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10% de la población mundial

Mitos y realidades sobre ser zurdo

A diferencia de los mitos del pasado, la ciencia moderna revela una realidad diversa y libre de prejuicios para aquel que sea zurdo.

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Ser zurdo en un mundo diseñado para diestros es una experiencia que combina adaptación y singularidad. Solo una de cada diez personas favorece la mano izquierda, una minoría que ha despertado curiosidad, estigma y admiración a lo largo de la historia. Desde la antigüedad, el lenguaje ya cargaba con prejuicios: la palabra “siniestro” proviene del latín sinister, que significa “izquierdo”. Hoy, sin embargo, la neurociencia desarma gran parte de esas viejas creencias.

La zurdera es una manifestación natural de la lateralidad cerebral, el resultado de cómo el cerebro organiza el control motor entre sus hemisferios. No hay una causa única ni un patrón fijo: intervienen tanto factores genéticos como ambientales. Según el metaanálisis Human Handedness, publicado en Psychological Bulletin, la prevalencia mundial de zurdos es de 10,6%, aunque varía según los métodos de medición.

Desarrollo neurológico

Durante siglos, se intentó corregir la preferencia por la izquierda, especialmente en la infancia. Sin embargo, hoy se sabe que forzar a un niño zurdo a usar la mano derecha puede alterar su desarrollo neurológico. “Si una persona muestra desde pequeña una preferencia por la mano izquierda, no debemos modificar esto”, explica el doctor en neurociencias Diego Redolar Ripoll, académico de la Universitat Oberta de Catalunya. Alterar esa organización puede causar trastornos en el aprendizaje o en la coordinación.

Los mitos persisten, pero la ciencia ha desmontado la mayoría. No existen pruebas de que los zurdos sean menos inteligentes, más propensos a enfermedades mentales o con menor esperanza de vida. Tampoco hay evidencia que los relacione con una mayor creatividad. “Se han encontrado diferencias mínimas entre el cerebro de un zurdo y un diestro”, señala Redolar. En los zurdos, el hemisferio derecho tiene un papel funcional más destacado, mientras que en los diestros predomina el izquierdo.

Desempeño igual

El mito de la “torpeza” también cae ante la evidencia. Las aparentes dificultades de los zurdos suelen surgir por el uso de herramientas diseñadas para diestros. En realidad, su desempeño es igual de eficiente cuando utilizan instrumentos adaptados. En algunos ámbitos, como el deporte o las artes, su lateralidad incluso ofrece ventajas estratégicas, al obligar a los rivales o compañeros a adaptarse a movimientos menos previsibles.

La zurdera, lejos de ser una anomalía, representa una forma distinta de organización cerebral dentro de la diversidad humana. Reconocerla y respetarla es parte de una comprensión más amplia de cómo el cerebro configura la identidad y las habilidades de cada persona. En definitiva, ser zurdo no es un misterio por resolver, sino una variación natural que enriquece la manera en que entendemos la mente humana.

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