Mendy explicó que la iniciativa tiene sus raíces en el proyecto “Productividad y diálogo social", en el marco de las Respuestas Innovadoras a Desafíos Estratégicos (RIDE), que fue financiado por INEFOP y ejecutado en el año 2022. Este proyecto se llevó a cabo con trabajadores de la industria automotriz y de la industria electro-electrónica.
Posteriormente, y a partir de distintos proyectos RIDE en ejecución, el INEFOP identificó la oportunidad de llevarlos a una escala mayor, lo que dio lugar al plan piloto “Escalando RIDE”.
“Decidimos ‘escalar’ ese proyecto a un ámbito más amplio que involucra a varios sindicatos industriales, incluidos aquellos afiliados a la Confederación de Sindicatos Industriales y a la Federación de Obreros de la Carne”, detalló Mendy. Esto se debe a que, cada vez más, hay convocatorias para discutir el tema de la productividad, pero los trabajadores no siempre cuentan con las herramientas adecuadas para hacerlo.
La experta agregó que la productividad se asocia de inmediato con el aumento del trabajo y su intensificación. “Sin embargo, la literatura científica respalda la idea de que la productividad va más allá y tiene que ver con la productividad de la organización en su conjunto, incluyendo el nivel de conocimientos desplegado y aplicado en el trabajo desde el inicio hasta el final del proceso productivo”.
Es decir, por un lado se encuentra la discusión conceptual y, por otro, está la cuestión de qué sucede cuando efectivamente se incrementa la productividad y cómo se puede lograr una distribución equitativa de sus beneficios.
Otro aspecto vinculado es el planteo referido a la reducción de la jornada laboral.
“Creemos que es posible trabajar menos horas y producir de la misma manera o incluso mejor, lo cual es objeto de un debate importante. En los sectores industriales que abordamos, algunas empresas han llegado a acuerdos con sus sindicatos para reducir la jornada laboral; en otros casos están dispuestas a discutirlo, aunque sin un horizonte claro; y en ciertas circunstancias ni siquiera se ha planteado la discusión. En resumen, existe una gran heterogeneidad”, explicó.
El proyecto comenzó a fines del año pasado con un avance en el cual se llevó a cabo un trabajo conjunto con la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL) y con la Mesa del Pan, que representa a todos los trabajadores de las panificadoras. Fueron realizados talleres con las direcciones sindicales sobre productividad, organización del trabajo y saber obrero.
“Ahora nos estamos reuniendo con las direcciones sindicales para implementar talleres con distintos grupos de trabajadores y trabajadoras, ya sea en el ámbito de los sindicatos o en aquellas empresas que han mostrado interés en que esta formación se realice dentro de sus instalaciones, o que se han mostrado dispuestas a dialogar con los trabajadores”, explicó.
Mendy expresó que otro de los objetivos es realizar una “puesta a punto” de la información básica de todos los sectores de actividad incluidos, con el fin de establecer un Observatorio que ponga a disposición información para la toma de decisiones y propuestas de política.
“Basándonos en el observatorio creado por el proyecto ‘Industria Integrada’, ejecutado en el año 2021, aspiramos a que se disponga de información básica de diagnóstico e indicadores sectoriales para los trabajadores y trabajadoras de los sectores de actividad incluidos en el proyecto”, expresó.
Otro aspecto que también forma parte de la formación es que los trabajadores, a partir del material disponible en el “Observatorio”, puedan interactuar de manera adecuada con la información. Es decir, que puedan comprender los alcances de los indicadores, entender para qué son útiles y para qué no lo son, y que desarrollen una mirada activa en lugar de ser meros receptores de la información publicada.
“Los trabajadores están interesados y, en la medida en que haya niveles de diálogo adecuados o fluidos, las empresas no solo no se oponen, sino que se muestran muy receptivas a esa formación. El poder discutir e incidir sobre la productividad debería ser beneficioso para ambas partes. Posteriormente está el margen de disputa sobre los resultados a redistribuir, pero esto sería parte del ámbito de negociación tripartito”, manifestó.
Dijo que a algunos cuadros gerenciales de las empresas les parece oportuno realizar la capacitación dentro de la firma. A su vez, los trabajadores comienzan a darse cuenta de que este tema tiene que ver con las categorías, la recategorización, el análisis del trabajo, porque se trata de tener una visión global sobre la productividad, “dado que la productividad tiene que ver con todo el proceso, desde que se produce la mercancía hasta que es vendida”.
Mendy aseguró que también está incluida en el diseño del proyecto la perspectiva de género y la incorporación de las trabajadoras. Está previsto realizar un trabajo especializado para poder realizar un análisis de género sobre la productividad, “buscando la mirada de género y su vinculación con el tema productividad y desarrollo organizacional”.
Dijo que es importante que el movimiento sindical profundice en la formación de los trabajadores en conjunto con los técnicos, “porque muchas veces se habla sobre el cambio en el mundo del trabajo y los impactos de las tecnologías como si fueran algo ajeno y no un proceso social pensado y diseñado en y para determinadas relaciones sociales”.
“Los trabajadores organizados deben sistematizar el saber, encontrar brechas e intercambiar conocimientos, porque si no dominan los conocimientos sobre las determinantes de los procesos productivos, la asimetría de información entre los sectores que participan en la negociación colectiva” opera como un obstáculo para generar entendimientos.
Agregó que existe una asimetría de información entre los tres sectores que tienen que negociar. “Se trata de pensar que la productividad puede ser planificada, pensada, analizada, diseñada y cambiada, al igual que la organización de la producción”.
“Es importante que los trabajadores puedan sistematizar sus conocimientos, acceder a una mirada distinta sobre cómo se produce, desarrollando la capacidad de plantear alternativas. Esto enriquece tanto lo programático como lo reivindicativo y les permite enfrentar los cambios, que a menudo se presentan como inevitables, con una visión más activa. No se trata de creer que la organización productiva, los cambios tecnológicos y la productividad son fenómenos ‘externos’ a los trabajadores, sino que son procesos en los que éstos tienen intervención y que se pueden gestionar cambios de manera que beneficien a todos y todas”, afirmó.
El equipo
Mendy es la coordinadora del proyecto, el cual cuenta con un equipo básico conformado por el economista Rodrigo Alonso, la educadora social Tatiana Antúnez. "No obstante, para trabajos puntuales se convocará a otros profesionales, por ejemplo, para abordar temas relacionados con el diagnóstico de los sectores de actividad o estudios específicos como el de productividad con perspectiva de género”, acotó. El equipo se completa con referentes en las áreas jurídica, coordinación ejecutiva y comunicaciones.
Se utilizarán los materiales didácticos que se emplearon en el primer proyecto, y se elaborarán nuevos teniendo en cuenta el segundo módulo. “Los días 29 de febrero y 1º de marzo realizaremos un seminario con la participación de representantes sindicales de todos los sectores involucrados, para conversar y llevar a cabo talleres con el fin de definir los contenidos del módulo de profundización. Después vamos a implementar los seminarios en diferentes modalidades”, concluyó.