Durante cuatro días, sin duda los más importantes del año político, 346 hombres y 30 mujeres, sin dudas los más influyentes y poderosos de toda China, se reunieron la semana pasada en un hotel en el noroeste de Beijing, propiedad de las fuerzas armadas, para celebrar el Quinto Pleno del Comité Central del Partido Comunista.
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El cónclave político más trascendente desde que China logró controlar exitosamente la pandemia de la covid-19, presidido por Xi Jinping, trazó las líneas maestras del 14º Plan Quinquenal, la hoja de ruta a recorrer para el desarrollo económico y social hasta 2025.
Desde 1953 hasta hoy, los planes quinquenales ha sido el instrumento principal para decretar las políticas y los objetivos cuantitativos y cualitativos a perseguir durante el período.
A diferencia de los 13 anteriores, este plan -que deberá ser aprobado por la Asamblea Popular Nacional (legislativo) en marzo del año próximo-, por primera vez, contiene otro mucho más ambicioso y de mayor alcance en el tiempo: los Objetivos a Largo Plazo para 2035, el año en el que China quiere ser líder global tanto en poder económico como en influencia internacional.
También conocido como Vision 2035, este plan prepara para los próximos 15 años una batería completa de transformaciones estructurales y cambios sociales y económicos para alcanzar lo que Xi ha descrito como “una gran nación socialista, moderna, próspera y poderosa” y que “entrará en la vanguardia de los países innovadores”.
Para esa fecha -un punto intermedio entre el año próximo, cuando se cumplirán los 100 años de la fundación del Partido Comunista de China, y 2049, cuando se conmemorará el centenario de la fundación de la República Popular-, el PIB per cápita alcanzará “el nivel de otros países moderadamente desarrollados”. En caso de confirmarse, el gigante asiático estaría adelantando 15 años la meta que se había propuesto Deng Xiaoping, que aspiraba lograrlo para 2050.
Según el comunicado oficial dado a conocer el mismo día que finalizó el cónclave, el gran objetivo para los próximos 5 años será alcanzar la autosuficiencia.
China, que, según el Fondo Monetario Internacional, será la única economía del G20 con perspectivas significativas de crecimiento, se propone blindar su economía para enfrentar la tendencia clara a la desglobalización, la previsible caída en las exportaciones, las tensiones geopolíticas y en particular el desacoplamiento tecnológico, comercial e industrial con Estados Unidos.
La “doble circulación” y la autosuficiencia
Para ello la sesión plenaria del Comité Central del PCCh hizo suya la estrategia que Xi ha denominado “doble circulación”. Formulada por primera vez en mayo, la misma trata de potenciar el mercado interno, la tecnología y las cadenas de suministro (“circulación nacional”) y, al mismo tiempo, disminuir la dependencia -como venía ocurriendo desde hace 4 décadas- de la demanda y la innovación extranjera (“circulación internacional”).
Este nuevo modelo de desarrollo ha desatado el temor a una China más autárquica en el futuro próximo con todas sus consecuencias para la economía mundial.
La respuesta (¿tranquilizadora?) de las autoridades de la República Popular es que la “circulación internacional” no será abandonada y Xi Jinping subrayó que “la relación con la economía externa será también la clave para el futuro desarrollo” como lo ha sido desde el inicio del proceso de reformas impulsado por Deng Xiaoping a fines de la década de los 70 del siglo pasado.
Sin embargo, fue el mismo Xi quien hace menos de un mes anticipó que “el mercado doméstico dominará el ciclo económico nacional y el potencial de crecimiento económico que es la demanda interna continuará liberándose. Debemos hacer la producción, distribución, circulación y consumo más dependientes del mercado interno, mejorar la adaptabilidad del sistema de suministro a la demanda interna”.
Su gran mercado interno, una fuerte capacidad innovadora, una financiación adecuada, un completo sistema de apoyo industrial y suficientes recursos humanos son los pilares que deberían sostener el nuevo patrón de desarrollo.
