En Bolivia el nombre de Marset volvió a sonar con fuerza tras el homicidio del narcotraficante boliviano Lorgio Saucedo Méndez y una serie de ajustes de cuenta en Santa Cruz de la Sierra en los que fueron asesinados varios ciudadanos europeos pertenecientes a mafias balcánicas que —según las autoridades— disputan las rutas y los laboratorios que el grupo de Marset intenta recuperar tras haber escapado de esa zona a fines de julio de 2023.
El director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN) en Santa Cruz, coronel Amilkar Ramírez, confirmó que se indaga la posible presencia de Marset en un hangar en El Coloradillo, Warnes, donde fueron halladas siete avionetas, un arsenal de guerra y caletas subterráneas, presuntamente destinadas al acopio de la cocaína producida.
El lugarteniente de Marset en Uruguay
El otro buscado por la Policía es “El Flaco” Luis Fernando Fernández Albín, a quien se le adjudica su participación ideológica en el atentado a Ferrero por la pérdida de varios cargamentos en el último año. El Flaco quedó libre a mediados de junio, tras recibir una pena de 7 meses —la cual cumplió apenas dos meses en prisión efectiva— por ordenar el atentado a balazos a la oficina de Luis Mendoza en la sede del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), en diciembre de 2024, motivada por el traslado de su hermano Diego Martín al sector de máxima seguridad del Comcar.
Fernández Albín, de 38 años, es señalado por la Policía como el principal lugarteniente de Marset en Uruguay, al menos desde el 2022, año en el que la estructura del clan Marset-Insfrán sufrió un importante golpe con el Operativo A Ultranza Py. Según información de inteligencia policial y las investigaciones llevadas a cabo por la fiscal de estupefacientes Mónica Ferrero (labor que continuó Angelita Romano), los Albín y los Suárez tienen un negocio de abastecimiento local de droga y tienen el soporte de Marset, el PCC y narcos europeos para el acopio, protección y logística de envíos de droga desde Uruguay hacia Europa.
El modus operandi utilizado mayoritariamente por este grupo tras la instalación de tres nuevos escáneres en el puerto de Montevideo consta de embalar herméticamente la cocaína en tarrinas con dispositivos GPS y llevarlas a alta mar, para que allí un equipo de buzos tácticos del PCC las introduzcan en grandes buques que salen del puerto. En Europa, los buzos de mafias balcánicas las rescatan a su llegada a los puertos.
En ese contexto, el Flaco fue investigado en el marco de las últimas grandes incautaciones de cocaína y pasta base en el país. La última de ellas en Punta Espinillo, cuando el pasado 4 de agosto, las autoridades, en el marco de la Operación Nueva Era, decomisaron un alijo de 2.200 kg de cocaína, escondido bajo tierra, que estaba pronto para ser transportado desde la costa hacia un buque transatlántico interceptado en altamar.
Por este último cargamento, el mayor hallado en el país por fuera del puerto de Montevideo y el tercero más grande de la historia, Fernández Albín fue investigado e incluso fue localizado en una finca a pocos metros de la chacra de Punta Espinillo donde se halló la droga. Sin embargo, la Fiscalía no encontró pruebas en su contra.
Los tres cargamentos perdidos en 2024
Lo mismo pasó con otros grandes cargamentos decomisados con los que fue vinculado, como fue el caso de la Operación Faro el 20 de setiembre de 2024. “La investigación se enfocó en una organización que desde Uruguay ofrecería logística para el acopio y posterior envío de droga vía marítima, logrando identificar a personas, fincas, vehículos y una embarcación pesquera”, en la que se iban a cargar los 692 kg de cocaína hallados en un camión detalla el informe oficial del operativo antidrogas desarrollado simultáneamente en varios puntos del oeste de Montevideo, como el Cerro y Pajas Blancas, y en Ciudad del Plata (San José).
1000343078
Paquetes herméticos para ser transportados por altamar.
Por ese cargamento terminaron presas varias personas vinculadas al grupo de Los Albín y el 28 de octubre fue asesinado por sicarios en una empresa de Melilla, un veterano empresario del transporte internacional —con antecedentes por narcotráfico— vinculado al esquema que perdió el cargamento de cocaína en Ciudad del Plata.
Apenas una semana después cayó otro cargamento vinculado a los Albín. El 2 de noviembre de 2024 la Policía incautó 918 kg de droga también en Ciudad del Plata, en el marco de la Operación Libia. Tras varios allanamientos, las autoridades incautaron 733 kg de cocaína que serían enviados a Europa, y 110 kg de pasta base y 74 de marihuana, que se presume estaban destinados a abastecer el mercado local.
En esa ocasión fueron detenidas e imputadas tres personas. Los dueños de la finca (donde también hallaron un arsenal y matrículas paraguayas): un oficial de la Unidad de Respuesta Policial y su pareja, una trabajadora penitenciaria que había estrechado un vínculo en prisión con el tercer imputado, un hombre de 32 años.
