La semana pasada escribimos para la edición impresa de Caras y Caretas sobre el abuso tecnológico (inteligencia artificial, IA) de Juan Sartori, quien colgó una propaganda donde figuras históricas como Artigas, Don Pepe Batlle, Seregni y Wilson, le suplican que sea candidato a presidente.
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Pero el tema del uso bardado de las fake news y las llamadas deepfakes por Inteligencia Artificial (IA) acaba de atrapar la atención del mundo. Incluso su uso en actos electorales.
La primera ley que salió regulando su uso fue la de la Unión Europea (una ley del bloque), que a sus efectos nombró un grupo de trabajo conjunto de la Comisión Europea (Bruselas) y la el Parlamento Europeo (Estrasburgo). Dicha resolución es vinculante en todos los estados miembros del bloque sin necesidad de pasar por los respectivos parlamentos nacionales.
En Estados Unidos, contrariamente lo que, sin duda con buena fe, informó un legislador uruguayo, no se ha legislado. Todo parece indicar, y así lo aseguran los especialistas, que en los países de más de 100 millones de habitantes el riesgo es mayor que en mercados de consumo menor. Lo único que rige en el coloso del Norte es el acuerdo entre guionistas y actores con los productores de Hollywood tras una huelga, el año pasado. La misma duró siete meses y costó cientos de millones de dólares.
El martes el Tribunal Superior Electoral (TSE) de Brasil definió la regulación de la IA para las elecciones de 2024 y la prohibición de las noticias falsas en las campañas políticas.
La propuesta fue de la magistrada Cármen Lúcia, y fue aprobada por unanimidad. Obliga también al uso de etiquetas de “contenido sintético multimedia”.
El mandato del TSE brasileño pude llegar a anular del registro a los candidatos que no cumplan con la norma. Es más, se puede llegar a destituir a quienes ya ejercen el mandato si se prueba que usaron las fake news que facilita la IA.
La nueva normativa del TSE de Brasil sanciona a quienes no “eviten montajes, declaraciones falsas” en apoyo a sus candidaturas. O sea a los que “busquen falsos o descontextualizados”.
Leyendo lo que está pasando en otros países al respecto, se ha descrito con el nombre “deepfake” un tipo de fake news. También los hacen las nuevas normas brasileñas.
Deepfake o ultrafalso es un acrónimo del inglés formado por las palabras “fake”, falsificación, y “deep learning”, aprendizaje profundo. Es una noticia o nota falsa que a simple vista parece es real pero solo engaña, por haber sido dedicada fuera de contexto temático o tiempo histórico.
O sea, una grabación real, cortada, editada, es deepfake. También lo es una declaración que fue dicha en un tiempo con un sentido pero que emitida cortada y en otro tiempo político, implican una mentira histórica. Hace años que circula un supuesto video de un discurso de Wilson la noche del golpe culpando a la izquierda del mismo. Ese mismo día Wilson emitía una declaración con Seregni apoyando la huelga General de la CNT. Fake News permitida hasta ahora.
O sea que no solo lo que es hecho con las nuevas tecnologías, principalmente la IA, constituyen una fake news… o más grave una de las hoy identificadas deepfakes.
Varios países han firmado en las últimas semanas una deflación contra el uso proselitista de la tecnología de IA. Entre ellos EEUU, China, UE, Brasil y Chile. Acá en Uruguay estamos, comparados con el resto del mundo, un poco atrasados sobre el tema.
No solo la IA está en la nueva mirada hacia la tecnología que impera. Una veintena de empresas tecnológicas han tomado medidas para abordar uso indebido. Hay algo de poner las bardas (barbas decía un ministro que se fue hace poco) en remojo.
Apple, el gigante tecnológico estadounidense, fue multado con 1.800 Millones de euros por violar las leyes de competencia del bloque al favorecer injustamente a su propio servicio de música sobre sus rivales. Una política de precios para proteger Spotify y preservarla para la tecnología Apple en vez de abaratarla y adaptarla para uso de todas las redes.
Uruguay viene muy atrasado respecto del resto del mundo.
Nos encanta decir que nuestra democracia es un ejemplo en el mundo. Es conocer poco el mundo. Hay que hacer un gran esfuerzo para que sepan que existimos y nos creemos que nos miran con admiración.
Tenemos mucho que andar. Somos el país que desforesta más por elección. No solo se vota con papel, sino que el mismo no lo provee la autoridad electoral, sino que se registra en los centros de votación y mano a mano a los eventuales votantes. Se estima que se imprimen. Hay ONGs que estiman que se imprimen 500 votos por cada uno emitido. Pobre medio ambiente. Ni se habla del tema.
Cada semana vemos a senadores que entran, que salen, que vuelven, mientras los sustituye un suplente que nadie conoce por nombre, pero que habla como “representante del pueblo”. Representan un pueblo que ni sabe que existen. Nos falta mucho para ser una democracia ejemplar que genere admiración en el mundo.
Pero volvamos al tema de la IA, la tecnología y el supremo derecho del ciudadano a votar en elecciones limpias y transparentes. Digamos que más allá de que aún no tenemos normas en que ampararnos para exigir nuestro derecho a una información veraz y confiable, el tema preocupa al sistema política. Mentiríamos si no lo dijéramos.
Además de los legisladores de la oposición, algunos legisladores de la coalición de gobierno como los diputados Schipani (Partido Colorado) y Rodrigo Goñi (Partido Nacional), han anunciado que estudian el tema y piensan presentar legislación al respecto. En el caso de Schipani ha llegado condenar lo actuado por el Senador Sartori.
Quizás discrepemos en algunos detalles no esenciales, hasta ahora, que no conocemos el texto que elaboran, con algunos pre conceptos. Creer como han afirmado que el mundo está mal avanzado en el tema es un error. Que “casi todos los países, incluyendo los europeos y EEUU han legislado…” al respecto. Incorrecto, como hemos visto.
Igual a estos adversarios, como a otros les felicitamos por abordar el tema. Es importante que todo proyecto llegue a sala fruto de grandes consensos. Entonces sí estaríamos cumpliendo con esa imagen de que somos una democracia ejemplar.