Tras el cimbronazo que provocó la derrota electoral de 2019 y la elección de una nueva dirección, el Frente Amplio (FA) está embarcado en un proceso de cambios que tiene la vista puesta en recuperar el gobierno para “construir un país mejor”, dijo a Caras y Caretas el presidente de la Comisión de Organización de la fuerza política, Manuel Ferrer. Entre ellos se cuenta la creación de cien nuevos comités de base. El siguiente es un resumen de la entrevista en la que Ferrer explica los pasos que el FA viene dando para volver a vincularse con la ciudadanía.
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El FA presentó el pasado viernes su Plan de Organización, ¿que elementos se valoraron para elaborar esa propuesta?
-El Frente Amplio y el frenteamplismo, que es algo más general, hizo su evaluación en el congreso y durante el referéndum, ya con las 800.00 firmas recolectadas de las cuales 560.000 fueron entregadas por el FA, y con la potencia política que tiene el movimiento de comités de base. Eso fue parte de una síntesis muy honda, muy de consenso, que nos lanzó al desafío, por resolución del congreso, de fortalecer la estructura de comités de base. En la campaña electoral interna, donde se dirimió de alguna forma el rumbo de la fuerza política, estuvo sobre la mesa, atado a esa resolución, la instalación de cien comités de base nuevos y nosotros vimos que no solamente nos vamos a quedar con tener cien comités nuevos en muchos lugares donde es necesario, donde hay una presencia débil, sino además potenciar lo que ya tenemos.
Vemos que la fuerza política se debilitó durante los 15 años de ejercicio de gobierno. Uno de los signos del debilitamiento es que muchos comités no pudieron seguir funcionando y que algunos siguieron pero con un nivel de actividad y vitalidad menor. Entendemos que es responsabilidad del FA, no necesariamente de las y los militantes de ese lugar concreto y por tanto nos lanzamos a este desafío, que es recibido con una alegría muy grande por parte de las y los militantes.
Los comités de base son comunidades, el hogar de la unidad y por lo tanto solo se pueden fortalecer, crear nuevos y reproducirse en un contexto donde la fuerza política entiende que hay vitalidad, que hay necesidad y lo impulsa y también donde los militantes lo reciben con calor.
Allí donde hay un comité de base, de los que se ha escrito mucho, los vecinos tienen un lugar de cercanía con el Frente Amplio. Son lugares de referencia -casi todas las firmas que el Frente Amplio aportó a la comisión pro referéndum fueron canalizadas por los comités de base-. Los militantes estuvieron en la primera fila. Y no lo hicieron solos. Tenían la capacidad, estaba instalada la situación para que miles y miles sintieran que era ahí el lugar donde había que ir a buscar la papeleta, las almohadillas, la birome y que es era un ámbito con arraigo popular.
El otro fenómeno muy grande, que para algunos fue una sorpresa, fue la rebelión de los comités de base durante la campaña electoral 2019, donde efectivamente esa remontada de noviembre, de cuatro semanas de una intensidad tremenda, con un flujo de militantes impresionante, solo la estructura de los comités de base fue la que lo permitió.
El Frente Amplio en 15 años de gobierno se debilitó, ¿un signo de ese debilitamiento fue el distanciamiento con algunos sectores de la sociedad?
-Si claro. Es indudable. No lo digo yo. El Frente Amplio entendió que eso era así en el congreso, no solamente por el deslucimiento, por el retroceso de la red de comités de base, sino por otros contextos. Los fenómenos no tiene explicación unidireccional, pero efectivamente el Frente Amplio perdió vínculos con algunos sectores de la sociedad, dejo de incorporar temáticas nuevas. La sociedad uruguaya cambió muchísimo, y entendemos que para bien, en los 15 años de gobierno pero no necesariamente el Frente tuvo la presencia política para incorporar nuevas temáticas, potenciarlas y recrear ese movimiento político que sostuviera los cambios realizados y los impulsara a cambios más profundos. El distanciamiento con ciertos sectores sociales, e incluso en los lugares donde nos va muy bien, tuvimos procesos de desacumulación que no supimos ver a tiempo y que ahora estamos lanzados a recuperar.