No obstante, es inocultable que su implementación deberá superar importantes obstáculos. Si bien es cierto que el comercio exterior y las inversiones extranjeras son cada vez menos decisivas para China y que el porcentaje del comercio de bienes en el PIB ha caído de casi el 50% en 2008 al 30% actual, es también cierto que su consumo interno, que representa el 39% del PIB, está aún muy por debajo del de Estados Unidos (68%), la Unión Europea (54%), Japón (56%) y del resto de las otras economías desarrolladas.
Uno de los principales desafíos que enfrenta “la circulación nacional” es cómo aumentar el poder adquisitivo de las familias. Si bien se espera cumplir para este año el objetivo de eliminar por completo la pobreza rural, la covid-19 ha agravado la grieta entre ricos y pobres y un aumento de la capacidad de consumo de la población, vía aumento de salarios, podría hipotecar la competitividad de sus exportaciones.
Más innovación, más ciencia y más tecnología
Sin dudas, la innovación pasa a ser un actor protagonista del 14º Plan Quinquenal y de Visión 2035 y la autosuficiencia tecnológica uno de los principales objetivos a alcanzar. La ciencia y la tecnología aparecen mencionadas 11 veces en el comunicado y la República Popular -que ya destina más del 2% de su PIB a investigación y desarrollo- se ha auto impuesto romper su dependencia de las tecnologías “foráneas”.
“Debemos insistir en el estatus clave de la innovación tecnológica en nuestro plan general de modernización, y hacer de la autosuficiencia tecnológica el pilar estratégico para nuestro desarrollo nacional”, señala la resolución del Comité Central.
Ante “el escenario de un creciente unilateralismo y proteccionismo, debemos poner en marcha un camino de innovación más adecuado a nuestras circunstancias nacionales”, ya había adelantado Xi Jinping en un reciente discurso en la Academia de Ciencias de China.
Las sanciones estadounidenses contra empresas chinas como Huawei, el coloso y líder mundial de la tecnología 5G, las continuas acusaciones de que sus empresas tecnológicas y aplicaciones como Tik Tok y Wechat están al servicio de los servicios de inteligencia del Partido Comunista y atentan contra la seguridad nacional, han dado un ulterior impulso y aceleración a la autosuficiencia tecnológica y la innovación “Made in China”. (La dirigencia china está convencida de que el endurecimiento de Washington se mantendrá no importa quién resulte electo presidente. Tanto Trump como Biden han elegido a China como su rival estratégico).
Al momento de analizarlo, debemos ser contestes que el 14º Plan Quinquenal no se agota en 5 años. Es el inicio de una larga marcha hasta alcanzar la supremacía china en un mundo donde Estados Unidos ya no podrá imponer arbitraria y unilateralmente sus condiciones en ningún terreno.
Una marcha que se inicia con un gobierno y un partido fortalecidos por sus éxitos sanitarios y económicos en el combate a la covid-19, lo que, según se lee en el comunicado final, constituye «una victoria estratégica de primordial importancia” y una “oportunidad estratégica” que abre una etapa que, con Xi como “piloto clave y timonel”, podrá “superar el cúmulo de problemas y peligros en el camino que nos espera”.
En momentos que Occidente se bate contra una segunda ola de la pandemia aun más devastadora que la primera y el mundo afronta gravísimas consecuencias económicas e incertidumbres, China envía un mensaje de optimismo y autoconfianza y proyecta, hacia adentro y hacia afuera, un rostro de máxima estabilidad y máxima previsibilidad.
El paupérrimo espectáculo de la campaña electoral estadounidense, o Europa volviendo al confinamiento cuasi total, contrastan con las imágenes que nos llegan de Beijing. Entre muchas, elijo una de las más emblemáticas: mientras que en Estados Unidos, Trump y sus seguidores hacen alarde de que no usan tapabocas para señalar que el coronavirus no debe ser su prioridad (10 millones de infectados y 235.000 muertos), los líderes chinos participantes a la cumbre tampoco lo llevan, pero para recordarles a su gente y al mundo que el virus ha sido derrotado.