Hacete socio para acceder a este contenido

Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.

ASOCIARME
Sociedad hambre |

Carestía

El hambre no miente: la situación en Rocha

Los relatos sobre adolescentes que pasan hambre y sufren las consecuencias se van acumulando. La crisis alimentaria existe y se viene profundizando.

Suscribite

Caras y Caretas Diario

En tu email todos los días

Hambre. Detengámonos unos segundos en esta palabra: hambre. Tan banal y cotidiana, tan pasajera. ¿Cuántas veces al día decimos «tengo hambre»? Pero es un hambre que sabemos que podemos saciar. La necesidad (muchas veces apenas el deseo) de comer algo. Pero hay otro tipo de hambre, el hambre de verdad, la «escasez de alimentos básicos, que causa carestía y miseria generalizada» si nos ceñimos a una definición de diccionario.

La palabra hambre se utiliza para hablar de deseo o de miseria. ¿En cuál pensamos cuando pensamos en tener hambre? Las palabras no llenan el estómago, pero permiten entender las realidades que nos rodean. Por eso nos detuvimos en la palabra hambre, porque es tan fuerte la costumbre de escucharla o utilizarla para hablar de un momento puntual que se vuelve necesario cambiar el chip antes de continuar.

Tras dos años de pandemia los centros educativos volvieron a la presencialidad plena y en Secundaria los estudiantes tienen gimnasia y talleres a contraturno; es decir, a veces pasan casi todo el día en el liceo. Esto significa que muchas veces es allí donde los adolescentes se tienen que alimentar.

El 13 de mayo el periodista Salvador Neves publicó en Brecha una nota titulada «Donde ruge», en la que informa sobre casos de hambre en adolescentes de la periferia montevideana. A raíz de su publicación surgieron nuevos artículos en diferentes medios del país en los que se relatan casos y denuncias de situaciones similares. Ha habido desmayos, dolores de cabeza y de panza, problemas de concentración y otras manifestaciones físicas y psicológicas del hambre.

Fiorella Pena, adscripta del liceo 25 de Montevideo e integrante del Consejo Ejecutivo de Fenapes, relató en Legítima Defensa el 10 de junio: "Hablo por todas y todos mis colegas docentes que tenemos que estar ahí enfrentando el 'profe tengo hambre, no comí nada', con lo que implica en la carga emocional y mental de un adolescente ponerse en ese lugar, es vergonzante para ellos plantear que tienen hambre o lo plantean cuando no se aguanta más".

Las situaciones, comentó Pena, comenzaron a notarse de manera aislada, no se tenía un panorama general, hasta que los núcleos sindicales comenzaron a comunicar los casos y el tema llegó a la prensa; entonces "pareció cuajar todo eso que se daba de manera más aislada".

Estas primeras notas, entrevistas y datos no se pueden analizar aislados de la situación de carestía que atraviesa el país. Los niños y adolescentes son la población más afectada por la pobreza, de acuerdo con el estudio Derecho a la alimentación en Uruguay durante la pandemia de la COVID-19: experiencias de la sociedad civil de la Universidad de la República. En 2020 "el 20,2% de los menores de 6 años vivía en hogares bajo la línea de pobreza", informan, "lo que representa un aumento de 4 puntos porcentuales respecto a 2019". Los datos de años anteriores muestran que en Uruguay hay al menos 100.000 nuevos pobres desde 2019. El hambre no surge en los centros educativos, es allí donde se deja ver.

Secundaria, a diferencia de Primaria, no cuenta con servicio de comedores en los circuitos de los liceos, informó Alejandro Sosa, docente e integrante del Consejo Ejecutivo de Fenapes en Legítima Defensa el 10 de junio. Esto complejiza el análisis de la situación, ya que hay centros en los que, por convenio, los adolescentes pueden asistir al comedor de la escuela más cercana; en algunos casos hay becas del Ministerio de Educación y Cultura, pero es bajísimo el porcentaje de alumnas y alumnos que acceden. Y ante la insuficiencia del accionar estatal son los funcionarios, los comercios locales y la comunidad quienes se organizan para juntar alimentos.

Rocha

Todavía no existen datos sistematizados de cuántos adolescentes están pasando hambre ni de cuántos necesitan comer en los centros educativos, menos información desagregada por departamento. Podemos ir tirando hilos de datos para formarnos una imagen cada vez más completa de lo que sucede.