El penúltimo operativo antidrogas en contra del grupo presuntamente liderado por Fernández Albín se llevó a cabo en la noche del 14 de noviembre de 2024, bajo el nombre de Operación Águila Marina y Penélope, que buscaban desarticular a una banda que acopió un gran cargamento de droga para su posterior carga en un buque con destino a Europa.
La Fiscalía junto a la Policía, determinaron que los delincuentes “habían alquilado una vivienda en el balneario Bello Horizonte, a la que arribaron dos camionetas presuntamente cargadas con la droga y, por otro lado, los demás implicados se ocuparon en los días previos de obtener insumos y recursos para poder concretar las maniobras de salida en alta mar y la llegada a destino”.
Para ese cometido habían acondicionado una embarcación pesquera en la playa de San Luis, pero las fuerzas de seguridad actuantes interceptaron al grupo in fraganti, cuando transportaban en una camioneta unos 1.070 kg de pasta base, droga que logró ser decomisada, no sin antes enfrentarse a tiros con los narcotraficantes durante varios minutos. Un efectivo de la Prefectura Nacional fue herido por una bala que le rozó la cabeza y un policía recibió un tiro en una mejilla.
2_57
Cargamento récord de pasta base incautado en San Luis.
Policías, empresarios de comercio exterior y una abogada
Estas operaciones antidroga llevadas cabo por la Fiscalía de Estupefacientes liderada por Ferrero —y luego Romano— permitieron desarmar una parte importante de esta organización de narcotráfico que combinaba contactos con pesos pesados en el Penal de Libertad, policías y una logística a nivel nacional e internacional, en la que cumplían un rol relevante la abogada penalista Ana María Bugliari y su pareja, un transportista logístico oriundo de Paysandú, que a través de empresas exportadoras a su nombre y de terceros, facilitaba el envío de grandes cargamentos de cocaína por el puerto de Montevideo.
La pareja, que respondía internacionalmente al clan Marset, y se presume que localmente operaba con el grupo de Fernández Albín, con base en Cerro Norte, fue investigada a partir de una denuncia “anónima” que llegó a la fiscalía de estupefacientes a cargo de Ferrero.
Ambos fueron condenados a fines del año pasado, lo que resultó ser un duro golpe a la estructura de narcotráfico internacional montada por el grupo que responde a Marset en Uruguay. La pareja también era la encargada de captar a los pilotos que introducían cargamentos de droga en la madrugada, tirándola desde avionetas que partían desde el Chaco paraguayo y terminaban en campos de Artigas y Salto, muchas veces haciendo escalas logísticas para reabastecimiento de combustible en el litoral argentino.
De hecho, el nombre de la Dra. Bugliari se hizo público cuando la abogada defendió al narco piloto argentino Francisco Fogel, quien fue detenido en Concordia con un cargamento y una avioneta vinculados al esquema uruguayo.
Asimismo, Bugliari defendió en 2023 a un clan balcánico —integrado por serbios y montenegrinos— en el marco de la Operación Virtus que se llevó a cabo en la zona de Pajas Blancas y terminó con la incautación de 489 kg de cocaína y dos lanchas. Según la investigación de la fiscal Ferrero, los serbio-montenegrinos tenían la tarea de enseñarles el método drop off para “contaminar” en altamar los buques que van a Europa.
24032023-DSC_5459
Lanchas rápidas decomisadas en Pajas Blancas.
El Penal de Libertad como centro de contactos y operaciones
Luis Fernández Albín estuvo preso en el Penal de Libertad por casi 15 años desde 2009. El Flaco debió salir en 2023, pero se le sumó una nueva condena en 2017, puesto que, desde su celda, ordenó una entrega de droga junto a su pareja.
En dicho centro penitenciario estuvo hasta 2017 su principal aliado: Luis Alberto “Betito” Suárez, libre desde 2023, aparentemente fuera de los negocios, pero afincado en su fuerte del Cerro Norte donde su grupo, “Los Suárez”, y “Los Albín” mantienen una sangrienta disputa con otra banda: “Los Colorados”, vinculada a la familia Mattos, cuyo jefe mayor fue asesinado en los accesos a Montevideo en julio del año pasado, recrudeciendo una guerra narco que va más allá de los mercados de droga en el oeste, sino que también tienen que ver con las labores de acopio, protección y logística de grandes cargamentos confiadas por Marset y el PCC.
Tras el homicidio del líder de los colorados, varios allanamientos en Cerro Norte terminaron con detenciones e incautaciones de celulares que, tras ser periciados, los investigadores encontraron vínculos directos entre el Betito, Marset y el PCC.
Al igual que Fernández Albín, Marset y Suárez aprendieron del negocio del narcotráfico internacional en el sector del Penal de Libertad denominado La Piedra, donde son alojados los principales narcotraficantes extranjeros. Durante un largo tiempo, los tres estuvieron presos en ese mismo centro penitenciario.
