Sorpresa, desazón y frustración fueron las palabras que usó el rector de la Universidad de la República (Udelar) , Rodrigo Arim, para expresar su postura ante una Rendición de Cuentas que no contempla incremento presupuestal para la casa de estudios que recibe el 80% de la matrícula universitaria.
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La Udelar no tuvo suerte en el reparto de recursos del Poder Ejecutivo: pidió 1.500 millones de pesos -para atender la recuperación salarial, el aumento de la creciente matricula estudiantil, el Hospital de Clínicas y la apertura de nuevas sedes-, pero la asignación fue de cero peso. El proyecto de Rendición de Cuentas, en sus 222 páginas de extensión, no menciona a la casa de estudios en ninguno de sus incisos, lo que generó la preocupación del colectivo universitario y de la sociedad en general.
Esta preocupación no está fundada únicamente en los recursos que no se le otorgarán al centro universitario, sino también en el presupuesto que se le pretende quitar, ya que el artículo 431 de este proyecto propone eliminar el adicional del pago del Fondo de Solidaridad, concepto que actualmente se destina a la Udelar.
¿Qué lectura hace del actual proyecto de Rendición de Cuentas?
Hay tres lecturas distintas. La primera es la sorpresa por la incorporación de la eliminación del adicional del Fondo de Solidaridad, sin una contrapartida para la Universidad de la República, ya que eso repercute directamente en sus finanzas y representa un 3% del presupuesto que, de aprobarse esta propuesta, se estaría recortando de forma automática. La segunda, es cierta desazón por el mensaje presupuestal, que no incorpora ningún incremento para la Universidad de la República, en un contexto en el que si lo hay para otras áreas del Estado como la ANEP [Administración Nacional de Educación Pública] y la UTEC [Universidad Tecnológica]. No competimos por los recursos con ninguna de estas instituciones, pero encontrarse con que no hay ni una mínima consideración en el mensaje del Poder Ejecutivo, es una situación bastante frustrante para el colectivo universitario que, además, viene saliendo de una epidemia donde hizo un enorme esfuerzo para sostener la enseñanza, la investigación y aportarle al país capacidades muy importantes.
¿Hay algo positivo para la Udelar en este proyecto?
La única buena noticia que hay para la Udelar en la Rendición de Cuentas, que es importante, tiene que ver con una asignación de 7 millones de dólares a la Intendencia de Paysandú para la construcción de un nuevo edificio universitario en esa ciudad. La Universidad va a aportar una cifra similar, en la medida que logremos emerger esta Rendición de Cuentas en condiciones razonables, y habrá un edificio nuevo en Paysandú que será emblemático. Pero se trata de una asignación por única vez, que valoramos, pero que no financia los programas de base de la Universidad de la República.
¿Qué proyectos y objetivos de la Udelar podrían quedar rezagados por falta de recursos?
Por un lado, creo que sería intrépido instrumentar carreras nuevas. La Udelar tiene aprobado, fundamentalmente en Montevideo, un conjunto de carreras que no va a lograr financiar. En el interior, donde recibimos algunos recursos incrementales por el presupuesto quinquenal, ahora estamos inaugurando algunas carreras: la Licenciatura en Computación en Salto y Paysandú y la de Agronegocios en Tacuarembó. Pero tenemos un conjunto de posibilidades para aumentar el espectro de carreras ofrecidas en otros departamentos que va a quedar cercenado. Ni hablemos de la posibilidad de desarrollar la Universidad en regiones en las que actualmente no está, por ejemplo, el eje Colonia-Soriano. Por otro lado, la renuncia a desarrollar algunos programas en el Hospital de Clínicas que condicionan mucho nuestra capacidad para aportarle al sistema sanitario elementos e insumos que le son imprescindibles y que solo el hospital puede brindar.
Con este panorama, ¿cuánto caería el presupuesto de la Udelar?
Nuestra estimación es que, de no mediar incremento presupuestal, vamos a terminar el quinquenio con una disminución de un 7% en términos reales, disminución a la que habría que sumarle un 3% del adicional del Fondo de Solidaridad, si llegara a aprobarse. Creo que eso está descartado, pero tal como está formulado el proyecto de Rendición de Cuentas, estaríamos en el entorno de un 10% de reducción presupuestal.
¿Tiene expectativas de que esa propuesta se revierta?
Es probable que se caiga; me han comentado legisladores, incluso del oficialismo, que no contaría con los votos como para ser aprobada tal como la envió el Poder Ejecutivo. Eso nos daría un poco más de aire para enfocarnos en los recursos que necesita la Universidad para desarrollar sus programas.
