Cuarenta y cuatro barcos viajan con alimentos y medicinas hacia la Franja de Gaza, en una misión internacional que Israel califica de “terrorista”. Entre los tripulantes, viajan parlamentarios de varias naciones. La tensión escala mientras la Marina israelí prepara un operativo militar para detenerlos, tratarlos como terroristas y encerrarlos en cárceles de máxima seguridad.
Una travesía bajo asedio
La Flotilla Global Sumud —una iniciativa de carácter humanitario integrada por activistas de 46 países— navega hacia Gaza con un cargamento de alimentos y medicinas destinado a la población civil. Tras casi un mes de viaje desde distintos puertos europeos, la caravana marítima integrada por unas 50 embarcaciones entró en la zona de mayor tensión: apenas 100 millas la separan de la costa palestina.
La misión, impulsada por organizaciones sociales y con el respaldo de figuras como la activista sueca Greta Thunberg, busca desafiar el bloqueo impuesto por Israel sobre la Franja desde hace más de 15 años. Sin embargo, Israel considera la operación un acto hostil y prometió impedir que los barcos crucen sus líneas de control.
Voces argentinas en la cubierta
Entre los tripulantes se encuentran la legisladora porteña Celeste Fierro y el diputado cordobés Ezequiel Peressini. En un mensaje difundido desde alta mar, Peressini relató que los barcos fueron rodeados por fragatas y submarinos israelíes: “Estamos literalmente cercados, han interceptado nuestras señales de Internet y radio. La intercepción es inminente”.
El parlamentario argentino denunció “un amedrentamiento muy agresivo” y advirtió que Israel ensaya “la detención y secuestro” de los navegantes. “Llamamos a la mayor movilización mundial y exigimos protección”, dijo.
Israel endurece su postura
El ministro de Seguridad Nacional israelí, Itamar Ben-Gvir, presentó un plan para detener a todos los activistas y recluirlos en cárceles de máxima seguridad, en condiciones reservadas a presos por terrorismo. “No permitiremos que quienes apoyan el terrorismo vivan con comodidad”, declaró.
La Marina israelí prepara un operativo con la unidad de élite Shayetet 13, especializada en abordajes de alto riesgo. La estrategia incluye trasladar a los navegantes a un buque militar y remolcar las embarcaciones al puerto de Ashdod. Algunas podrían incluso ser hundidas en el mar para impedir que alcancen Gaza.
Europa retrocede
La misión contaba en un inicio con respaldo parcial de naves de Italia y España, enviadas para prevenir un choque armado. Sin embargo, ambos gobiernos decidieron retirar la escolta. “No podemos poner en riesgo la vida de nuestros marinos”, justificó el canciller italiano Antonio Tajani, quien propuso que la ayuda se deposite en Chipre y sea entregada a través de canales humanitarios bajo supervisión israelí.
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, fue más tajante: pidió detener la misión para “no descarrilar los esfuerzos de paz” y advirtió que Roma no acompañará un intento de romper el bloqueo.
En España, la ministra de Juventud Sira Rego expresó preocupación y solidaridad: “La Flotilla pone en valor la situación que vive el pueblo palestino y el genocidio que se está cometiendo en Gaza. Ojalá no suceda nada”.
Ecos del Mavi Marmara
El recuerdo del asalto al buque Mavi Marmara en 2010, que dejó diez activistas turcos muertos tras una operación israelí en aguas internacionales, sobrevuela cada movimiento de la Flotilla Sumud. En aquel episodio, las Fuerzas de Defensa de Israel justificaron la violencia alegando que la nave transportaba armas para Hamás, algo que nunca se probó.
Nuevamente una misión civil de carácter humanitario se enfrenta a la maquinaria militar israelí, con la amenaza de un desenlace trágico.
Bajo fuego
La Flotilla Global Sumud se presenta como una acción “no violenta, legal y pacífica”. Sus organizadores recalcan que transporta exclusivamente ayuda humanitaria y que su propósito es visibilizar el impacto del bloqueo israelí, ilegal y genocida.
Sin embargo, en el tablero diplomático la iniciativa parece cada vez más aislada. Italia y España se retiraron de la escena, Turquía se desmarcó, y la fragata prometida por el presidente español Pedro Sánchez nunca llegó. “Los gobiernos cómplices del genocidio tienen las manos manchadas de sangre”, denunció Peressini.
Tensión creciente
Mientras la Cruz Roja suspende operaciones en Ciudad de Gaza por la escalada de hostilidades, la Flotilla continúa su avance. El ambiente entre los tripulantes oscila entre la esperanza y la resignación. “Queridos amigos, me temo que esta será la última carta que os escriba desde la Global Sumud Flotilla”, escribió uno de los navegantes. “Sabemos que nos espera una detención ilegal en aguas internacionales. Estamos preparados, no nos resistiremos, lo retransmitiremos al mundo”.