Amplio debate
Respecto a las prioridades a considerar tras la suspensión del reglamento, planteó que el nuevo decreto debería al menos corregir los elementos más cuestionables de la versión anterior, aprobada escasas semanas antes del recambio de autoridades. Pero también subrayó la necesidad de abrir un debate más amplio que apunte a modificar aspectos centrales de la ley en términos de transparencia, participación ciudadana, control democrático, concentración de medios y pluralismo. A esos tres ejes les sumó un desafío adicional: la regulación de las plataformas digitales.
Tanto la ley de medios de 2014 como la actual de 2024 comparten, según Gómez, una misma limitación de origen: “Quedaron rengas. Siguen regulando solamente los medios tradicionales”. A su juicio, el país necesita avanzar en la discusión sobre cómo regular a las grandes plataformas digitales y cómo garantizar los derechos ciudadanos ante el poder desmedido de actores como YouTube, Facebook, Instagram o X. “Uruguay necesita —y creo que este es un buen momento para discutirlo—: ¿Cómo regulamos a las grandes plataformas de internet? ¿Cómo protegemos el derecho de las personas frente a poderes casi monopólicos que manejan más plata que Uruguay?”, cuestionó.
En busca de antecedentes para abordar estos desafíos, Gómez citó el ejemplo europeo, donde ya existen marcos regulatorios diferenciados tanto para servicios similares a la televisión —como Netflix, Disney o HBO— como para redes sociales y plataformas digitales. “Hay en Europa referencias y hay organismos internacionales como la UNESCO que vienen proponiendo una serie de directrices. Una posible regulación de esos sistemas, de una manera democrática y compatible con los más altos estándares internacionales de derechos humanos, hay que mirar para ahí”, concluyó.