Durante 2022, además, la escasez de unidades nuevas —solo se vendieron 13,9 millones de autos, frente a 14,6 millones en 2021— obligó a muchos conductores a extender la vida de sus vehículos actuales, sobre todo los de combustión.
¿Por qué los autos de gasolina duran más?
Varios factores explican la diferencia. El primero es económico, los precios elevados de los autos nuevos, tanto eléctricos como convencionales, llevan a conservar el actual por más tiempo.
También influye la fiabilidad de los motores de combustión, conocidos por su resistencia y mantenimiento más sencillo. El mercado de segunda mano sigue siendo fuerte, incluso los vehículos con varios años de uso encuentran compradores fácilmente.
En muchas zonas, además, la falta de infraestructura de carga eléctrica mantiene al auto de gasolina como una opción más práctica y previsible.
Innovación y consumo rápido
En el extremo opuesto, los autos eléctricos se renuevan con la velocidad de los teléfonos celulares. Cada año llegan modelos con mayor autonomía, nuevas funciones digitales y baterías más eficientes, lo que vuelve tentador cambiar el vehículo por una versión más moderna.
El estudio de S&P Global destaca que muchos consumidores optan por planes de leasing de 36 meses, que facilitan renovar el auto cada tres años. A esto se suman los incentivos fiscales, promociones y actualizaciones frecuentes de marcas como Tesla o BYD.
“Los ciclos de sustitución no son solo cuestión de precio; son la consecuencia directa del ritmo de la innovación y de la confianza del consumidor”, señala el informe.
El mercado de segunda mano se adapta
El fenómeno también repercute en el mercado de usados. Los eléctricos seminuevos abundan y se ofrecen a precios más bajos, aunque sufren una depreciación más rápida por la percepción de obsolescencia tecnológica.
Sin embargo, las garantías de batería, que suelen cubrir entre 8 y 10 años, brindan cierta seguridad si se verifica el estado del acumulador antes de comprar. En cambio, los autos de gasolina mantienen su demanda en regiones donde aún no hay suficiente infraestructura de carga y el costo de uso es más estable.
¿Sostenibles o desechables?
El recambio acelerado de los eléctricos genera una paradoja, ¿cómo conciliar la sostenibilidad ambiental con un consumo tan rápido? Aunque cambiar de auto cada pocos años parece poco ecológico, los fabricantes destacan que cada nueva generación reduce las emisiones y mejora la eficiencia energética.
Para las automotrices, los servicios digitales —como actualizaciones de software o suscripciones— ya representan una nueva fuente de ingresos, mientras los gobiernos enfrentan el desafío de expandir la red de carga y mantener la transición accesible.
La durabilidad de los autos de gasolina refleja una cautela económica propia de tiempos inciertos, mientras que la rotación rápida de los eléctricos muestra la ansiedad por la innovación de una era tecnológica.
El futuro del sector automotor dependerá de encontrar un equilibrio entre precio, infraestructura y madurez tecnológica. Solo entonces, los eléctricos podrían igualar —o incluso superar— la longevidad de sus antecesores a gasolina.