El dilema de la cohesión nacional
Frente a la premisa de que una operación de alta visibilidad, al estilo del asesinato del general iraní Qasem Soleimani, podría cohesionar aún más al pueblo venezolano contra una amenaza externa, Serafino plantea que esta es «la gran incógnita de la operación de cambio de régimen». La pregunta clave, expone, es «¿hasta dónde es posible avanzar manteniendo un relato de triunfo, aunque sea relativo y parcial, pero evadiendo efectos contraproducentes importantes para la agenda de Washington?».El analista considera que «ese equilibrio, en términos de teoría de juegos y cálculo de costo-beneficio, no está del todo resuelto». Esta incertidumbre, intuye, explica por qué «el impulso desestabilizador se sigue basando en la triangulación de ataques a pequeñas embarcaciones, amenazas militares y operaciones psicológicas». Serafino identifica un patrón claro en los últimos meses: «primero un ataque ilegal, sanguinario y sin pruebas que vinculen a Venezuela en el Caribe, luego proyección de poder mediante movilización de activos militares ofensivos y, posteriormente, filtraciones que buscan intimidar al Gobierno y al país».
Mantener la conmoción y reiniciar el ciclo
Respecto a si toda esta estrategia constituye una operación psicológica para mantener un estado de máxima presión, Serafino afirma que se trata de una estrategia de este talante. Asimismo, detalla que se estaría empleando para «multiplicar el efecto de intimidación y cerco geopolítico» de eventos, como los ataques a embarcaciones. «Estas acciones por sí mismas, constituyen movimientos de presión y proyección de poder, pero sin una filtración de peso que impacte en la opinión pública y muestre a Washington dispuesto a ir más a fondo en la campaña de intimidación, esos actos suelen agotar su potencialidad intimidatoria muy rápidamente», analiza. La publicación en un medio de comunicación importante, en cambio, «mantiene la agenda en la palestra y a la opinión pública en estado de conmoción, mientras se reinicia la triangulación», lo cual caracteriza a la estrategia estadounidense.
Antecedentes históricos a los eventos actuales
Al revisar los antecedentes históricos de operaciones similares que hayan derivado en un cambio de régimen, Serafino esquematiza tres modelos de intervención estadounidense en América Latina: «el golpe de Estado tradicional (Guatemala, Brasil), la invasión militar punitiva (República Dominicana, Panamá, Haití) y la infiltración paramilitar con fines de guerra sucia». El especialista advierte que la aplicación mecánica de este formato tropieza con realidades venezolanas particulares. «Un extenso territorio, un entorno geopolítico manejable, un aparato defensivo sólido y una doctrina militar de defensa integral profundamente arraigada en el Gobierno, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y en las corrientes políticas patrióticas y soberanistas del país, que van más allá del chavismo», pondera.
La combinación de medidas defensivas como el Plan Independencia 200, la alerta ante movimientos militares extranjeros y la resiliencia demostrada frente a operaciones previas, configura un escenario donde, según Serafino, los embates encubiertos enfrentan obstáculos estructurales, que complican sustancialmente sus objetivos finales.»Es en esta singularidad donde encuentra la principal dificultad para Washington. No percibo que sea tan fácil y lineal traducir una operación encubierta» para buscar un cambio gubernamental, concluye.