Hacete socio para acceder a este contenido

Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.

ASOCIARME
Política blancos | internas | herrerismo

Cartelera Blanca

Los blancos van ojeando la jugada de cara a las internas

Basta que se junten dos o tres blancos para escuchar siempre la misma frase: cuando pase la Rendición de Cuentas arrancamos.

Suscribite

Caras y Caretas Diario

En tu email todos los días

A un año de las elecciones internas, la mayoría de los sectores del Partido Nacional con peso electoral y representación parlamentaria aún no han definido qué candidatura apoyarán. Delgado, Raffo -que ya arrancó el espacio Sumar- Gandini y Argimón, casi seguros competidores, buscan sumar adhesiones y apoyos que los lleven al podio de los precandidatos a la Presidencia de la República.

Esta será la última oportunidad que tiene el gobierno para asignar recursos y concretar algún proyecto. Es sabido por todos que una vez que termine la votación en el Parlamento comienza de manera oficial la contienda electoral en tiendas nacionalistas.

Quedan dos o tres meses para escuchar esa frase que los principales actores políticos repiten hasta la saturación “hay que concentrarse en gobernar”, aunque la expresión es retórica porque los dimes y diretes en la interna blanca llevan un año largo y cada vez con más intensidad.

Laura Raffo, la intendenta que no fue, picó en punta y se despegó del pelotón. Con la presentación en sociedad del sector Sumar, integrado hasta ahora por el herrerismo y, como gusta decir a un amigo mío, por las marcas Alianza Nacional (que quedó debilitado luego de la muerte de Jorge Larrañaga) y Movimiento Nacional de Rocha, que ni siquiera tiene representación parlamentaria.

Después de Todos

Alguna vez, un dirigente blanco calificó a los clásicos encuentros entre correligionarios como una combinación de “humo, manija, carne y alcohol”. Son asados de camaradería en los que los blancos cocinan informalmente sus apoyos al lado de un fuego prendido en la parrilla y bien regado.

Uno de los temas que más preocupan en esas reuniones entre amigos, es ver cómo se perfilará el sector Todos, ese paraguas protector que llevó a Luis Lacalle Pou a la Presidencia de la República. Un amigo blanco, de esos que la saben lunga, recuerda[1] [2] que justamente ahora se han cumplido diez años de aquella reunión en el Teatro Metro en Montevideo donde se presentó el grupo, que con el tiempo se transformó en el buque insignia del Partido Nacional.

El senador Da Silva le dijo a Juana hace unos meses que se vienen tiempos nuevos. Es hora de poner a Todos en el freezer hasta nuevo aviso y ver cómo enfrentamos estas elecciones para volver a ser gobierno.

El herrerismo, integrante fundador de Todos, tomó la delantera y, hace unos meses, aún comandando la Lista 71 el exsenador Gustavo Penadés, entendieron que Todos debía ponerse en stand by e impulsaron la figura de Laura Raffo.

Otro de los grupos mayoritarios de Todos es Aire Fresco. Corría el año 2008 y dos jóvenes diputados empezaron a conversar un día sí y otro también. Tenemos que empezar a hacer algo juntos. Nosotros queremos trabajar también en Montevideo y necesitamos a alguien que encabece esa columna, le dijo el joven diputado Luis Lacalle Pou al también joven representante por Montevideo, Álvaro Delgado, quien se apuró en contestarle: me parece bien, conversemos.

Así empezó la historia que lleva varios años entre el entonces diputado por Canelones de la lista 400 y el también legislador por la capital de la lista 33 de Correntada Wilsonista. Con el correr del tiempo formaron Aire Fresco, hoy el principal apoyo numérico del gobierno de Lacalle y quien llevara a Álvaro Delgado a la precandidatura en la interna blanca de las presidenciales que se vienen.

Las etiquetas

Los blancos siempre tienen temas para discutir, pero hay uno que los tiene divididos, desde hace mucho tiempo y, con el calendario electoral avanzado como está, ha tomado una mayor dimensión. El debate que gira en torno a las dos categorías identitarias, que desde hace décadas son parte integrante del Partido Nacional -el herrerismo y el wilsonismo- puede separarse en dos partes.

La primera disputa que debaten los blancos se refiere a si tales categorías siguen siendo útiles para definir las sensibilidades o representaciones partidarias. La segunda alude a qué predominancia tienen ambas corrientes en las figuras blancas que se proyectan como precandidatos a disputarse las internas en el 2024.

Sobre el primer punto, la mayoría de los dirigentes consultados por Juana para Caras y Caretas dicen coincidir en que las corrientes herreristas y wilsonistas ya han dado paso a nuevas representaciones, y agregan: son una mezcla, teniendo el paradigma en esta nueva etapa nacionalista en el liderazgo de Luis Lacalle Pou.

