Bolsonaro argumenta en favor de la "pacificación del país", aunque esta afirmación carece de fundamento, dado que el país no se encuentra en un estado de conflictividad similar al de 1979, cuando se promulgó una amnistía amplia.
El clima de inestabilidad política que intenta recrear desde el mitin del domingo es infundado y parece ser una estrategia para promover disturbios y luego ofrecer su supuesta solución de pacificación.
Es importante destacar que aquellos que han sido o serán condenados antes del 1 de agosto no fueron arrestados sin pruebas ni sometidos a tortura, sino que enfrentaron un debido proceso y tuvieron la oportunidad de defenderse. Están cumpliendo condena por crímenes contra el Estado Democrático de Derecho, mientras que los presos políticos de la dictadura fueron encarcelados por defender ese mismo Estado.
La propuesta de amnistía para los "acusados y condenados bajo las leyes 359-M y 359-L", incluyendo a Bolsonaro, representa un riesgo de fomentar nuevos intentos golpistas. Los autores de este proyecto confían en la posibilidad de evitar consecuencias si cuentan con el apoyo suficiente en el Congreso, lo que perpetuaría la impunidad y la amenaza contra la democracia.