¿Cómo impactaría la caída presupuestal en el salario de los docentes?
Los salarios docentes podrían tener un ajuste que sería igual al de la ANEP, esa es la hipótesis que estamos manejando ahora. Eso significa que podríamos terminar el período con recuperación salarial, pero no con aumentos salariales.
El gobierno ha ponderado la ciencia, tecnología e investigación, pero no se reflejó en esta Rendición. ¿Qué reflexión merece?
Hay una contradicción implícita. Por un lado, se valora lo que la ciencia hizo durante la pandemia, de una manera muy competente, pero también con estructuras que son muy frágiles, mediante afirmaciones de que se priorizarán áreas de ciencia, tecnología e innovación en el país. Por otro lado, este relato no se condice con la asignación presupuestal. Y esto también tiene que ver con otros instrumentos ajenos a la Universidad de la República, pero que nuestros investigadores también utilizan, como por ejemplo la ANII [Agencia Nacional de Investigación]. Hay un incremento en el orden de los 4 millones y medio que esperamos que se destine a programas que sostengan la actividad de los investigadores. Simultáneamente, tiene que ver con que tampoco se sostiene a las otras instituciones en donde opera la mayor parte de la investigación en Uruguay. En particular, las instituciones públicas de investigación, como el Clemente Estable, el INIA [Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria] o el Hospital Pasteur, es decir, el sistema de investigación de Uruguay, que es todavía flaco, en general no recibe recursos relevantes para poder desarrollarse.
Luego de la LUC, ¿se ha podido cuantificar la pérdida de convenios que Udelar mantenía con el Estado?
Nosotros no tenemos registro de que exista una disminución de convenios sistemática en los servicios públicos. Algunos cayeron y otros no. Perdimos el convenio que sostenía al Polo Tecnológico de Pando, pero eso pasó hace dos años, aunque todavía lo estamos sufriendo. Cayeron algunos convenios importantes, que generaron alguna dificultad, como el de Pando y algunos otros en el área de salud que teníamos con ANEP. Pero en casos como el de ANEP, no fue porque se sustituyan con otros actores o porque estén aplicando el artículo de la LUC que los habilita a conveniar con otras universidades privadas, sino que cayeron por el ajuste fiscal.
En defensa de la Udelar
Un numeroso grupo de científicos, docentes, referentes de la academia y de la cultura se pronunciaron sobre la ausencia de la Udelar en el proyecto de Rendición de Cuentas. Mediante una carta abierta, cuestionaron que se hable de un "presupuesto para la educación y la ciencia", pero se excluya a la principal institución universitaria del país, “que atiende el 85% de la matrícula universitaria, realiza más del 75% de la investigación científica y forma a la masa crítica de investigadores e investigadoras con que cuenta el Uruguay”.
Además, aportaron datos que reflejan una democratización del acceso a la educación que logró el país a través de su Universidad: “Hoy, más de 22.000 estudiantes asisten a las sedes de la Universidad en Salto, Paysandú, Rivera, Tacuarembó, Melo, Treinta y Tres, Rocha y Maldonado y el 51% de la matrícula universitaria es primera generación en su familia en ingresar a la educación universitaria”.
Por otro lado, valoraron el aporte social de la Udelar durante la pandemia por coronavirus: “Ante esa crítica coyuntura, la Universidad mantuvo sus cursos en modalidades virtuales y volcó todos sus recursos a la atención de la emergencia sanitaria y social, aportando sus cuadros al GACH, comprometiéndose con la asistencia sanitaria, desarrollando la innovación
La misiva también advierte que sin incremento presupuestal “se afectarán fuertemente las oportunidades educativas para nuestros jóvenes” y “se resentirá la capacidad del país para retener a sus personas más formadas, que pasarán a alimentar la llamada fuga de cerebros hacia universidades de la región y el mundo”.
“Un país que debilita su universidad empobrece su vida cultural y compromete su desarrollo sustentable. Un país que cuida a su universidad cuida su futuro”, concluyeron.
Algunas de las personalidades que firmaron esta iniciativa en defensa de la institución pública son: los exintegrantes del GACH (Grupo Asesor Científico Honorario) Rafael Radi, Javier Hurtado, Óscar Noboa y Otto Pritsch; los exrectores de la Universidad Rodrigo Arocena y Roberto Markarian; y científicos como Gonzalo Moratorio, Henry Engler y el presidente de la Academia Nacional de Ciencias, Eduardo Manta.