En debate: el impacto de la pirotecnia
En la antesala de la Navidad, profesionales de la salud, organizaciones sociales y colectivos de protección animal vuelven a advertir sobre el impacto negativo de la pirotecnia sonora en personas con hipersensibilidad sensorial y en animales, un fenómeno que cada año se repite durante las celebraciones de fin de año.
Especialistas señalan que los estruendos, al ser ruidos intensos, repentinos e impredecibles, pueden generar altos niveles de estrés, angustia y crisis en personas con trastorno del espectro autista (TEA) y otras condiciones que implican sensibilidad auditiva. En muchos casos, estas situaciones derivan en episodios de ansiedad, llanto, desregulación emocional y dificultades para permanecer en espacios familiares durante una fecha asociada al encuentro y la celebración.
En Uruguay, la venta y el uso de pirotecnia se encuentran regulados. La Ley Nº 20.246, aprobada por unanimidad en ambas cámaras del Parlamento y promulgada el 29 de diciembre de 2023, establece que está permitida la comercialización y utilización de pirotecnia cuyo nivel sonoro no supere los 110 decibeles en todo el territorio nacional. No obstante, desde organizaciones sociales y de salud advierten que, aun dentro de los márgenes legales, el impacto del ruido puede resultar significativo para determinados colectivos vulnerables.
La problemática también alcanza de forma directa a los animales. Veterinarios y protectoras señalan que perros, gatos y otros animales domésticos poseen una capacidad auditiva muy superior a la humana, por lo que los fuegos artificiales pueden provocarles pánico, taquicardia, temblores y conductas de huida. Cada año se registran pérdidas de mascotas, accidentes y lesiones asociadas al miedo extremo generado por la pirotecnia.
El efecto no se limita a los animales de compañía. En la fauna silvestre, el ruido de las explosiones puede causar desorientación, abandono de nidos, choques contra estructuras y, en algunos casos, la muerte, especialmente en aves y pequeños mamíferos.
Hacia festejos más inclusivos y respetuosos
En este contexto, distintas organizaciones promueven campañas de concientización que apelan a reducir o evitar el uso de pirotecnia sonora durante las fiestas, e invitan a optar por alternativas de menor impacto, como elementos lumínicos o celebraciones sin estruendo. El objetivo, señalan, es avanzar hacia festejos más inclusivos y respetuosos, que contemplen el bienestar de personas sensibles y de los animales, sin desconocer el marco legal vigente.
Desde la Coordinadora Pirotecnia Cero han pedido de forma insistente no utilizar pirotecnia sonora durante las festividades tradicionales, subrayando su impacto no solo en personas con TEA sino también en bebés prematuros, personas mayores y personas con otras condiciones de salud sensibles. En contraparte, representantes de colectivos vinculados al autismo, como la Federación Autismo del Uruguay, plantearon en 2023 que no todas las personas con TEA reaccionan negativamente a los fuegos artificiales, y propusieron considerar opciones más inclusivas, como espectáculos de bajo impacto sonoro.
La discusión vuelve a instalarse cada diciembre y plantea un desafío recurrente: cómo equilibrar las tradiciones festivas con el derecho de todas las personas a transitar estas fechas sin miedo ni sufrimiento.