La nueva crisis que enfrenta el gobierno se desencadenó el pasado miércoles con la renuncia de Francisco Bustillo a la Cancilleria, luego de que se conocieran las conversaciones vía WhatsApp que mantuvo con la exvicecanciller Carolina Ache, a quien le sugirió eliminar audios que contenían información de interés para la investigación del caso Marset.
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El mismo día, tras la declaración de Ache en Fiscalía, se supo que antes de la interpelación por el caso Marset, varios jerarcas se reunieron en una casona propiedad del Ministerio del Interior en el Prado, para elaborar la estrategia con la que enfrentarían a la oposición durante la discusión parlamentaria. Allí estuvieron Heber, Bustillo, Maciel, Ache y Roberto Lafluf, asesor de comunicación para el presidente.
También se supo que Lacalle Pou participó de ese encuentro durante unos minutos, que llegó sobre el final la reunión. Ache dijo que en esa reunión se acordó la eliminación de chats.
Este sábado Lacalle Pou llegó de su viaje por Estados Unidos y, tras mantener varias reuniones con la coalición de gobierno y el presidente del Frente Amplio, informó sobre las renuncias de Heber, Maciel y Lafluf. Deslindó su responsabilidad en los últimos hechos y manifestó confianza en que los exjerarcas tampoco tenían nada que ver con la entrega del pasaporte.
¿Crisis política o institucional?
Para el politólogo Gabriel Delacoste “no hay dudas de que el gobierno enfrenta una crisis política que no comenzó ahora, sino que lleva casi un año”. Esta crisis, a su entender, “involucra a un Poder Ejecutivo que acumuló problemas con la ley, mentiras el Parlamento y apartamiento de las normas más elementales por parte del entorno directo del presidente”.
Consultado sobre los efectos que pueden tener las últimas derivaciones del caso Marset en la imagen del Gobierno, expresó: “No soy capaz de predecir qué van a decir las encuestas en dos meses, pero observando la simple gravedad del caso, creo que estamos ante el quiebre de la credibilidad del presidente. La estrategia que viene usando Lacalle Pou, que es decir que no sabe nada de lo que pasa en ningún lado, no puede funcionar cuando hay una denuncia de que se cometieron ilícitos o bien en su presencia, o bien con su anuencia directa”.
En tanto, el politólogo Antonio Cardarello coincidió en que el gobierno enfrenta “una crisis política importante” y que se trata de “la más dura que ha tenido que sobrellevar”. “Hasta ahora parecía que episodios como el de los pasaportes o la renuncia de Irene Moreira al Ministerio de Vivienda y el amague de que Cabildo podía abandonar la coalición eran los casos más graves, pero la situación actual es mucho peor por las implicancias que tiene, por las personas que abarca y por la cercanía con el presidente de la República”.
Sobre la posibilidad de que exista también una crisis institucional, Cardarello opinó que "no va a llegar a una crisis institucional in sensu porque, si bien es un es un problema grande, todo hace suponer que se va a quedar en una crisis política y que no va a afectar el sistema democrático. Por las declaraciones que hizo el Frente Amplio, no manejan la posibilidad de hacer un juicio político al presidente o de pedir su destitución, que sería el caso más extremo”.
No obstante, aseguró que los últimos acontecimientos son suficientes como para “erosionar” las instituciones. “El hecho de que jerarcas del gobierno hayan ocultado información y que se le haya mentido al Poder Legislativo en una interpelación, genera cierta erosión en las instituciones y en la credibilidad en el sistema democrático por parte de sectores de la población que tienden a simplificar el problema poniendo a todo el sistema político dentro de la misma bolsa con frases como todos los políticos son corruptos, solo velan por sus propios intereses”.
Consultado sobre si la crisis actual puede impactar negativamente en la imagen de Lacalle Pou, Cardarello manifestó su incertidumbre al respecto, en el entendido de que “una cosa la popularidad de la figura del presidente y otra cosa es la gestión del gobierno”. Y profundizó: “La figura del presidente parece estar gozando todavía de buena salud, situación que se da en todos los periodos de gobierno. Los presidentes arrancan con índices de aprobación más altos, incluso que la votación que tuvieron para acceder al cargo. En este caso, Lacalle Pou se vio beneficiado por el efecto de la pandemia, ya que en momentos de crisis la gente suele encolumnares detrás del gobierno y luego, en general, se experimenta una caída. Posteriormente, hacia el final de la gestión, la visión positiva del mandatario tiende a incrementarse otra vez porque no está directamente implicado en la contienda electoral por lo cual aquellos que a van a votar por otro partido tienden otorgarle un margen de crédito”.
