Resultados y desafíos
De acuerdo con el Ministerio de Salud de Senegal, desde la implementación de estas iniciativas en 2008, se ha registrado una caída progresiva en las muertes maternas, aunque la tasa sigue siendo una de las más altas de África occidental. AP News cita datos oficiales que muestran cómo los partos atendidos por personal calificado pasaron de menos del 50% a superar el 70% en zonas donde funcionan las “escuelas para maridos”.
No obstante, los avances conviven con resistencias. Muchas familias rurales continúan considerando que el embarazo es un asunto exclusivamente femenino, y en algunos casos los maridos rechazan asistir a las charlas. “Es difícil cambiar de un día para otro lo que se transmite de generación en generación Es difícil cambiar de un día para otro lo que se transmite de generación en generación
”, explicó a AP el médico senegalés Amadou Ba, que coordina uno de los programas en la región de Tambacounda.
El desafío también es estructural: los centros de salud están lejos de las aldeas, el transporte es caro y el sistema sanitario enfrenta carencias de equipamiento. Incluso con hombres más sensibilizados, la distancia entre la teoría y la práctica puede resultar mortal para muchas mujeres.
Cambio cultural lento en Senegal
Pese a los obstáculos, el impacto social es notorio. En varias comunidades, las mujeres reportan que ahora sus esposos participan activamente en decisiones vinculadas al embarazo, la planificación familiar y la atención posparto. La iniciativa además abrió espacio para que se discuta la violencia doméstica y la distribución de tareas en el hogar, algo poco habitual en sociedades de fuerte tradición patriarcal.
“Si entendemos que la salud de nuestras esposas y de nuestros hijos depende también de nosotros, entonces estamos protegiendo a toda la familia”, dijo uno de los participantes citado por AP News.
El modelo senegalés ha despertado interés en países vecinos como Níger y Burkina Faso, donde ya se iniciaron experiencias piloto. Organismos internacionales como ONU Mujeres y la OMS destacan el programa como un ejemplo de cómo involucrar a los varones en la salud reproductiva.
Sin embargo, especialistas advierten que la sostenibilidad dependerá de que se fortalezcan simultáneamente los sistemas de salud, la educación sexual y las políticas públicas de género. “Las escuelas para maridos no pueden reemplazar un Estado presente; son un complemento valioso, pero no la solución total”, señalan expertos en salud global.