmente recuperó 339 cuerpos sin cremar. De los 339 cuerpos que fueron descubiertos, 226 fueron identificados. Las pruebas de ADN eran posibles en aquellos casos en los que había un pariente vivo disponible, pero en otros casos, se consideró poco probable que los funcionarios pudieran identificar los restos.
Brent Marsh, el dueño del crematorio, fue arrestado por más de 300 infracciones penales. El estado de Georgia lo acusó en 787 cargos incluidos robo por engaño, abuso de un cadáver, fraude relacionado con el servicio funerario y falso testimonio. En corte, dijo: "A aquellos de ustedes que hayan venido aquí hoy en busca de respuestas, no puedo dárselas".
Marsh declaró que el incinerador estaba roto y por ello había acumulado los cuerpos en su propiedad, pero las pruebas realizadas en el aparato a posteriori no hallaron problemas. Además, el Estado argumentó que Marsh debería haber arreglado la máquina y haber avisado para que los cuerpos fuesen enviados a otros crematorios.
Finalmente Marsh recibió una condena de doce años por la denuncia colectiva de miles de familiares de la personas cuyos cuerpos fueron identificados.