El expolicía argentino Miguel Etchecolatz, que acumulaba nueve condenas a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad perpetrados durante la última dictadura (1976-1983), falleció el sábado con 93 años de edad. "Condenado por centenares de crímenes de lesa humanidad, a los 93 años, murió el genocida Etchecolatz que hasta el último día mantuvo el pacto de silencio", anunció el sábado la entidad humanitaria Abuelas de Plaza de Mayo.
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Tras conocer la noticia, la referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Taty Almeida, afirmó que el genocida murió "sin arrepentirse de todos los crímenes que cometió" y que "jamás va a descansar en paz".
Etchecolatz, considerado un símbolo del aparato represivo de la dictadura que persiguió y asesinó a miles de disidentes, recibió su primera condena en 1986, enjuiciado por haber torturado a 91 personas durante el terrorismo de Estado.
Como director de investigaciones de la policía bonaerense entre 1976 y 1979, Etchecolatz estuvo a cargo de organizar "grupos de tareas" que secuestraron y torturaron hasta la muerte a miles de personas en el llamado "Circuito Camps", compuesto por 29 centros clandestinos de detención que funcionaron en Buenos Aires.
El represor también fue juzgado y condenado en un juicio en 2006 por el secuestro y torturas infligidas durante la dictadura al albañil Julio López, que fue secuestrado el 27 de octubre de 1976 junto con otros compañeros.
El albañil, cuyas cuatro declaraciones ante la justicia entre 1999 y 2006 fueron clave para incriminar a Etchecolatz, desapareció por segunda vez el 18 de septiembre de ese año, un día antes de que se difundiera la sentencia contra Etchecolatz.
Este hombre, que era un testigo clave en el juicio contra Etchecolatz y es considerado el primer desaparecido durante la democracia, salió de su casa hacia los tribunales y nunca llegó a destino.
Organizaciones de derechos humanos estiman que durante la dictadura unas 30.000 personas fueron detenidas-desaparecidas.
(Vía Sputnik)