Algunos importantes «observadores internacionales» señalan cada tanto su desdén por reuniones cumbres como las dos que celebran anualmente el FMI y el Banco Mundial; las del Banco Central Europeo; las del G7 y las del G20, que, no olvidemos, se convirtió en 2008 en el organismo articulador de la resistencia global a la Gran Recesión 2007-2010 bajo la supervisión -¡o tempora, o mores!- de la entonces invencible alianza entre Estados Unidos y China Popular, que Donald Trump insiste ahora en convertir en guerra. Las acusan de ser únicamente actividades burocráticas, pero lo cierto es que siempre en sus resoluciones, en sus plenarios, en sus declaraciones, o en los acuerdos que se realizan en sus pasillos, siempre hay decisiones de gran importancia y significación.
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La denostada XIII Cumbre del G20 realizada entre el 30 de noviembre y el 1º de diciembre de 2018 en Buenos Aires, Argentina, la primera organizada en Sudamérica, asistió nada menos que al nacimiento del nuevo gran acuerdo comercial de América del Norte, ya que los presidentes Enrique Peña Nieto y Donald Trump y el primer ministro Justin Trudeau firmaron el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (ahora llamado T-MEC), sucesor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte de 1994 (Nafta), que fuera desconocido por el presidente de EEUU tras su asunción en 2017. Por otra parte, el documento final titulado «Construyendo consenso para un desarrollo justo y sostenible» incluyó treinta y tres puntos sobre el comercio internacional, el cambio climático y la protección del medio ambiente, el cambio tecnológico y la lucha contra la corrupción, además de objetivos en educación, salud, igualdad de género y protección laboral, en abierto desafío a las negaciones de Trump.
También ambientó una reunión entre Donald Trump y Xi Jinping. En pleno desarrollo de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, los presidentes Trump y Xi acordaron frenar la imposición de aranceles después del 1º de enero de 2019 (fecha en que Estados Unidos preveía elevar el impuesto a importaciones chinas de 10% a 25% por US$ 200.000 millones), con una suspensión de 90 días a la búsqueda de un acuerdo entre las partes.
La XIV Cumbre del G20 se llevó a cabo los días 28 y 29 de junio del 2019 en Osaka, Japón, bajo la titularidad del primer ministro Shinzo Abe ; y a la sombra del recrudecimiento de la guerra comercial, del cambio climático, del impacto de la robotización y la inteligencia artificial, y de las turbulencias financieras globales. Discutió ocho temas para apuntalar el desarrollo sostenible global: «Economía global», «Comercio e inversión», «Innovación», «Medio ambiente y energía», «Empleo», «Empoderamiento de la mujer», «Desarrollo» y «Salud».
No por azar ni por casualidad, el marco de la XIV Cumbre del G20, con la presencia de Donald Trump, Xi Jinping, Vladimir Putin, Narendra Modi, Angela Merkel y demás presidentes y primeros mandatarios de las principales economías mundiales, fue elegido para presentar oficialmente el Acuerdo de Asociación Estratégica (categoría más amplia que acuerdo comercial) entre Mercosur y la Unión Europea, que fue firmado en Bruselas, sede de los organismos comunitarios, el viernes 28 de junio.
El acuerdo que demoró veinte años
Las delegaciones del Mercosur que trabajaron en Bruselas estuvieron encabezadas por el canciller de Argentina, Jorge Faurie; de Brasil, Ernesto Araújo; de Paraguay, Luis Alberto Castiglioni; y de Uruguay, el exvicepresidente Rodolfo Nin Novoa, quien estuvo acompañado por el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Enzo Benech, y el subsecretario de Economía y Finanzas, Pablo Ferreri.
Fue precisamente nuestro ministro de Relaciones Exteriores quien en conferencia de prensa realizada el 1º de julio afirmó, entre otros conceptos, que gracias al Acuerdo Estratégico firmado entre Mercosur y la Unión Europea (UE), «el 97% de producción uruguaya tendrá acceso preferencial a Unión Europea con un impacto anual de US$ 100 millones».
Señaló que el acuerdo firmado entre el Mercosur y la Unión Europea es el más grande del mundo, ya que involucra un comercio de US$ 90.000 millones anuales y abarca casi 800 millones de personas, en países que representan casi la cuarta parte del Producto Interno Bruto mundial.
