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Política Honduras | democracia | injerencia

las democracias en riesgo

Honduras: el Imperio se impone y la democracia no importa

Las elecciones en Honduras se dieron en un contexto irregular y con directas intervenciones del presidente de EEUU, Donald Trump.

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En una elección de Honduras completamente irregular, con una incidencia de Donald Trump y EEUU escandalosa, que incluyó el indulto a un narcotraficante, con un escrutinio que nunca terminó y estuvo paralizado por días enteros, el empresario multimillonario, candidato del Partido Nacional, vinculado al narco, Nasry Asfura, fue declarado ganador.

Increíblemente, aunque el escrutinio no terminó, las irregularidades fueron flagrantes y dos de los tres principales candidatos denuncian fraude, la inefable Organización de Estados Americanos (OEA) avaló el resultado, por supuesto después del anuncio gringo y la mayoría de los países de nuestro continente, incluido Uruguay, hicieron lo propio.

Podrán decir lo que quieran y respetar los protocolos diplomáticos, ahora, que las elecciones en Honduras, una vez más, fueron un escándalo impresentable es un hecho imposible de obviar.

Es necesario un poquito de historia. En 2009, Mel Zelaya, que encabezaba un gobierno progresista, fue derrocado por un golpe de Estado, su delito fue hacer una consulta popular para ver si se realizaba una reforma constitucional. Zelaya fue sacado en pijama de la casa presidencial y llevado a la base yanqui que desde hace décadas opera en Honduras, desde donde fue deportado. La base a la que hacemos referencia es la de Palmerola, una de las más de 800 que EEUU tiene en todo el mundo.

Hay que recordar como costó decirle golpe a un golpe de Estado evidente, notorio.

Luego ganó con fraude Juan Orlando Hernández, del derechista Partido Nacional, que se reeligió, también con fraude, aunque la Constitución hondureña lo prohíbe. En 2021 Xiomara Castro, con una alianza muy amplia, ganó las elecciones y asumió en 2022 la presidencia de Honduras, precisamente contra Asfura.

Hernández fue detenido y extraditado a EEUU. Allí una Corte gringa lo condenó a 45 años de cárcel por narcotráfico, vinculación con el Cartel de Sinaloa y operaciones conjuntas con el Chapo Guzmán.

La injerencia

Pues bien, pocos días antes de estas elecciones Trump anunció por sus redes sociales su apoyo a Asfura.

Como informara EL POPULAR, desde su mega mansión en Miami, Trump indicó que: «Si Tito Asfura gana la presidencia de Honduras, Estados Unidos le brindará un gran apoyo, ya que tiene tanta confianza en él, en sus políticas y en lo que hará por el gran pueblo hondureño».

Y agregó que, «si no gana, Estados Unidos no malgastará su dinero, ya que un líder equivocado solo puede traer consecuencias catastróficas a un país, sin importar cuál sea».

No conforme con tanto desparpajo imperial anunció también que indultaría a Hernández, su amigo, al que consideraba injustamente preso, cosa que hizo pocos días después. Hernández, milagrosamente liberado de su condena por “convertir a Honduras en un narcoestado”, según el dictamen de la propia justicia gringa, agradeció a “Dios y al presidente Trump”.

Esto ya alcanzaría para ser un escándalo, aunque se va volviendo costumbre, Trump hizo lo mismo en Argentina con Milei, antes de las elecciones de medio término, pero en Honduras los yanquis y la oligarquía que los sirve hicieron más.

Segú denunciaron organizaciones populares hondureñas, decenas de miles de mensajes personales fueron enviados a los celulares de las y los votantes, alertando que si no ganaba Asfura, si no votaban por él, EEUU cortaría las remesas.

Este chantaje miserable tiene un impacto enorme. Es difícil dimensionar desde Uruguay lo que significan las remesas en los países centroamericanos.

Las remesas son aproximadamente el 25% del PIB de Honduras, en 2024 superaron los 9 mil millones de dólares, se esperaba que en 2025 crecieran más, a pesar de todas las restricciones, incluido un inmoral y canallesco impuesto que les puso Trump. Para dimensionar más su peso en la economía hondureña basta decir que las remesas son superiores a las exportaciones.

