La publicación provocó un fuerte repudio y la madre del niño exigió su eliminación. Ante la negativa del mandatario, la familia presentó una acción judicial para resguardar la integridad de Ian.
La defensa de Milei y el aval judicial
En la causa, Milei argumentó que su cuenta en redes es personal y no institucional, y que un reposteo no lo convierte en coautor del mensaje original. También sostuvo que la exposición pública de Ian como activista lo coloca en el terreno del debate político.
El juez hizo suyos esos argumentos. Recondo señaló que el mandatario actuó desde su “cuenta privada” y que sus expresiones no deben confundirse con actos de gobierno. Además, consideró que la crítica estaba dirigida al periodista y no al niño. Para el magistrado, ordenar la eliminación del tuit hubiera significado un límite indebido a la libertad de expresión.
Una decisión con consecuencias sociales
El caso abrió una discusión más amplia que trasciende lo judicial: ¿qué lugar ocupa el respeto por la niñez en una sociedad cada vez más atravesada por la violencia en redes? Para las organizaciones que trabajan en discapacidad y derechos humanos, el fallo legitima que el presidente de la Nación pueda confrontar públicamente con un niño y ampararse en la libertad de expresión.
Mientras tanto, la familia de Ian insiste en que la publicación no solo expuso al menor al hostigamiento digital, sino que también deslegitima su activismo en favor del autismo.
La resolución judicial, lejos de cerrar el tema, deja planteada una incómoda pregunta: ¿hasta dónde llega el derecho de un presidente a expresarse en redes sociales cuando del otro lado hay un niño de 12 años?