Agregó que una vez que entre en vigencia el convenio, nuestro país accederá de modo preferencial a 58 países (al sumar a los acuerdos ya firmados, este con los 28 países de la UE), con 97% de sus productos de exportación, con un impacto anual de 100 millones de dólares. También recordó que no hay ningún acuerdo que reúna a 32 países: los 28 de la UE y los 4 del Mercosur.
Nin Novoa destacó en la conferencia de prensa el trabajo desarrollado en los últimos tres años por los equipos técnicos de su Secretaría de Estado, y las negociaciones “arduas y difíciles” que concluyeron en el acuerdo firmado el viernes 28 de junio en Bruselas.
El canciller recordó que la Unión Europea es, luego de China, el segundo socio comercial tanto del Mercosur como de Uruguay (destino del 20% de nuestras exportaciones); así como que «hasta ahora era el bloque que mayor cantidad de aranceles imponía a la oferta exportable nacional».
En clara respuesta a críticas provenientes de Argentina que hablaron de una «reprimarización de nuestras economías», el ministro afirmó que «ser proveedor de materias primas alimenticias no es ningún deshonor. El mundo va a tener que soportar en pocos años a 10.000 millones de personas encima de él; es bien positivo que haya países como Uruguay que van a poder ofrecer alimentos sanos y baratos».
La directora general de Integración y Mercosur del MRREE, lic. Valeria Csukasi, precisó que el acuerdo implica plazos diferenciados para la entrada en vigencia de cada producto: para los denominados sensibles como, por ejemplo, el sector automotor, el Mercosur dispondrá de 15 años para la eliminación total de aranceles de ingreso y la UE, de 10 años. Agregó que la UE determinará cuotas para el ingreso de productos de interés de exportación como, en nuestro caso, la carne vacuna, el arroz, los cítricos o la miel, en un plazo de cinco años. En sentido contrario, el plazo será de 10 años, detalló la alta funcionaria.
El arancel del 20% vigente para la exportación de carne vacuna por la cuota Hilton caerá cuando entre en vigencia el Acuerdo Estratégico, tras ser aprobado por todos los parlamentos de los países involucrados.
Se señaló que «el capítulo comercial del acuerdo contempla beneficios para la oferta exportable de Uruguay con destino a la Unión Europea y contempla los intereses de Uruguay en materia de propiedad intelectual, servicios, compras públicas y los regímenes especiales, entre otros».
El ministro Nin Novoa afirmó enfáticamente que «el gobierno no largó la toalla, estamos trabajando en nuevos acuerdos; ya que además de los convenios comerciales suscriptos con 58 países, mantiene paralelamente una agenda negociadora con la EFTA (European Free Trade Association), se viene un tratado de libre comercio con Canadá y estamos muy cerca del bloque que conforman Noruega, Islandia, Suiza y Liechtenstein, y también en negociaciones con Singapur y Corea del Sur».
Con la firma del Acuerdo de Asociación Estratégica entre Mercosur y la Unión Europea, concluyó en Bruselas un proceso negociador iniciado hace 20 años en la Reunión de Jefes de Estados y de Gobierno de la Unión Europea y Mercosur, que tuvo lugar en Río de Janeiro el 28 de junio de 1999.
El presente es el primer acuerdo de gran impacto comercial que alcanza el Mercosur con terceros, y se destaca que en un contexto global de incremento del proteccionismo, la UE (que es el segundo bloque económico mundial) y el Mercosur (el sexto bloque mundial) conforman el inicio de una zona de libre comercio, apostando a la cooperación para el crecimiento económico, el empleo y las inversiones, uniendo ambas costas del Atlántico.
El texto del acuerdo ahora será sometido a una revisión legal de estilo, para luego ser remitido a los respectivos parlamentos y al Parlamento Europeo para su ratificación definitiva, lo que podría demorar al menos dos años.
El ministro Nin Novoa sostuvo que el tratado impulsa al Mercosur a “seguir transitando el camino de inserción internacional”, y tras la conferencia de prensa se reunió con representantes de cámaras empresariales y el Pit-Cnt para comentar detalles del acuerdo.
Comentarios a favor y en contra
La agencia calificadora Moody’s prevé que el pacto Mercosur-UE beneficie más a Uruguay y Paraguay, son economías “abiertas y pequeñas”. «El acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur es un acontecimiento positivo en términos crediticios, cuyos beneficios probablemente se materializarán en el mediano plazo», se señaló en declaraciones difundidas por la calificadora en Buenos Aires.