Eso es lo que amenazaron con cortar si no se votaba por Asfura.

Como se ve las y los hondureños pudieron decidir su voto en absoluta y prístina libertad. Una maravilla el hemisferio occidental.

A pesar de todo eso parece que el oligarca Asfura no pudo igual y eso que solo faltó que dijeran que invadían Honduras si no ganaba.

Irregularidades en la elección

Las elecciones fueron el 30 de noviembre, se cayó el sistema por un supuesto mantenimiento de la empresa privada que tiene a cargo la parte informática. En el Consejo Nacional Electoral hay una o un delegado por cada uno de los tres principales partidos, el Nacional de ultraderecha, el Liberal de derecha, que llevaba como candidato a Salvador Nasralla, ex aliado de Xiomara Casto y Libre, progresista y oficialista. El conteo rápido dio una diferencia de menos de un punto entre Asfura y Nasralla y situó tercera, más lejos, a Rixi Moncada, candidata de Libre.

Pasó un mes sin que se pudieran dar resultados definitivos. El representante de Libre denunció irregularidades en miles de actas, lo mismo hizo el representante del Partido Liberal.

No se realizó el escrutinio completo, no se terminó, faltan cientos, algunos dicen miles de mesas por contar y la diferencia sigue siendo de menos de un punto porcentual. Para lograr una mayoría en el Consejo Nacional Electoral hicieron entrar a un suplente del representante del Partido Liberal, al que “convencieron” del resultado. Versiones de prensa dicen que la reunión clave se realizó en una “embajada” de Tegucigalpa. ¿Cuál será?

Lo grave no es solo el escándalo de esta elección, la injerencia desembozada, ya anunciada por la nueva Doctrina de la Seguridad Nacional yanqui, que reivindica a texto expreso la nefasta Doctrina Monroe que sembró de muerte y saqueo nuestro continente durante 200 años.

Ni solamente que EEUU tenga, según Trump, la flota más grande desplegada nunca en el continente amenazando a Venezuela y practique a la vista de todo el mundo la piratería en el Caribe, asesinado y robando barcos a piacere, exactamente como hacían los piratas.

Lo profundamente grave es el riesgo de vida que enfrentarán las y los militantes populares hondureños, dejados a la mano de Trump y una oligarquía corrupta, narca y violenta.

El Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), la organización de la que fue cofundadora la lideresa indígena y ambientalista Berta Cáceres, asesinada por los mismos que hoy se vuelven a robar las elecciones, la oligarquía cipaya hondureña, rechazó la resolución del Consejo Nacional Electoral.

El comunicado, valiente, porque lo escriben quienes enfrentaron la represión del derechista Partido Nacional y saben que la volverán a enfrentar, mientras la OEA mira para otro lado, dice que la COPINH “rechaza la declaratoria ilegal a nivel presidencial del Consejo Nacional Electoral que declara a Nasry Asfura como presidente electo. Las ilegalidades del proceso electoral, la injerencia extranjera y la falta de escrutinio de la totalidad de los votos impiden poder legitimar las elecciones generales”.

Es imprescindible estar atentos a lo que hagan las y los compañeros, a su lucha y a las amenazas que enfrenten.

Y a los que señalan, muy sueltos de cuerpo y con gesto reflexivo, los defectos del gobierno de Xiomara Castro, solo decirles, por supuesto que los tenía y que no era perfecto: ¿existe alguno en algún lugar del continente y del mundo?, pero no le dan este nuevo golpe disfrazado por sus defectos, si no por ser un gobierno de raíz democrática y soberana.

El imperialismo hace de imperialismo, sin tapujos, sin esconderse, con una prepotencia explícita, casi obscena, construir la unidad continental de pueblos y gobiernos para hacerle frente y defender la paz y la soberanía es una tarea imprescindible.

Con información de La Jornada, Prensa Comunitaria, The New York Times, Telesur y Agencias y elaboración propia.

Extraído de El Popular.

Por Gabriel Mazzarovich

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