Brechner aseguró en ese sentido que ha quedado demostrado con el Plan Ceibal que la tecnología “favorece a los sectores más humildes porque son los que eventualmente tienen menos apoyos”.
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El experto afirmó además que en función de que “todos los niños son distintos”, la tecnología permite empujar “a unos más que a otros […] Hay que tratar de personalizar la educación para que cada uno pueda rendir lo máximo”.
La que sigue es la entrevista que concedió a Caras y Caretas en su despacho del edificio Los Ceibos, del Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU), en el que se encuentran diseminados antiguos modelos de computadoras.
¿Si tuviera que resumir lo logrado hasta ahora por el Plan Ceibal, qué destacaría?
El Plan Ceibal tiene como uno de sus logros más importantes la equidad. Los niños más humildes no tenían acceso a la tecnología y hoy la tienen; la brecha digital no existe más a nivel de los niños. En 2007 cuando empezó en plan, solo uno de cada diez niños del quintil más pobre tenía acceso a tecnología, mientras que en los hogares más favorecidos, lo tenían nueve de cada diez. Cuando hablo de tecnología, me refiero a una laptop. Hoy esa diferencia no existe.
El segundo aspecto es que permitió resolver problemas que en Uruguay generaban gran inequidad, como es el acceso a los libros. Hoy todos los niños de la educación pública de Uruguay tienen acceso a textos también gracias a las computadoras del Plan Ceibal. Esto no garantiza que se lea más o se lea menos, pero las condiciones de igualdad están.
Otro tema que hemos resuelto es la enseñanza de inglés. En Uruguay no hay suficientes docentes de esta materia. Hasta que empezamos a usar el Plan para enseñar inglés, solo 30.000 niños de cuatro, quinto y sexto podían aprender ese idioma. Ahora, a través de videoconferencias, 115.000 niños de esos niveles de primaria aprenden inglés, lo que nos permite pensar en el objetivo de tener niños bilingües.
La tecnología nos resuelve problemas como es la enseñanza del inglés o ayuda a dinamizar las pedagogías, como la robótica.
Otro ejemplo es la posibilidad de enseñar a 1.700 grupos, unos 40.000 niños de cuarto, quinto y sexto, a desarrollar el pensamiento computacional a través de videoconferencias. Y esto puede crecer porque la tecnología permite que algunos temas que no se podían resolver se resuelvan de esta manera.
Pero también hemos promovido el uso de las plataformas de matemáticas y se ha demostrado que aprenden más los niños que las usan que los que no lo hacen.
Y, además, los niños de hogares más pobres aprendieron más que los que viven en hogares más favorecidos. En este caso, la tecnología ayudó a los niños más vulnerables. Y esto está sucediendo en muchos países del mundo, la tecnología favorece a los sectores más humildes porque son los que eventualmente tienen menos apoyos.
En todo esto el Ceibal ha sido una solución. No ha sido el único, ya que también están los maestros, las instituciones, los centros educativos que se subieron a estos proyectos.
¿Los docentes qué papel han jugado? ¿Ha habido involucramiento del sector docente?
Los docentes han usado fuertemente la tecnología. Lo que sucede es que, al principio había más rechazo, más miedo. Hay de todo, no solo que los jóvenes usan la tecnología y los mayores no. Yo soy viejo y es obvio que uso la tecnología. Cuando el docente ve que la herramienta es útil, se sube. Si es difícil de usar, no la usa.
Si es fácil de usar y los docentes le ven utilidad, la usan. La plataforma de manejo de aula en primaria la usa más de 50% de los alumnos y los docentes, y nada de ello es obligatorio. El docente debe ver cómo lo que se le ofrece está relacionado con su clase y si le permite incentivar a los alumnos en la tarea.
¿A qué nivel se encuentra desarrollada la robótica entre el alumnado?
Hoy hay miles de alumnos en los diversos niveles trabajando en robótica e incluso han ganado premios en la NASA. Quienes hacen ese trabajo son los docentes de aula. Nosotros ayudamos, estamos ahí, formamos, pero el trabajo lo hace el docente de aula.
Otro trabajo muy fuerte que estamos haciendo es en la denominada Red de Aprendizaje. Tenemos 600 centros educativos trabajando en proyectos, haciendo trabajo en pensamiento crítico y analizando lo que el mundo necesitará en los próximos 15 o 20 años.
Los docentes se han subido fuertemente. Hicimos un evento en el Antel Arena en el que participaron 5.200 docentes que fueron a ver cómo se está trabajando. Allí expusieron los propios docentes, los alumnos y expertos internacionales.
Hay que tener en claro que los ejes del cambio siempre son los docentes.
Si tuviera que pensar en lo que se deberá hacer en el futuro, qué cree que falta?
