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Sociedad pérdida salarial | Giometti |

Informe del Instituto Cuesta Duarte

Los cinco mejores años de pérdida salarial

Un estudio sobre la evolución del salario real confirmó una pérdida salarial sostenida en el sector privado. Sobre este tema dialogó Caras y Caretas con Bruno Giometti, economista del Instituto.

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El Instituto Cuesta Duarte del Pit-Cnt elaboró un informe sobre la evolución del salario real que busca dar cuenta de los principales resultados de la décima Ronda de Consejos de Salarios. Este estudio confirmó, entre otras cosas, cinco años de pérdida salarial para el sector privado.

El informe está basado en las resoluciones adoptadas durante el año 2023, hasta el 15 de diciembre. De un total de 179 mesas de negociación, el informe incluye las 140 que estaban concluidas en la primera quincena de diciembre, por lo cual “es bastante representativo”, según explicó a Caras y Caretas Bruno Giometti, economista integrante del Instituto.

Una de las primeras conclusiones a las que arribó el equipo de Cuesta Duarte refiere a la forma de resolución: en más del 80 % de los casos hubo acuerdo. Sobre este punto, el economista señaló que la mayoría de acuerdos fueron tripartitos y, en algunos casos, entre empleadores y trabajadores con abstención del Poder Ejecutivo, principalmente cuando lo resuelto se apartaba de las pautas. Esa situación, destacó Giometti, “refleja la vigencia de la negociación colectiva para dirimir las cuestiones laborales y salariales”.

Con respecto a las mesas que se resolvieron por votación dividida, que fueron 25, se pudo concluir que, en la mayoría de los casos, 23 de 25, la votación fue de los empresarios con el Gobierno, y con el voto en contra de los trabajadores. Solo en dos mesas los trabajadores votaron con el Gobierno y los empresarios votaron en contra. “Si bien la resolución mediante votación fue una parte minoritaria de los Consejos de Salarios, esta situación refleja, desde nuestro punto de vista, que los empresarios se sintieron más contemplados en las pautas del Poder Ejecutivo que los trabajadores”.

Otra de las conclusiones más relevantes tiene que ver con la trayectoria del salario para los trabajadores del sector privado, aspecto en el que se confirmó que quienes tenían algún porcentaje de recuperación pendiente -que era la mayoría- podrán recuperar el nivel salarial que tenían en junio del 2020 recién con el ajuste salarial de julio del 2024 o con el de enero del 2025. “La mayoría de los trabajadores van a estar empatando el salario que tenían al principio de esta administración recién al final de esta administración”, resumió el experto.

Sobre la porción de trabajadores y trabajadoras que no tenían pérdida pendiente para recuperar, en el entorno del 40 %, Giometti explicó que, en algunos casos, lograron un crecimiento salarial adicional al finalizar la décima ronda, por lo que terminarán la actual administración con un salario real más alto que el que tenían en 2020. No obstante, aclaró que “no significa que en el medio no se haya perdido”, ya que “más allá de que desde el Gobierno se soslaya, si bien es cierto que al final del período la enorme mayoría de los trabajadores va a estar con el mismo salario o más que el que tenía al principio, eso sería solo la foto”. Y añadió: “Al mirar la película de los cinco años, son más los momentos en que los trabajadores estuvimos perdiendo que los momentos concentrados sobre el final de este gobierno en los que vamos a estar un poco por encima de la referencia del 2019. Para que nos hagamos una idea, de los 46 meses que lleva el actual gobierno, hubo 40 meses de pérdida, desde marzo del 2020 hasta junio del 2023, y 6 meses en los que el Índice Medio de Salario promedio estuvo por encima en términos reales respecto a 2019. Esa es la realidad del promedio de los trabajadores, más allá de las diferencias de cada sector”.

Consultado por los factores que contribuyeron a la falta de crecimiento salarial, Giometti expresó: “El inicio de este gobierno coincidió con la pandemia, cuando se estableció lo que se denominó ronda puente, instancia de negociación colectiva que duró un año y en la que prácticamente no hubo negociación por las condiciones sanitarias. Se negoció de forma centralizada y, en la mayoría de los casos, se dirimió que los trabajadores en 2020 y 2021 tuvieran una pérdida de salario real en el entorno del 4 % o 5 %, salvo algunos sectores puntuales como la construcción, que no tuvieron pérdida. Posteriormente, se transitó una recuperación que desde nuestro punto de vista fue más lenta de lo que podría haber sido, sobre todo en algunos sectores. Por ejemplo, el sector agroexportador y agroindustrial en 2021 y 2022 tuvo récord de exportaciones, de ventas, de facturación y, sin embargo, el salario en esos rubros cayó, lo que no tenía una justificación económica. La justificación fue que había una pandemia, se hizo tabla rasa y a todos los trabajadores se les dijo que tenían que perder salario para conservar el empleo”.

