En paralelo, el Gobierno español ordenó el zarpe del buque Furor, de la Armada, desde el puerto de Cartagena. El presidente Pedro Sánchez, en una declaración desde la Misión Permanente de España en la ONU, informó que la medida responde a la necesidad de “proteger una misión humanitaria ante riesgos inminentes”. El Furor, con experiencia en operaciones internacionales de escolta y rescate en aguas conflictivas, partirá este jueves 25 de septiembre rumbo al Mediterráneo oriental.
Coordinación diplomática y señales políticas
Fuentes oficiales señalaron que tanto Madrid como Roma coordinaron sus pasos con sus respectivos ministerios de Exteriores y Defensa. Ambos gobiernos insisten en que la presencia de sus buques responde exclusivamente a motivos humanitarios, aunque el movimiento también refleja un posicionamiento político en línea con la creciente presión internacional para poner fin al bloqueo israelí sobre Gaza.
El envío de embarcaciones militares no implica un respaldo bélico, sino una señal de respaldo a la sociedad civil internacional que impulsa estas misiones solidarias. No obstante, la advertencia de Israel de frenar la flotilla deja abierta la posibilidad de un choque diplomático o incluso militar en los próximos días.
Una larga historia de bloqueos
La flotilla Global Samud forma parte de una serie de campañas impulsadas por la sociedad civil internacional desde hace más de una década con el objetivo de romper el cerco impuesto a Gaza. A pesar de ser iniciativas no armadas y de carácter humanitario, en reiteradas ocasiones han sido interceptadas por la marina israelí, que considera estas acciones como una violación de su control marítimo sobre el enclave.
Para los organizadores, el viaje simboliza un acto de resistencia pacífica y un intento por visibilizar la crisis humanitaria en Gaza, donde la población enfrenta escasez extrema de alimentos, medicinas y electricidad. La presencia de buques españoles e italianos otorga a la misión una inédita cobertura internacional, aunque también incrementa la tensión en un Mediterráneo oriental donde se juega la entrega de ayuda y el debate global sobre el derecho a la asistencia humanitaria frente a los bloqueos militares.