Llegar al fin de mes con cierta solvencia económica es toda una proeza en tiempos de inflación y tentaciones, pero con cierta disciplina y mucho autocontrol, hay un método que puede resultar muy útil: le llaman “ayuno financiero”, y su nombre deja bastante claro de qué va.
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Para decirlo rápido y mal, se trata de no gastar nada de dinero durante un determinado horario, ejerciendo una abstinencia en el gasto, con el mismo tesón con el que mucho abrazan otra técnica de moda para bajar de peso, el ayuno intermitente. Solo que, en vez de privarte de comida, te privas de gastar… en comida…
El propósito depende de cada cual: algunos lo usarán para ahorrar dinero, reducir deudas o ajustar los hábitos de gasto. Eso sí, al igual que el ayuno de alimentos, el financiero requiere conciencia y voluntad para lograr los objetivos a corto o largo plazo.
Con esto en mente, hace par de años se popularizó este método en modo de reto: durante 21 días solo debes asumir gastos de supervivencia, dejando a un lado las compras por antojos, gustos y demás. O sea, solo puedes usar el dinero para pagar gastos básicos como renta, servicios públicos, deudas y el mercado.
La lista de inevitables
Para hacerte más fácil el proceso, comienza por hacer una lista de todos los gastos que consideres necesarios, y trata de recortarla lo más posible. Por ejemplo, si necesitas café para empezar el día, prepáralo en casa, en vez de comprarlo en la calle.
Trata de pagar en efectivo los gastos inevitables, para que tengas una constancia visual de lo que gastas y lo que ahorras. Lleva un diario estricto de cada peso que pagas, en el que anotes el tipo de gasto, el monto y la fecha, para saber en qué se va el dinero. ¿O nunca te ha pasado que de pronto no sabes en qué se te fue el sueldo?
Según la experiencia, al cabo de 21 días podrás saber si el primer ayuno financiero funcionó, y tendrás los elementos para preparar un nuevo intento. Para ello contarás con tus notas, que te ayudarán a planificarte, y lo que ahora es un reto, acabará convirtiéndose en un hábito.
De hecho, a la columnista Michelle Singletary se le ocurrió esta propuesta inspirándose en el mito de los 21 días como supuesto período en el que una persona puede incorporar un nuevo hábito a sus rutinas. En su libro “El ayuno financiero en 21 días: tu camino hacia la paz y la felicidad financiera”, Singletary propone esta suerte de guía para el bienestar financiero y un mejor control de los ingresos y ahorros.
O sea, no hay un aval científico relacionado con las tres semanas, pero sin dudas vende.
La idea de Singletary es, al término del período, hacer una introspección y preguntarse… ¿fue tan difícil?, ¿me fue mejor con el dinero?, ¿pudiste identificar los llamados “gastos hormiga” y prescindir de ellos? ¿podrás seguir adelante, o al terminar sufrirás un efecto rebote, y el remedio será peor que la enfermedad?
Bueno, solo hay una forma de averiguarlo… Ayunando.