“Es cierto que más adelante los trabajadores de esos rubros recuperaron o están recuperando el nivel perdido en materia de salario real, pero la recuperación podría haber sido mucho más rápida o podría no haber habido pérdida si se hubiera contemplado la realidad diversa que había en los distintos sectores. Entonces, sobre todo en 2021 y 2022, para nosotros es muy claro que hubo una divergencia entre lo que es la recuperación de la economía después de la pandemia, que fue bastante rápida, y la recuperación del salario, que fue mucho más lenta. Y esa divergencia se traslada hasta el día de hoy. Por más que en 2023 el salario terminó creciendo más que la economía, no revierte lo que fue 2021 y 2022, años en los qué sucedió lo contrario”, agregó.

A la luz de las conclusiones del informe, consultamos a Giometti qué sugerencias hacen desde Cuesta Duarte para mejorar la situación del salario, a lo que respondió: “El planteo que hicimos durante los últimos 4 años es que la masa salarial tiene que acompañar el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI), para no deteriorar la distribución del ingreso entre trabajo y capital, algo que no sucedió, sobre todo en 2021 y 2022, cuando fuimos más críticos con la política salarial. En 2021, si bien estábamos recién saliendo de los peores momentos de la pandemia, la economía se recuperó muy rápido, crecieron las ganancias de una serie de sectores empresariales y el salario quedó rezagado. Creemos que ahí podía haber habido un mayor empuje en materia salarial”.

Con respecto a las acciones futuras que podrían mejorar el crecimiento salarial, el economista planteó “potenciar mucho más los salarios más bajos” mediante “una política salarial donde crezcan en línea con lo que crece la economía, pero además que los salarios más bajos aumenten a tasas más altas. Esto permitiría generar una mayor equidad en la distribución del ingreso, lo que se llama comprimir la pirámide salarial”. Desde Cuesta Duarte consideran que esta medida se podría haber hecho “de forma más contundente” y que “debe ser parte de la política salarial de aquí en adelante”.

A modo de ejemplo, Giometti recordó que en 2023 el ajuste del salario mínimo estuvo en línea con la inflación, lo cual posibilitó que no se pierda poder de compra. No obstante, explicó que si hubiera crecido un poco más se habría alcanzado una mayor igualdad en la distribución del ingreso. A su entender, lo mismo sucede con los salarios más bajos: “Tenemos ramas de actividad donde los peones o trabajadores de las categorías más bajas cobran 25, 26 o 27 mil pesos, quizá tendría que haber una política salarial que les aumente un poco más el salario que al resto y, de esa forma, distribuir un poco más. Esa podría ser una medida a tomar”.

2024 y el efecto rebote

Al hacer una proyección del crecimiento económico de Uruguay para este 2024, el experto repasó que el 2023 fue un año particular, ya que el crecimiento de la economía fue menor al que estaba previsto inicialmente, debido a la sequía y al desvío de consumo hacia Argentina, por la diferencia de precios. Para el 2024, sostuvo que “tanto la mayoría de los analistas como Cuesta Duarte esperan un crecimiento en el entorno del 3 % o 4 %, vinculado al efecto rebote. Es decir, como en 2023 el crecimiento fue más bajo, la base de comparación quedó más baja y, por tal motivo, 2024 mostrará un crecimiento más alto. Todo esto se cumplirá siempre y cuando las distintas variables evolucionen de manera normal”.

Con respecto al comportamiento del mercado laboral, dijo que para 2024 no están previstas grandes inversiones o grandes transformaciones a nivel de la creación de empleo, pero que se estiman entre 8 mil y 10 mil puestos de trabajo nuevos. Sobre este aspecto aclaró que, además de lo cuantitativo, es relevante tener en cuenta la calidad de los puestos de trabajo. “Si bien desde 2021 los puestos de trabajo han aumentado, algunas dimensiones de la calidad del empleo han mejorado y otras han empeorado”, dijo, refiriéndose a los índices de informalidad -que han sido inestables-, al subempleo, así como al propio salario, que es una condición para la calidad.

“Desde Cuesta Duarte estudiamos que las personas que ganan menos de 25 mil pesos son más que en el año 2019, situación que hace a la precariedad vinculada con los ingresos; es decir, son trabajadores que tienen empleo, aparecen en las estadísticas como ocupados, pero en realidad tienen ingresos muy bajos”, concluyó.

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