A diferencia de otros años memorables —como las tormentas históricas de 1833 o 1966, cuando se registraron miles de meteoros por hora—, no se espera un estallido similar en esta edición. Las previsiones de organismos como la International Meteor Organization y plataformas especializadas como EarthSky señalan que la actividad será moderada, aproximadamente entre 10 y 15 meteoros por hora bajo un cielo oscuro y con condiciones favorables. Aunque la cifra pueda parecer modesta, la rapidez y el brillo característicos de las Leónidas hacen que incluso un puñado de trazos luminosos resulte vistoso.
El factor lunar juega a favor este año. Para la noche del 16 al 17 de noviembre, la Luna se encontrará en una fase muy delgada —cercana al cuarto menguante o incluso inferior, con una iluminación menor al 10%—, lo que significa que su brillo no interferirá en la observación. Esto es determinante, porque un cielo sin luz lunar permite captar meteoros más tenues y aumenta la tasa visible para observadores ocasionales.
¿Será posible ver la lluvia desde Uruguay? Sí, siempre que se cumplan tres condiciones básicas: ausencia de nubes, baja contaminación lumínica y atmósfera razonablemente transparente. La estabilidad atmosférica no es tan crítica para meteoros como lo es para observar planetas o detalles finos, pero la transparencia del aire —humedad baja, ausencia de bruma o humo— mejora significativamente la experiencia.
Para observar la lluvia no se necesita equipamiento. Basta con mirar hacia una zona amplia del cielo, preferentemente recostado o sentado, permitiendo que la visión se adapte a la oscuridad. Aunque el radiante esté en Leo, los meteoros pueden aparecer en cualquier parte del cielo.