El Gobierno de Uruguay, a través de un comunicado oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores, saludó la proclamación de Nasry Asfura como presidente electo de la República de Honduras, tras la resolución emitida por el Consejo Nacional Electoral (CNE) del país centroamericano.
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La Administración uruguaya señaló que toma nota de la decisión del órgano electoral hondureño, la cual se produjo luego de un proceso de escrutinio que la Cancillería calificó como “prolongado y polarizado”. Asimismo, el comunicado destaca que el proceso contó con el seguimiento de misiones de observación de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y de la Unión Europea, entidades que han respaldado los resultados oficiales.
En el texto, la Cancillería expresó su felicitación a Asfura y manifestó su disposición para trabajar de forma conjunta en el fortalecimiento de las relaciones bilaterales. Además, el gobierno uruguayo subrayó su voluntad de colaborar en iniciativas que promuevan la estabilidad en la región de América Latina y el Caribe.
Finalmente, el Ministerio de Relaciones Exteriores hizo un reconocimiento al “alto compromiso con la democracia y la cultura cívica” del pueblo hondureño, destacando la participación masiva en las urnas durante la jornada electoral del pasado 30 de noviembre. En este contexto, Uruguay reafirmó su apoyo al fortalecimiento de las instituciones democráticas y el Estado de Derecho como pilares para el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales.
El hombre de Trump
A sus 67 años, el empresario de raíces palestinas, se impuso en los comicios en una reñida disputa con el aspirante del Liberal (derecha), Salvador Nasralla, y con un inédito y firme respaldo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acusado de injerencia en el proceso electoral.
Sin casi intervención pública en la crisis que siguió a las votaciones, Asfura se mantuvo al margen de las denuncias de fraude a su favor de Nasralla y el partido de gobierno, Libertad y Refundación (Libre, izquierda) y esperó en silencio los resultados, con su característica camisa arremangada, sus botas de trabajo y una frase que le distingue: "Papi a la orden".
Su campaña, cercana y pragmática, buscó capitalizar el descontento con la gestión de la izquierda oficialista entre sectores humildes y que desconfían de discursos y consignas que sienten ajenas a sus problemas del día a día, más terrenales y urgentes.
Nacido en un hogar modesto, el también conocido como "Tito" Asfura forjó y explota una imagen de hombre de pueblo, pese a que hace años vive una realidad distinta, convertido en un exitoso empresario de la construcción, que saltó a la política y tuvo un ascenso meteórico en las filas del PN.
De hecho, la fama de gestor eficiente que se labró durante sus años como alcalde de Tegucigalpa se resiente por sospechas de clientelismo y corrupción, e incluso su nombre estaba en los llamados Pandora Papers por sus negocios en guaridas fiscales.
También carga la cruz de ser el candidato del partido con el que gobernó Juan Orlando Hernández (2014-2022), investigado por corrupción, extraditado a EEUU y condenado en 2024 a 45 años de cárcel por tráfico de armas y drogas, pero indultado por Trump el 1 de diciembre pasado.