Durante ese período, se supone que los uruguayos estrecharon lazos con integrantes del PCC, la organización criminal más grande de Brasil originada en 1993, justamente desde los centros penitenciarios, principalmente en San Pablo.
8923c475f113401725ebe61292665abf
En los últimos años, los hermanos Albín estuvieron recluidos en el mismo piso del Penal de Libertad, según reveló una reciente crónica de El País. Víctor “Vitito” Albín (celda 7), Luis Fernando Fernández Albín (celda 9) y Diego Martín Fernández Albín (celda 15). En ese mismo bloque (en la celda 10) está recluido Sebastián Alberti Rossi, cuñado de Marset, quien en 2021 protagonizó una sospechosa fuga de la cárcel de San José.
El Vitito, quien es considerado el más peligroso de los Albín y está preso por homicidio, fue quien ordenó desde el Penal de Libertad el homicidio (frustrado) del Axel Joel Mattos, el nuevo líder de Los Colorados tras el asesinato del capo de la banda, César Abelardo Giménez, en julio de 2024.
Días después de la balacera contra el nuevo líder de Los Colorados, atacaron a tiros al Betito Suárez en el Cerro, pero éste zafó.
El tiroteo ocurrido en febrero de este año en plena rambla de Buceo causó conmoción de las autoridades y la opinión pública (al menos por un rato). La fiscal Mirta Morales advirtió ese día la “impunidad total” con la que los Albín operaban desde la cárcel, como parte “de una gran organización” con una “logística brutal”.
El PCC en Uruguay
Los primeros nexos con la organización brasileña se remontan a los vínculos que forjó el Betito Suárez hace más de una década en el Penal de Libertad, pero la relación creció. Según un informe de la Fiscalía de San Pablo publicado en junio de 2025, se han identificado 140 integrantes del PCC en Uruguay, lo que posiciona al país como el cuarto con mayor presencia de miembros de esta organización fuera de Brasil. De estos, 96 están privados de libertad (principalmente por delitos como narcotráfico, rapiña, homicidio o hurtos) y 44 están libres. Esta cifra representa un aumento respecto a reportes anteriores, como uno de 2024 que mencionaba 116 miembros.
La expansión del PCC en Uruguay se da como en Brasil y otros países a través de las cárceles, donde reclutan a miembros de grupos locales para dominar los negocios ilegales. Territorialmente, se extiende junto a otras bandas en ciudades fronterizas.
El PCC opera aliándose o reclutando de organizaciones criminales locales, especialmente en la frontera con Brasil (zonas como Artigas-Quaraí, Rivera-Livramento, Río Branco-Yaguarón y Chuy-Chuí). Según informes policiales, se vincula con siete grupos delictivos en estas áreas, dedicados al narcotráfico, tráfico de armas, control territorial y lavado de activos.
Los principales aliados o grupos relacionados son "Os Manos": con 52 integrantes, el grupo más grande, cuyo líder, Carlos Silva de Mello alias "el Piojo", uruguayo de 29 años, fue recientemente liberado de una prisión en Caxias do Sul (Brasil). Opera en Artigas, Rivera, Cerro Largo y Rocha, con actividades en acopio y distribución de estupefacientes y armas.
Además, la ficha del PCC, que se elaboró en 2024 en base a información de un informe unidades de la Dirección de Investigaciones de la Policía Nacional y la Unidad de Investigación y Análisis Penitenciario del Ministerio del Interior, señala como líder o reclutador de esta facción del PCC al uruguayo Diego Fernando de la Vega Hernández, de 49 años, con antecedentes penales por narcotráfico en 2010 y homicidio en 2014. Es señalado por las autoridades como aliado del Betito en el norte, y como líder del grupo criminal presente en la frontera de Rivera: "Os Cría Da Fronteira".
el_pcc_domina_las_carceles
Giuzzio: "En 2020 fui Uruguay a advertir sobre presencia del PCC y no me dieron pelota"
El exministro de Interior de Paraguay, Arnaldo Giuzzio, manifestó en una entrevista en 2023 que "en el 2020 yo había ido a Uruguay a advertir sobre la presencia del PCC en ese país, como un puerto de salida. No me creyeron mucho, no me dieron mucha pelota". Giuzzio, al igual que el fiscal paraguayo Marcelo Pecci (asesinado en Colombia en mayo de 2021), sostenían que Marset fungía como proveedor de cocaína de una mega alianza narco entre el PCC y 'Ndrangheta (de la que formó parte el italiano Rocco Morabito hasta su caída en 2021.
En ese esquema ligado a Marset también estuvieron los brasileños Marlon Douglas “Beiño” Santos Silva, con nexos en Bolivia y Lindomar Reges Furtado, considerado uno de los narcotraficantes y lavadores de dinero más importantes de Brasil mediante transacciones financieras relacionadas principalmente en inmuebles, caballos de carrera, criptomonedas y negocios ganaderos. Su detención el año pasado fue un duro golpe para la estructura de Marset, y las derivaciones de su causa en Brasil podrían tener un impacto colateral en Paraguay y Uruguay.