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Mundo

Estados Unidos y los perros de la guerra

Ucrania: sangre y negocios para la guerra

El complejo militar industrial de los Estados Unidos es el principal ganador en la guerra de Ucrania

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Basta conocer las impresionantes cifras-, principalmente en armamento militar-, que ha dispuesto Estados Unidos para apoyar al gobierno y el ejército de Ucrania , para calibrar la magnitud de las ganancias de las industrias armamentistas norteamericanas, algunos de cuyos directores forman parte o han formado parte de las jerarquías de la administración y particularmente de las agencias de seguridad, de inteligencia, de defensa, del Pentágono y el Departamento de Estado.

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Las cotizaciones en bolsa de muchos de los principales fabricantes de armas se dispararon el último febrero luego que comenzó la invasión rusa de Ucrania

Algunas de estos fortísimos contratistas que determinan y condicionan los extremos de la política de defensa y las relaciones internacionales de EEUU, están vaciando sus depósitos y las reservas que sobraron de la recientemente finalizada guerra de Afganistán para ponerlas en circulación de manera de comercializarlas para ponerlas en operación en la guerra de Ucrania

Desde los primeros años de la última década del siglo pasado en que desapareció la Unión Soviética. Estados Unidos procuró desarticular la economía, las instituciones y el poder de Rusia con el propósito de humillarla e impedir su resurgimiento como una potencia desequilibrante en la geopolítica mundial y especialmente en Eurasia.

A partir del 2014 en que ocurre el golpe de estado en Ucrania y se construye una nueva institucionalidad en ese país, asistimos a un inocultable y persistente hostigamiento a Rusia que se mantiene hasta febrero de 2022.

La misma ya lleva por lo menos 8 años y es inspirada por los sucesivos gobiernos de los Estados Unidos .que mantiene asesoramiento militar en Ucrania y dispositivos de inteligencia y preparación, además de laboratorios biológicos cuyas características aún son objeto de investigación por los entidades rusas que disponen de los elementos capturados por sus unidades de combate.

Durante ese lapso el ejército ucraniano y las unidades paramilitares nazis asimiladas a las fuerzas regulares, atacaron las zonas rusoparlantes del Este de Ucrania, causando innumerables bajas civiles, destruyendo viviendas, edificios públicos, infraestructura militar y civil, hospitales y escuelas.

Desde fines del año pasado, el ejército ucraniano desplegó tropas y armamento militar en el límite fronterizo con estas zonas que se habían proclamado como Repúblicas independientes y amenazó invadirlas de manera de alarmar a las unidades de frontera rusas en los límites con Rusia.

Simultáneamente, el gobierno de Ucrania proclamaba su deseo de entrar en la OTAN y su disposición a desarrollar armamento nuclear, utilizando las capacidades tecnológicas heredadas de los tiempos de la Unión Soviética.

Mientras sucedían incidentes permanente en Dombas y Lugansk, las Repúblicas rusoparlates del este, quienes eran víctimas de los bombardeos del ejército ucraniano, la OTAN continuaba desarrollando bases militares en la frontera con Rusia de todos aquellos países de la era soviética que se había incorporado a su dispositivo militar

Habiendo Rusia advertido que no toleraría otro desplazamiento de la OTAN hacia el Este que la frontera con Ucrania y percibiendo en forma inocultable que se estaba ante una provocación con serios riesgos para la seguridad de Rusia, el gobierno Ruso inició la operación militar que comenzó el 24 de febrero y que hoy llamamos la guerra de Ucrania.

La decisión de Putin y su gobierno de iniciar la invasión, su justificación política y militar , así como las consecuencias de la operación militar iniciada es motivo de debate y admite miradas diferentes, aun en quiénes no encuentran motivos ni justificación alguna para el inicio de ninguna guerra

Desde el comienzo de la invasión rusa a Ucrania el 24 de febrero el gobierno de EEUU ha enviado ingentes recursos de apoyo económico y militar a Ucrania que excede ampliamente lo previsto y que amenaza convertirse en un flujo continuo.

