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Séptimo Diario

Meloni no disimula su fobia a Macron

Una grieta separa a la futura primera ministra italiana Meloni del presidente francés Macrón. ¿Habrá paz entre Roma y París?

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Meloni no disimula su fobia a Macron: ¿habrá paz entre Roma y París? Los temas interconectados y los compromisos probablemente harán que se imponga el pragmatismo en la relación bilateral. Italia necesita del voto de Francia para obtener los fondos de la Unión Europea.

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La extrema derecha italiana tiene un metejón negativo con Francia y sus gobernantes. Las salvas de ataques y hasta, a veces, de groserías nada comunes entre aliados de la Unión Europea sale casi siempre desde Roma hacia París. A la largo de la campaña electoral para las elecciones italianas ganadas por el partido posfascista Hermanos de Italia (27% de los votos y 44% para la alianza compuesta junto con la Liga de Matteo Salvini y Forza Italia de Silvio Berlusconi), su líder, Giorgia Meloni, criticó y hasta insultó varias veces al presidente francés Emmanuel Macron.

Aunque luego de su victoria probó reanudar la relación, por el momento el silencio es casi total. Nadie ve por dónde podría correr un soplo de diálogo con una dirigente que es, en lo más concreto de su programa, anti europea y anti Macron. El jefe del Estado francés es laico, pro europeo y defiende los derechos cívicos. Meloni, en cambio, es anti LGTB, está contra el aborto y no cesa de repetir “Dios, Patria y Familia” como guía de su programa. Según fuentes del palacio presidencial francés, ”en cuanto sea nombrada oficialmente Presidenta del Consejo italiano el proceso institucional y diplomático se pondrá en marcha…con pragmatismo”.

Retórica tradicional de la izquierda

La primera ministra francesa, Elisabeth Borne, sólo comentó que “En Europa nosotros defendemos valores y cada Estado debe inscribirse en el marco de esos valores: Estado de Derecho, Derechos Humanos, respeto del derecho al aborto”. Para criticar a Macron, con tono enojada y tensa, Meloni se ha subido a las retóricas tradicionales de la izquierda como son las críticas contra el colonialismo consubstancial, los bombardeos en Libia –organizados por el ex presidente francés Nicolas Sarkozy con el respaldo de las Naciones Unidas y la OTAN—que terminaron con la vida y el mandato de Mouhamar Gadafi. En los últimos años, Meloni repitió en varios videos publicados en Twitter que esos bombardeos ”Desencadenaron el caos migratorio en el cual nos encontramos. Macron es un cínico”. Más adelante, Meloni repitió “es vomitivo cómo Francia sigue explotando a África”. ¿ Guerra o paz entre los dos países ?.

”El realismo se impondrá seguramente”, dice el senador y presidente del grupo Francia / Italia en el Senado Hervé Marseille. El responsable político francés reconoce que “La Señora Meloni es bastante crítica con Macron y los franceses. A menudo ataca a Francia a propósito de sus posiciones en torno a la inmigración”. Sin embargo, pese a ello, Meloni está obligada a entenderse con Macron y los europeos. Hervé Marseille recuerda que “en las últimas semanas Meloni suavizó su posición porque no puede permitirse ponerse en contra las instituciones europeas. En el plan de reactivación europeo destinado a Italia hay más de 200 mil millones de euros. Y Meloni necesita ese dinero”.

Antes de que los partidos de derecha y de ultraderecha ganaran las elecciones italianas Emmanuel Macron no hizo comentarios. Luego de la victoria se limitó a decir que “respetaba” la decisión de los electores. Sin embargo, durante la campaña electoral, sus allegados se pronunciaron claramente. Stéphane Séjourné, secretario general del partido presidencial Renacimiento, dijo en un momento “tememos que con Meloni haya una Italia alineada con la Hungría de Victor Orban”. De hecho, la victoria de la coalición fascista fue un severo golpe tanto para Europa como para París. Emmanuel Macron se entendía muy bien con el ex Presidente del Consejo Mario Draghi. París y Roma habían incluso llegado a pactar una alianza tan sólida como la del eje franco-alemán.

París y Roma pasan en adelante de la luna de miel a la luna de hiel. No obstante, por ambas partes, son tales las necesidades, los temas interconectados y los compromisos que el pragmatismo pulirá las ofensas del pasado y las tensiones. Italia y Francia se entenderán formalmente, aunque se “desprecien” en silencio. Hay, en ambos casos, un enorme caudal de cinismo: uno, por parte de Meloni, que copia la retórica de las izquierdas para focalizar odio contra Macron por los temas migratorios y europeos: dos, por parte de París, cuya postura ante la ola de migrados en el Mediterráneo no ha sido ni todo lo solidaria ni todo lo respetuosa con los derechos humanos. Muy por el contrario.

En todo caso, no es menos cierto que la ultraderecha italiana tiene una suerte de pasión negativa con Francia. En enero de 2019, cuando, en Francia, la crisis de los chalecos amarillos estaba en uno de sus momentos más fuertes, dos miembros del gobierno italiano de entonces, Matteo Salvini, líder de la ultraderechista La Liga, y Luigi Di Maio, jefe del Movimiento 5 Estrellas, se metieron de lleno en la crisis francesa. El primero, Salvini, pidió que Macron renunciara a la presidencia mientras que el segundo, Di Maio, les ofreció a los chalecos amarillos una suerte de “caja de útiles” para estructurar su movimiento. ”Cuando más rápido se vaya a su casa, mejor será”, había dicho el entonces vice primer ministro Salvini refiriéndose a Macron, a quien, además, acusó de “gobernar contra su pueblo”. Luego, Di Maio, también vice primer ministro del mismo gobierno, declaró “chalecos amarillos ¡ no se rindan !” y les ofreció un dispositivo presente en internet para que se organizaran.

En 2019, justo antes de las precedentes elecciones europeas, el mismo Emmanuel Macron sacó la teoría de la confrontación entre un “eje progresista y otro nacionalista de extrema derecha”. Esa tragedia política es una realidad cada vez más fuerte con el empuje de las ultraderechas en Europa: son cínicas, de mala fe, racistas, violentas, elitistas y mucho más liberales de lo que sus retóricas dejan ver. No quedan muchos adversarios para combatirlas. El antifascismo se esfuma, las izquierdas están heridas, las derechas titubeantes y los liberales participan a su manera en la expansión del demonio renovado.

La confrontación Meloni / Macron escenifica toda esa mezcolanza de corrientes que lleva a muchos progresistas a estar de acuerdo con Meloni porque fustiga el liberalismo de Macron o las políticas migratorias de París. De paso se olvidan de que Giorgia Meloni es una ardiente adepta de la teoría reinventada en Francia (Renaud Camus) sobre el reemplazo de la civilización occidental por la migración musulmana. Hoy está de moda en todo el planeta. Las ultraderechas son hábiles pescadoras de ideas tanto más fructíferas cuanto que ya pocos se acuerdan de donde provienen. En cuanto a los ataques de Meloni a Macron, fueron solo un ensayo electoral. Necesita el voto de su “enemigo” liberal para obtener los fondos de la Unión Europea.

Por Eduardo Febbro (vía Página 12)

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