Tras dos jornadas de multitudinarias manifestaciones, hoy está previsto un paro Nacional en Chile como parte de las protestas que desde hace 11 días mantienen contra las cuerdas al gobierno de Sebastián Piñera.
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El paro fue convocado por Unidad Social, plataforma de más de 70 organizaciones sociales y sindicales que agrupa a trabajadores de sectores como salud, educación, comercio, banca, industria, entre otros.
Los convocantes al paro reclaman que se legisle de forma inmediata sobre el aumento del salario y las pensiones mínimas para todos los trabajadores, reconocimiento a la plena libertad sindical, respeto del derecho a huelga, servicios básicos protegidos y tarifas justas del transporte público, entre otras.
En lo político sobresale la exigencia de crear una nueva Constitución de la República mediante una Asamblea Constituyente, que sustituya a la actual carta magna, que data de la época de la dictadura de Augusto Pinochet.
En su convocatoria Unidad Nacional llamó a los chilenos a participar en la protesta en todas las formas según sus posibilidades, ya sea realizando asambleas fuera de los centros de trabajo, ausentándose de sus puestos de labor y cacerolazos, entre otras manifestaciones de rechazo a las políticas actuales del gobierno.
También proponen una ‘huelga de consumo’ este miércoles absteniéndose de hacer compras y todo tipo de acciones anticonsumistas.
Está previsto asimismo que a partir de las 11:00 hora local, se realicen marchas y concentraciones en todas las ciudades del país, y en la capital todos están convocados a la Plaza Italia, acciones que continuarán a lo largo del día y que cerrarán a las 20:00 con un gran cacerolazo nacional.
Las multitudinarias manifestaciones populares estallaron el 18 de octubre tras anunciar el gobierno un aumento en el precio del Metro de Santiago, medida que colmó la copa para la gran mayoría de los chilenos, cansados de políticas que benefician a los más ricos en detrimento de las grandes mayorías en un país considerado entre los más desiguales del mundo.
La revuelta social, de dimensiones nunca vistas en Chile, según observadores, llevo al gobierno de Sebastián Piñera, primero, a intentar criminalizar a los manifestantes, y ante el aumento del clamor popular a tratar de aplacar los ánimos con medidas paliativas que no han convencido a la mayoría.
Incluso, el lunes último el mandatario realizó un reajuste en su gabinete, considerado por muchos un cambio de rostros que difícilmente puedan asumir las transformaciones que reclaman en la calle cientos de miles de personas sin temor a la violenta represión de las fuerzas policiales.