La legislación, recientemente sancionada sin vetos por el presidente Lula da Silva tras su aprobación en el Congreso, otorga a Brasil herramientas para contrarrestar medidas comerciales unilaterales que perjudiquen la economía nacional.
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De acuerdo con lo estipulado en la normativa legal, Brasil tiene la facultad de suspender «concesiones comerciales, inversiones y compromisos vinculados a los derechos de propiedad intelectual en respuesta a decisiones unilaterales tomadas por un país o bloque económico que impacten de manera adversa la competitividad internacional de Brasil».
Respuesta a los aranceles
Esta acción defensiva se presenta como una respuesta inmediata a los aranceles impuestos por Estados Unidos, que aplican un gravamen del 10% a todos los productos brasileños que ingresan al mercado estadounidense, salvo el acero y el aluminio, que enfrentan una tasa aún más elevada del 25%.
La redacción de la ley se enfoca en «reducir el impacto sobre la actividad económica y prevenir cargas y costos administrativos excesivos», con el objetivo de lograr un balance entre la protección de los intereses nacionales y la preservación de la estabilidad económica.
Aunque la legislación tiene un enfoque defensivo, el texto incluye la posibilidad de llevar a cabo «consultas diplomáticas para intentar mitigar o eliminar los efectos de las medidas y contramedidas», lo que permite mantener abiertas las vías de diálogo para abordar las tensiones comerciales entre los dos países.