Donald Trump recibió un nuevo revés judicial con la negativa a su apelación de la sentencia que lo condenó por abusar sexualmente de la periodista E. Jean Carroll en 1996.
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"Tras la revisión, concluimos que el señor Trump no ha demostrado que el tribunal de primera instancia cometiera error en ninguno de los fallos impugnados", determinó el tribunal, confirmando el pago de dos millones de dólares por el abuso sexual y tres millones más por la difamación.
Durante el juicio, la escritora relató que Trump la agredió sexualmente en el probador de una tienda, y que luego de hacer pública la denuncia, el expresidente la difamó en los medios. En este proceso inicial, que duró nueve días, el presidente electo se negó a asistir al tribunal y optó por no testificar.
Trump, que emergió victorioso en las elecciones presidenciales de este año, aún no reconoce la veracidad de estos hechos, y sostiene hasta hoy que ni siquiera conoce a Carroll.
A pesar de que los abogados de Trump continúan apelando este veredicto, la decisión del lunes representa un duro golpe para su defensa, que está respaldada en la invalidez de la sentencia inicial sobre el abuso sexual.
Argumentos del tribunal
El panel de tres jueces del Segundo Circuito rechazó todos los argumentos de la defensa, concluyendo que no se logró probar que hubiera habido un error grave en el juicio original que justificara un nuevo juicio. Además la Corte consideró que los testimonios de otras mujeres y la grabación de la conversación de Trump fueron admitidos como evidencia pertinente para establecer un patrón de conducta del acusado.
El tribunal explicó que la combinación de estos testimonios y la grabación de audio permitía al jurado inferir que Trump había adoptado una conducta similar con otras mujeres, un patrón de contacto físico abrupto y no consentido hacia mujeres que apenas conocía.
Por su parte, Carroll expresó que la difamación y el abuso que sufrió a manos de Trump cambiaron profundamente su vida. Durante ambos juicios, Carroll reveló que las amenazas de muerte y la condena pública a la que fue sometida la llevaron a vivir con temor, afectando su bienestar emocional y social. Sin embargo la decisión del tribunal fue un alivio para ella, no solo por el aspecto económico, sino también por el reconocimiento de la gravedad de los abusos que sufrió.