Inicialmente el Congreso autorizó un fondo de 3.500 millones de dólares, el que se fue desembolsando en aportes sucesivos en los últimos días de febrero, marzo y abril de 2022, en partidas de 350 , 800, 500, 750, y 150 millones de dólares según fuera anunciando el presidente Jose Biden o diferentes agencias de su administración

A mediados de marzo el Congreso de EEUU autorizó 13.500 millones de dólares adicionales en ayuda económica, humanitaria y principalmente militar

Según informara CNN: “unos 6.500 millones de dólares, aproximadamente la mitad del paquete de ayuda, se destinarán al Departamento de Defensa de Estados Unidos para que pueda desplegar tropas en la región y enviar equipos de defensa a Ucrania“.

Los datos que mencionamos y que fueran divulgados por el analista norteamericano Glenn Greenwald en la publicación digital Extramuros destaca además que éstas enormes cifras que están consignadas por documentos oficiales, se quedan muy cortas frente a el anuncio de que la administración Biden está pidiendo al Congreso 33.000 millones más “para responder a la invasión rusa” más del doble de los 14.000 millones de dólares de ayuda autorizados hasta ahora.

La Casa Blanca ha reconocido que la gran mayoría de ese nuevo paquete de gastos se destinará a la compra de armamento y otros activos militares: “20.400 millones de dólares en asistencia militar y de seguridad adicional para Ucrania y para los esfuerzos de Estados Unidos para reforzar la seguridad europea en cooperación con nuestros aliados de la OTAN y otros socios de la región Semejante gasto militar ha empezado a preocupar a la comunidad internacional porque la guerra aún no lleva tres meses y algunos analistas del propio Departamento de Estado presagian que su duración puede prolongarse por años

Si se cuenta sólo lo que la prensa ha divulgado, lo invertido en la guerra de Ucrania ya supera los 50.000 millones de dólares.

Esto es más que 10 años del presupuesto militar de Ucrania y supera en sólo tres meses lo que EEUU gastó en la guerra de Afganistán, guerra que duró veinte años

No hay ninguna razón para que Estado Unidos se involucre cada vez más en éste conflicto, no hay causa para suponer que esté en peligro su seguridad nacional, ni amenaza alguna que pueda merecer ninguna verificación

Aún más sorprendente es que la cantidad total gastada por Estados Unidos en la guerra entre Rusia y Ucrania en menos de tres meses se acerca al presupuesto militar total de Rusia para todo el año (65.900 millones de dólares).

Mientras Washington describe a Rusia como una especie de amenaza grave y existencial para Estados Unidos, la realidad es que Estados Unidos gasta en su ejército más de diez veces lo que Rusia gasta en su defensa cada año. De hecho,-dice Greenwald, Estados Unidos gasta tres veces más que el segundo país que más gasta en ejército, China, y más que los siguientes doce países juntos.

Lo más sorprendente es que los líderes Republicanos y demócratas en el Congreso acogieron la propuesta de Biden y subieron la apuesta elevando a 40.000 millones de dólares, sin siquiera analizar las razones últimas para haberse involucrado en éste conflicto que amenaza escalar hasta límites hasta hace unas semanas inimaginables.

Lo que sí parece evidente es que la industria que produce y comercializa armamento bélico es la que más se beneficia con la guerra de Ucrania.

Tan es así que altos funcionarios de Defensa de EEUU han alentado a las principales empresas productoras de armamento a acelerar la producción y el desarrollo de nuevos diseños más letales y sofisticados, desarrollos que se consideran vitales para responder a la guerra de Ucrania y para la preparación y la seguridad de EEUU y sus aliados.

De hecho, de tanto transferir equipo militar a Ucrania, Estados Unidos ha agotado sus propias reservas, necesitando su reposición con compras masivas del gobierno.

Ni el más imaginativo pudo pensar que iba a ser más equilibrado Trump que Biden en el manejo de un conflicto de este calibre, máxime que Obama se había negado a introducir material de guerra en Ucrania por sostener que allí no radicaban intereses vitales para la seguridad de EEUU unidos y por el contrario los rusos podían ser muy sensibles por un eventual compromiso de su seguridad. Ni el más imaginativo pudo imaginar la inmensa fortuna que se iba a embolsar la industria militar que hace unos meses lamentaba haber perdido en Afganistán su principal mercado de armas.

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