En los próximos días, según fue informado a Caras y Caretas, los núcleos sindicales de Fenapes y Asociación de Funcionarios de UTU (Afutu) en Rocha van a abordar la temática del hambre en sus asambleas para contar con un panorama más completo y pensar vías de acción.

Ana Núñez, adscripta de la UTU de la ciudad de Rocha, relató a Caras y Caretas que todos los años hay una cantina tercerizada que "dona unas meriendas por mes, y este año aumentó el número de donación porque encontramos en los chicos algunas expresiones de hambre, en algún momento algún chico se siente mal".

Núñez, que trabaja en el turno de la tarde, aseguró que "es muy recurrente que los adscriptos preguntemos a los chicos si comieron" y a veces la respuesta es "comí unas galletitas con un jugo" como ingesta del día.

En 2020 y 2021 la UTU de Rocha gestionó canastas alimenticias, algunas donadas por el sindicato, alimentos donados por docentes. "Se detectan situaciones y se trabaja con las familias", contó Núñez. Este año no se ha organizado aún, pero la funcionaria ha visto que algunos estudiantes mayores de edad se están movilizando por su cuenta para juntar alimentos para una compañera.

Fuentes de distintas localidades del departamento vinculadas a centros educativos públicos de educación Secundaria y UTU relataron a este medio que cada vez registran más casos de alumnas y alumnos que están pasando hambre. En algunos centros las situaciones son puntuales, pero en otros es un problema generalizado y hay mecanismos colectivos en acción para contrarrestarlo.

Ese último es el caso del liceo de La Coronilla. Fernando Rodríguez, edil de la localidad por el Frente Amplio (FA) dijo en diálogo con Caras y Caretas: "Se había escuchado en los padres y alumnos rumores de que estaba siendo escasa la comida en el comedor del liceo de La Coronilla, que tiene una particularidad y es que atiende a chiquilines de una zona amplia: de Punta del Diablo (porque no hay Secundaria), Fortaleza de Santa Teresa, Chuy y zona rural aledaña".

De acuerdo con Rodríguez "hoy por hoy están comiendo 90 chiquilines en el comedor del liceo. Los días que tienen talleres o gimnasia son a contraturno. Gimnasia es a las 10. Un chiquilín que viaja sale de su hogar a las 9 de la mañana para poder llegar. Las clases de 1°, 2° y 3° terminan a las 18:15 y el ómnibus pasa a las 18:40 horas. Llegan a su hogar cerca de las 19:30 a 20:00; los chiquilines están casi 12 horas fuera del hogar. Hay algunos que pueden darles una vianda, un refuerzo, y otros no. A veces tienes que elegir entre el estudio, la comida, los pasajes".

En este momento el liceo de La Coronilla atiende esta necesidad "gracias al esfuerzo terrible que hace la comisión de padres, pero llega un momento que no da con todo". Días después de enterarse de esta situación y acercarse a las autoridades del centro para obtener información, Rodríguez vio en Facebook publicaciones de padres de alumnos "donde piden colaboración, ya era como un pedido desesperado de leche para el comedor del liceo porque no le era suficiente para darle la leche a todos los chiquilines". En el centro se consumen 25 litros de leche diarios.

Algunas familias explicaron al edil que "las partidas están siendo muy escasas, llegan tarde, muy tarde. Yo hablé el 8 y no había llegado la partida de este mes y muchas veces el profesor o padre tiene que ir a levantar las partidas a Rocha ciudad". Es decir, recorrer 110 kilómetros para levantar los alimentos y desandar su camino, con los costos que eso implica. Y esas partidas que llegan desde el Instituto Nacional de Alimentación "dan para 8 días aproximadamente, el resto del mes tienen que solucionarlo las familias y los comercios locales que donan".

Otra cosa que "preocupa muchísimo" es que algunos adolescentes "nos arrimaron la preocupación de que se había manejado la posibilidad de sacar hora de taller por la alimentación". Aunque Rodríguez no tiene información oficial desde el lico sobre esto, ese es el dato que corre entre los adolescentes.

Temas

Dejá tu comentario

Forma parte de los que luchamos por la libertad de información.

Hacete socio de Caras y Caretas y ayudanos a seguir mostrando lo que nadie te muestra.

HACETE SOCIO