A medida que la temperatura electoral avanza, como está ocurriendo en estos días, los blancos suelen retomar las etiquetas y vuelven a reflotar el wilsonismo y el herrerismo para intentar diferenciarse entre unos y otros. Juana, preocupada por analizar la vigencia del wilsonismo de cara a las elecciones que se vienen, conversó con los politólogos Daniel Chasquetti y Diego Luján.

Antes de conversar, vino a su memoria una frase del hijo del caudillo blanco Juan Raúl Ferreira, en una larga entrevista que concedió a Caras y Caretas una vez liberado de sus responsabilidades al frente de la INDDHH, quien aseguró que “no existe ninguna posibilidad de recrear un espacio wilsonista en esa colectividad. Ni los que se dicen defensores de Wilson lo conocen, y en el Partido Nacional de hoy no hay lugar para el wilsonismo”.

Daniel Chasquetti sostiene que en el Partido Nacional, actualmente, es muy difícil encontrar wilsonistas puros. Sonríe cuando anuncia: todos han estado con todos. Creo que el único que se salva es Gandini. Coincide con Ferreira en sostener que en el Partido Nacional hay serias dificultades para construir espacios progresistas.

Diego Luján, por su parte, cree que actualmente hay simplificación cuando se habla de wilsonismo y se asocia con el armado de un gobierno o núcleo parlamentario. Coincide también con el hijo del caudillo y sostiene que hoy no existen, ni en el espíritu de los que se dicen wilsonistas, las ideas que acuñó Wilson Ferreira Aldunate.

Ambos politólogos coinciden con Juana en que el wilsonismo, para los actores políticos actuales, es algo parecido a una marca, como las diferencias entre Coca-Cola y Pepsi. Nada más.

También los candidatos Argimón y el mismísimo Gandini utilizan la marca wilsonismo para diferenciarse de los herreristas. Pero el que no se anduvo con chiquitas fue el arachán Sergio Botana que, cuando escribe, escribe lindo y después se olvida. En una nota publicada en Montevideo Portal hace algún tiempo, el senador Botana manifestó: "Nuestro gobierno es del lacallismo”. Constituyen un nuevo ismo en este partido. Nosotros nos quedamos con lo nuestro que es el wilsonismo.

Las dificultades para organizar el ala wilsonista detrás de una misma figura o un mismo espacio son evidentes y preocupan a todo aquel que intente cumplir con esa meta. Más allá de las afinidades, hay algunos que consideran necesario que entre en carrera un candidato con chapa wilsonista.

En honor a la verdad, como dice un amigo mío blanco, los wilsonistas originales hoy están en todos lados. Si analizamos la trazabilidad de algunos dirigentes, muchos arrancaron en las coordinadoras de Por la Patria o en el Movimiento de Rocha. Así empezó el actual ministro de Defensa, Javier García, que, como también dice otro amigo con mucho humor, “el wilsonismo de García fue un capricho o un sueño de juventud”, el presidente del Honorable, Pablo Iturralde, y Jorge Gandini, entre otros.

El porlapatrista Jorge Gandini le dijo a Juana que sigue juntando adhesiones a su precandidatura y que no duda en recorrer el país para presentarse en las internas de junio próximo.

La vicepresidenta Argimón también recorre el país buscando posicionar su grupo Futuro Nacional. La visibilidad pública y la buena aceptación que recoge Argimón la llevan a pensar en la viabilidad de sumar fuerzas wilsonistas y presentarse en la contienda que viene.

La preocupación central, le dijo Argimón a Juana para Caras y Caretas, es aunar fuerzas para ofrecer una expresión electoral conjunta con otros sectores del wilsonismo. Juana sabe que ha conversado con el senador Gandini y con los integrantes de Mejor País, el también senador Botana, el intendente Antía y el ministro García.

La vicepresidenta Argimón le contó a Juana que ha conversado con el intendente de Paysandú y con varios jefes comunales, que se ha puesto plazo y que antes de fin de año tomará una decisión definitiva. En eso anda su trillo.

Los Elegidos

Cuando comenzó a aparecer en le horizonte de los blancos la danza de nombres de cara a las próximas internas, el presidente Lacalle le dijo a un histórico dirigente nacionalista: “No se apuren, pero tratemos de hacer una interna competitiva”.

Un viejo dirigente blanco le dijo a Juana que, en definitiva, el pedido del presidente no se cumplió. La gente de la 71, grupo mayoritario del recientemente creado grupo Sumar, se queja y mucho del equipo de campaña con que contará el secretario Delgado.

