Bajo el lema «paren de matarnos», centenares de personas, con el apoyo igualmente de partidos de izquierda, se congregaron en la avenida costanera que va de Ipanema a Leblon, dos de los barrios más pudientes de la ciudad, próximos a populosas favelas como Rocinha, Vidigal o Cantagalo.
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«Acaben con el genocidio de las favelas», reclamaron los manifestantes, que acusan a Witzel de promover una política de gatillo fácil para acabar con la criminalidad galopante de Río.
Según el Instituto de Seguridad Pública (ISP), 558 personas fueron abatidas en operaciones policiales en este estado entre enero y abril, un récord para ese periodo desde 1998, con un aumento de 19% respecto al año pasado.
Uno de los oradores, André Constantine, del movimiento “la favela no se calla”, denunció “una política de guerra contra las drogas con trasfondo de genocidio del pueblo negro”.
“Cada 23 minutos, un joven negro muere asesinado en Brasil. Y de cada 100 personas asesinadas en Brasil, 77 son negras”, afirmó.
Los manifestantes expresaron preocupación por la flexibilización del porte de armas decretado por Bolsonaro, que podría beneficiar a las milicias parapoliciales que dominan vastas zonas de Río.
Y cuestionaron el proyecto de ley anticrimen presentado por el ministro de Justicia y Seguridad Pública, Sérgio Moro, que prevé reducciones de pena, o incluso la absolución, de agentes que usen sus armas en situaciones «de miedo excusable, sorpresa o emoción violenta».