La integridad de la coalición
Con respecto a la posibilidad de que la coalición multicolor se desintegre, o al menos de que Cabildo Abierto la abandone, Delacoste expresó: “Sin dudas la integridad de la coalición está en discusión, pero no sé si me arriesgaría a decir que corre riesgo porque ahí hay un problema electoral muy grande: todos los sectores de la coalición saben que sin los otros no ganan las elecciones”.
Por su parte, Cardarello consideró que si se compara la crisis actual con la tensión que hubo entre Manini Ríos y el presidente de la República por el pedido de renuncia a Moreira, por entregar una vivienda a un militante, “en este caso las consecuencias deberían ser mucho más duras con los implicados”. Y añadió: “No creo que suponga el fin de la coalición, pero sí que a Cabildo Abierto le sirve la estrategia de apostar a la diferenciación con el resto de los partidos que la integran”.
Sobre la posibilidad de que la crisis política actual pueda derivar en un enjuiciamiento al presidente, ambos politólogos consideraron que había elementos suficientes como para plantearlo, aunque opinaron que es más probable que se resuelva por vías políticas. “Sin duda hay elementos para pensar en un juicio político porque parece evidente que el presidente tiene responsabilidad”, dijo Cardarello.
Futuro electoral
Los politólogos también fueron consultados sobre cómo veían el panorama electoral, a un año de las elecciones, y si consideraban que la crisis política actual podría jugar a favor del Frente Amplio. Para Delacoste, en Uruguay, “es difícil” predecir quién va a ganar las elecciones un año antes. No obstante, señaló que “al observar las encuestas se puede ver que el Frente Amplio tiene una buena chance de ganar la elección e, incluso, de hacerlo con mayoría parlamentaria” aunque “de ahí a que efectivamente suceda hay un trecho”. Y sumó: “Creo que el escenario electoral todavía no terminó de configurarse. Pueden aparecer candidatos nuevos, temas nuevos, fenómenos políticos que no estemos viendo, como outsiders y cosas de ese tipo”.
Ante la pregunta de si existía una ausencia de liderazgos en los partidos de derecha, el experto respondió: “El problema que tienen es que el candidato favorito a ganar la interna del Partido Nacional, Álvaro Delgado, es el riñón de un gobierno que está sumido en escándalos permanentes de corrupción. Entonces, va a enfrentar serios problemas. La Torre Ejecutiva es la sede donde se concentran todas las tormentas de la corrupción, por lo que va a ser muy difícil de remar para alguien que estuvo cinco años en ese lugar”.
Y agregó: “Después está Manini ,que es un político evidentemente muy hábil, pero de acuerdo a las encuestas no está despegando, sino que está marcando bastante más abajo que en las elecciones anteriores. Entonces, al mirar el oficialismo actual, no parece haber un camino claro para que gane las elecciones. Pero esto es política y en política los caminos no están dados, sino que se reinventan”
Cardarello no cree que la crisis política actual por si misma pueda incidir en el resultado electoral, aunque “la reiteración de escándalos” Podría generar algún tipo de impacto, dependiendo de cómo los maneje el gobierno. “por lo general, la gente más más interesada en la política, la más informada, tiene su decisión de voto tomada de antemano y este tipo de asuntos no determina de forma definitiva la intención de voto. Ahora, al grueso de la opinión pública, si bien generalmente se le presta menos atención, obviamente que le llega y eso puede generar dos cosas: el hastío ante estos problemas políticos que no están directamente relacionados con la definición de políticas que los afectan y, por otro lado, entender que ciertos políticos mintieron puede llevar a la generalización”.
Y añadió: “Hay que ver también cómo se maneja la oposición para aprovechar la situación. Hasta el momento, el Frente Amplio ha mostrado lealtad institucional, esperó que el presidente llegue de su viaje antes de tomar una medida drástica, como, por ejemplo, la posibilidad de un juicio político. Eso podría jugarle a favor”.