La mesa chica que asesora y acompaña a Delgado está compuesta esencialmente por el grupo que llevó a la Presidencia a Lacalle Pou, con el exitoso publicista Roberto Lafluf, que hace diez años está junto al presidente y ahora asesora a Delgado. Nicolás Martinez, el secretario eterno de la familia Lacalle, también integra el grupo que coordinará la campaña de Delgado. A estos se suman el visible ministro Martín Lema, Tomás Casaretto, el presidente de la juventud del Partido Nacional, Lucía Cohen, quien fue la coordinadora comunicacional de la campaña de Ernesto Talvi y hoy acompaña al secretario Delgado. Finalmente, Javier Álvarez, viejo conocido de Delgado, quien lo acompaña políticamente y es asesor directo en Presidencia.

Álvaro Delgado, sentado cómodamente en su oficina en el piso 11 de Torre Ejecutiva, a metros del presidente, quien recorre el país participando de cuanta inauguración le pongan adelante y que aún sostiene que es tiempo de gobernar y no de pensar en candidaturas, aplica una histórica frase del expresidente Lacalle Herrera: “Siempre puntada y nudo”. Aunque ahora la remiraron en lenguaje del siglo XXI y dicen “articulación y gestión” en Presidencia. El resultado es el mismo, juntar votos a como dé lugar.

Raffo, hoy apoyada por el herrerismo, Alianza nacional y el Movimiento de Rocha, también recorre el país y aprovecha a ir a cuanta inauguración hay, aunque sea en segunda fila. El miércoles último presentó en sociedad la sede Sumar, frente a la Plaza Independencia y con vista a la Torre Ejecutiva. Ganas no le faltan y no las oculta. La economista que se educó en el Liceo Francés y se recibió en la UdelaR, dentro de un mes cumple 50 años y sueña con llegar al piso 11 del edificio que tiene como telón de fondo en su luminoso despacho. Atrás ha quedado su paso por la Ciudad de Montevideo, su vocación de servicio de barrio en barrio y sus sueños de llevar adelante el Centro de Estudios Metropolitano que crearon a su medida hace menos de dos años.

La mesa chica que acompaña a la economista, está coordinada por la agencia de publicidad Cardinal, de Augusto Ricciardi, que le cedió en préstamo la lista 71. Los dirigentes políticos Luis Alberto Heber, Carlos Camy, Guillermo Besozzi y el Canario Andújar. Ana Carrero, que también trabajó con Talvi en el 2019, amiga de toda la vida de Raffo, es la jefa operativa de la campaña de la economista, y Valentina Arlegui, directora general del Ministerio de Trabajo, es quien coordina los equipos técnicos de la campaña.

La candidata Raffo armó su estrategia en base a recurridas, integración y propuestas. El otro día se le fue la mano e intentó hacerle una propuesta a la bancada parlamentaria del Partido Nacional, previo a la aprobación en Diputados de la Rendición de Cuentas. Juana supo que no sólo no cayó bien la movida de Raffo, sino que cayó muy mal dentro del gobierno y generó polémicas. A tal punto fue el enojo, que la ministra Arbeleche hizo sentir su voz y abortó el programado encuentro, que se limitó a ser una reunión con algunos diputados de la lista 71.

Como vemos, la cartelera de la interna blanca está movida, tiene precandidatos para todos los gustos y, como diría mi vieja, éramos pocos y parió la abuela. Juana supo que no se descarta la posibilidad de que Juan Sartori se haga un tiempito para volver a Montevideo y vuelva a ser candidato. De hecho, en junio hubo una reunión en la sala de ministros del Senado en la que se resolvió impulsarlo. Ese es el sueño de su suplente o titular, el senador Straneo. A varios se les hace agua la boca de pensar que quizás los millones de Sartori alimenten otra campaña electoral en 2024.

Juana sabe que una preocupación de la mayoría de los candidatos blancos, pero en particular de Gandhi y Argimón, es la orfandad en la que ha quedado la Ciudad de Montevideo de cara a las próximas elecciones. Parece ser que los blancos han empezado a tranquilizarse con la última incorporación a sus filas de Valeria Ripoll, exsecretaría general de Adeom, quien pasó sin escalas de la actividad sindical al Partido Nacional. Ya se consiguió un pase libre (técnicamente conocido como pase en comisión), en el despacho del suplente de Martin Lema en la Cámara de Diputados y se apuró en respaldar la precandidatura de Álvaro Delgado.

En extensa nota publicada el último domingo en El País, Valeria Ripoll, quien votó al Frente Amplio en la primera vuelta en el 2019 y no votó a Martino en el balotaje, tal vez es la figura que están buscando para sustituir a la economista Raffo para gobernar Montevideo.

Esta historia continuará…

Dejá tu comentario

Forma parte de los que luchamos por la libertad de información.

Hacete socio de Caras y Caretas y ayudanos a seguir mostrando lo que nadie te muestra.

HACETE SOCIO