Estamos construyendo las bases del Uruguay del futuro, reconstruyendo nuestra estructura militante y lanzados a un vínculo mano a mano con la ciudadanía. Que es el gran diferencial que tiene la izquierd,a que nos ha permitido más de medio siglo de unidad y nos permite que el Frente tenga una estabilidad muy grande.
Sin duda, el Frente Amplio es un fenómeno muy profundo que trasciende a los liderazgos, ¿ustedes lo ven así?
-Mucho de eso tiene que ver con los comités de base y con la participación política activa. Cuando (Líber) Seregni convocaba a la acción política permanente, de alguna forma le esta daba sentido. El Frente no surgió como una coalición de dirigentes, ni de sectores políticos, sino que surgió como un gran movimiento plantado en las aspiraciones históricas del pueblo uruguayo. De los más desposeídos, de la clase obrera organizada, de las ansías de libertad que tiene rastros en el artiguismo. Ahora, lo que cohesiona ese conjunto de factores para sobrevivir la unidad es la lucha contra el fascismo, la crisis de 2002, los desafíos de gobernar 15 años. Y hoy en la oposición, reconstruyéndonos. Cada uno de esos momentos políticos estuvo signado por grandes tensiones, en la interna y con la sociedad, con nuestros vínculos. Pero seguimos juntos y eso es un gran orgullo de la izquierda uruguaya. Y lo que nace y vive en los comités de base es parte de esa explicación.
Ahora, que la coalición viva tiene que ver con que miles y miles de uruguayos, de frenteamplistas que, más allá de sus diferencias y su diversidad, cada día instalan un ladrillo más en la unidad de la izquierda. Y somos los frenteamplistas celosos cuidadores, no de la historia o el pasado, pero si de nuestros principios fundadores. El frenteamplista es celoso cuidador y tiene un lugar en el sistema de decisiones del Frente Amplio para hacer valer sus aspiraciones. Esa genialidad de los fundadores, en particular de Seregni, de incluir al movimiento de comités de base en la estructura de la fuerza política es central para identificar al Frente Amplio. Para un Frente Amplio que tiene más de 50 años, que se mantiene unido pero que además se mantiene unido reivindicado un Uruguay nuevo, un Uruguay mejor, un país que se lanza a los desafíos de cada momento con utopías muy profundas. Eso no le pasa a la mayoría de los partidos de izquierda y eso se explica en gran parte por los comités de base.
La actividad que hicimos el viernes pasado en el lanzamiento de este plan estuvo matrizada por la presentación de la politóloga Verónica Pérez, presentadora del libro La supervivencia de la militancia: el caso del Frente Amplio de Uruguay que da cuenta de eso. No es solo la opinión de los militantes, no solo una opinión política, sino que es una opinión académica, fruto de un estudio riguroso, que arroja estos resultados y efectivamente identifica en la red de comités de base la garantía de la unidad, la preservación de los principios y una capacidad de movilización que lo hace estar vigente en cada momento y ser determinante a la hora de las campañas. Son un instrumento de campaña muy potente que hay que preservar todos los días.
Yendo al plan en concreto, ¿cómo se desarrollará, cuales son los pasos concretos para concretar esta iniciativa?
-En realidad el plan ya se está implementando. Antes del lanzamiento del viernes pasado hubo varias reuniones preparatorias para el lanzamiento de nuevos comités de base. Una de ellas de compañeros que no vinieron a la actividad porque estaban formando un comité en un lugar donde nunca lo hubo. Era campo y ahora hay cooperativas, mientras nosotros estábamos explicando como era el plan había nucleamientos de compañeros generando uno de esos cien comités de base nuevos.