Cuesta mucho porque nadie podía imaginar lo que ha cambiado el mundo en los últimos años. Si en el año 2007 alguien hubiera dicho que estaríamos viviendo lo que estamos viviendo en 2019, habría sido difícil creerle. Para hacerse una idea, YouTube, Facebook, Twitter, Instagram, eran redes que casi no existían. Las redes sociales no eran lo que son hoy. Tampoco existía el celular como lo conocemos, que ahora ha pasado a sustituir a la computadora y por eso la gente gasta lo que gasta en un celular.
Nos queda muchísimo por hacer porque vamos a un mundo en el que la formación de la gente debe ser continua, en la que no sabemos qué mundo van a encontrar los niños que entraron a la escuela en 2018 y en el que se van a perder trabajos -no tantos como se dice-, pero se van a perder como consecuencia de la automatización.
Por eso necesitamos un joven con pensamiento crítico, que sepa resolver problemas y no que sepa las cosas de memoria. Y allí la tecnología ayuda y motiva. Por ejemplo, en una escuela de Maroñas los niños construyeron un sistema de riego para poder regar su huerta, pero para poder hacerlo, estudiaron la altura de los techos, su inclinación; pidieron un dron para poder ayudarse. De esa manera aprenden física, aprenden matemáticas y hasta geografía.
En el liceo 71, que queda cerca del viaducto del Paso Molino, usan la cocina para estudiar geografía, ya que estudian los platos típicos de cada zona.
Son cosas que para el futuro que se viene hay que cambiar. Hay que modificar la forma de enseñar y hacer que los estudiantes estén más motivados. Queda por hacer mucho. Todos los niños son distintos y a unos hay que empujarlos más que a otros, y eso es algo que la tecnología nos permite hacer. Hay que tratar de personalizar la educación para que cada uno pueda rendir lo máximo.
La educación se industrializó en la época de la Revolución Industrial porque los requerimientos eran similares para todos. Pero hoy la sociedad ha cambiado y es necesario permitir que aprendan a diferentes ritmos. Y eso, para un maestro, es muy difícil de lograr. La tecnología ayuda, ya que piensa en el beneficiario final, que es el estudiante. Los docentes son imprescindibles porque son los que se relacionan con los estudiantes; lo que tenemos que hacer es buscar las herramientas para hacerle más fácil la vida al educador.
¿Y qué sucede en el mundo?
Todos están buscan cómo resolver estos problemas. En los problemas que presenta la vida real está trabajando Finlandia, Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Canadá, Holanda, Hong Kong y Uruguay. Todos tenemos el mismo problema: discutir cómo avanzamos. Hay muchísimo por recorrer. Los dispositivos y la tecnología los tenemos; el tema es trabajar en las herramientas que los docentes tienen a su disposición para enseñar.
¿Uruguay está entre los que más han apuntado a este tema?
Sí, estamos entre los países que mejor han resuelto la inserción de la tecnología en el mundo educativo. Cuando nos invitan de otros países a exponer lo que hemos hecho, no lo pueden creer. Hemos avanzando a pesar de un millón de dificultades. El año pasado, el Foro Mundial de la Educación lo abrió el ministro de Educación de Inglaterra y, en segundo término, lo hicimos nosotros, exponiendo sobre el Plan Ceibal y cómo será la cuarta Revolución Industrial.
Eso sí, la tecnología es una condición necesaria, pero no suficiente, para que algunas cosas se puedan hacer, ya que para lograrlo se requiere de los docentes.
En Uruguay no es fácil hablar de esto porque somos un país que ve el vaso medio vacío. Y en el Ceibal siempre preferimos ver el vaso medio lleno.
¿Hay equilibrio entre lo que se hace en el sector público y el privado?
Salvo en el acceso a los libros de texto, todas las demás plataformas tienen libre acceso para el sector privado. Tenemos muchos colegios privados que son parte de lo que hacemos, por ejemplo, formando sus docentes. Nos reconocen el liderazgo que tememos. Además, hay casos como el de los liceos Jubilar o Impulso, que acceden al Ceibal como si fueran de la educación pública. Lo mismo para los niños que están becados en los colegios privados; tienen acceso a nuestras computadoras. La educación es una sola. Queremos que todos los centros educativos, públicos o privados, usen nuestras tecnologías.
Se viene una elección nacional. ¿Qué espera que pase con el Plan Ceibal si hay cambio de gobierno?
No es la primera vez que hay elecciones nacionales. Por lo que se ha escuchado, todos los partidos quieren seguir haciendo cosas a partir del Plan Ceibal. Con este plan se instalaron una serie de privilegios que pasaron a ser derechos y hoy es una política pública. Me cuesta que alguien diga que vamos a eliminar el Ceibal. La gente en Uruguay es sensata y, más allá de los énfasis que se le puedan dar, todos los candidatos tienen una visión favorable de los beneficios que tiene la aplicación de la tecnología en la educación.