Por su parte, el Pit-Cnt manifestó preocupación por el acuerdo entre Mercosur y la UE. El secretario general del Pit-Cnt, Marcelo Abdala, señaló que hay preocupación en la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur por el acuerdo y adelantó que solicitarán una reunión con el canciller para conocer más detalles.
En cambio para el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Ernesto Murro, «el acuerdo Mercosur-UE es una gran noticia para celebrar». Apuntó que «estos no son acuerdos declarativos y tienen que ver con flujos de comercio y de trabajo, con posibilidad de utilizar o no herramientas de desarrollo, me refiero a las compras públicas, a la reglamentación de la industria del medicamento para poder generar caminos propios de investigación tecnológica y soberanía en materia de salud, me refiero a cuestiones que tienen que ver con certificados de origen, a las formas de promoción efectiva del trabajo en la región y al tratamiento de las asimetrías.
Europa es un continente capitalista de alto desarrollo (mientras que) nosotros somos países dependientes. Vamos a solicitar diálogo, conversaciones con el Ministerio de Relaciones Exteriores que nos puedan dar todos los elementos que nos permitan una valoración más tranquila», señaló.
Pero el adversario más enconado del acuerdo parece ser el presidente francés Emmanuel Macron (que sin embargo se ha promocionado como enemigo del proteccionismo y héroe del libre comercio), quien afirmó que «Francia aún no está lista para ratificar el acuerdo con Mercosur». «Hoy no puedo decir que vayamos a ratificarlo», agregó la vocera gubernamental Sibeth Ndiaye.
Según la funcionaria «los países del Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) deberán dar garantías a Francia para que ratifique el acuerdo, como ya sucedió con Canadá antes de rubricar su acuerdo comercial con la UE, el llamado CETA. Lo que decíamos del CETA hace cinco años no es lo mismo que decimos hoy, porque el CETA de hace cinco años no es el de hoy. Hay unas garantías que hemos obtenido en las conversaciones con el gobierno canadiense», señaló Ndiaye.
El ministro de Transición Ecológica y Solidaria, François de Rugy, señaló que una de las consecuencias indirectas del acuerdo con el Mercosur es que Brasil se comprometió a no salir del Acuerdo de París sobre el clima, como era la intención de Jair Bolsonaro.
Sin embargo, recordó que el tratado comercial «no ha sido ratificado aún, y no habrá ratificación si Brasil continúa con la deforestación en el Amazonas», aseveró De Rugy.
Francia ha sido siempre uno de los países más contrarios al acuerdo con el Mercosur, debido a la presión de sus agricultores, que gozan de una extraordinaria protección estatal.
Lagarde: del FMI al Banco Central Europeo
La mala noticia de la semana es que la actual directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, fue nominada para presidir el Banco Central Europeo (BCE) y anunció su «renuncia temporal» al organismo multilateral que encabeza desde 2011.
«Estoy honrada de haber sido nominada para la presidencia del Banco Central Europeo. A la luz de esto, y tras consultar con el comité de ética del Directorio Ejecutivo del FMI, he decidido renunciar de manera temporal a mis responsabilidades como directora gerente del FMI durante el periodo de nominación» informó en un comunicado.
Christine Lagarde, de 63 años, es una abogada francesa de corporaciones que fue ministra de Agricultura y Pesca, ministra de Comercio y ministra de Economía, Finanzas e Industria en el gobierno de Dominique de Villepin, y que fue juzgada en su país por favorecer al empresario amigo de Nicolas Sarkozy, Bernard Tapie, con 403 millones de euros de fondos públicos. Sucedió a su compatriota Dominique Strauss-Kahn, otro antiguo ministro francés que tuvo que dimitir del FMI por un escándalo sexual, y a Rodrigo de Rato, exministro de Economía español, actualmente procesado en España.
Su segundo mandato, renovado en 2016, concluía en julio de 2021.
Lamentablemente, todo indica que esta abogada de corporaciones, vinculada por sumisión, como el actual gobierno de su país, al gobierno alemán que dirige con puño de hierro Angela Merkel (que ha condenado reiteradas veces al ajuste fiscal permanente a la periferia de Europa), sustituirá al actual presidente del BCE, Mario Draghi, cuyo mandato permitió sacar a Europa de la Gran Recesión. Draghi, seguramente por influencia de los equipos económicos de Barack Obama, desarrolló en Europa los mismos instrumentos keynesianos que Ben Shalom Bernanke y Janet Yellen aplicaron desde la Reserva Federal para combatir y derrotar la Gran Recesión 2007-2010.
Malos tiempos vuelven a Europa, aunque Merkel se vaya.