¿Es solo espontaneo? No. Tiene orientaciones. Por ejemplo la periferia de Montevideo tiene muchos votos del Frente Amplio pero la estructura no está tan presente. Ni el interior. Un interior donde hemos crecido electoralmente, si lo vemos en términos históricos, pero que en la última elección tuvimos un cierto retroceso. Y quiero ser claro: el retroceso electoral que tuvo el Frente Amplio se acompasó durante los 15 años de gobierno. Y con altibajos integró al interior. Cualquier análisis facilista que diga que perdimos por el interior, esta reduciendo el problema. Acá hay un fenómeno general que hizo que tuviéramos un proceso electoral que nos dejó lejos de la mayoría parlamentaria y en el balotaje, a pesar de la remontada, no fue suficiente.
Fruto de nuestros estudios, buena parte de los cien comités nuevos van a estar en la periferia de Montevideo y en el interior. Diría que la mayoría de ellos.
Identificada la necesidad lo que hay es un trabajo de los organismos intermedios, apoyados por la dirección nacional, y orientados por el propio plan que empieza a aglutinar frenteamplistas presentes, motivándolos para tener un nivel de organización mayor hasta el punto de conformar el comité de base.
Pero el plan no se queda ahí. El plan es de los 500 comités de base y no de los cien nuevos, Entendemos que tenemos que avanzar.
Se trata de otro desafío…
-Es un desafío enorme, porque es un desafío cultural, intergeneracional, un desafío a nosotros mismos. Fortalecernos y cambiar no es solamente cambiar, también para cambiar tenemos que fortalecernos. Ese es el juego en el que estamos comprometidos.
Entendemos que muchas de estas cosas pasan por incorporar nuevas miradas y nuevas prácticas a la acción militante. Por fijarnos objetivos concretos en torno a la vida política concreta de los comités de base. Es por eso que tenemos un ciclo de talleres, cada uno de ellos sobre una temática, en las que entendemos que tenemos que trabajar.
Un compromiso para superar la rutina. En momentos en que hay consenso para fortalecer los comités de base, la rutina puede ser nuestro peor enemigo.
¿Se respalda en otras iniciativas, como el Frente te Escucha, o forma parte de lo mismo?
-Se respalda en lo mismo. Son distintas acciones de fortalecimiento del Frente Amplio y de la planificación conjunta que hemos diseñado para ir al reencuentro con la ciudadanía. Y hay no solo vasos comunicantes sino motivaciones convergentes. El Plan de Organización no tendría ningún sentido si no estuviera acompañado de una reconstrucción del programa, de una mejora decidida en las formas de comunicarnos con la gente, no solo a través de los medios sino en la vida cotidiana. No tendría sentido si no estuviera acompañado de una política de encuentro pueblo a pueblo, barrio a barrio, en todos lados. Son distintas acciones del Frente Amplio tiene y cada una acumula a la otra. Sin los objetivos políticos y sin la unidad de las partes todo es receta. Acá lo que buscamos es darle vida al conjunto.
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El papel de los dirigentes
“El compromiso de la fuerza política de llevar adelante esto, atraviesa a todo el Frente Amplio y es encabezado por sus propios dirigentes. Los y las militantes hacen un esfuerzo por recrear al Frente Amplio en su lugar, sosteniendo su comité de base, llegando a más vecinos y vecinas, pero los dirigentes son esenciales para potenciar esa tarea militante. Esto no es una contraposición entre bases y sectores, ni entre bases y dirigentes, sino que es un esfuerzo conjunto de la fuerza política en el que los legisladores, los intendentes, lo directores, los ediles y la estructura está en su conjunto poniéndole calor y acompañando a los militantes. Una política de izquierda no puede estar nunca despegada del protagonismo popular. Entonces las verdaderas transformaciones desde la izquierda se hacen siempre cuando se genera el autentico protagonismo popular. En eso estamos”.