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Sociedad pasajeros | accidente |

Inexplicable

"No era el día para morir": testimonios de pasajeros del ómnibus que terminó en la playa de Pocitos

Pasajeros del ómnibus que terminó en la playa de Pocitos describieron el pánico vivido y la actitud inexplicable del chofer, en un accidente que dejó 15 heridos.

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El terrible accidente sin dudas dejará un trauma a los pasajeros del ómnibus de la línea 121 de Cutcsa que, a gran velocidad, rompió el muro de la rambla y terminó en la arena de la playa de Pocitos el pasado sábado en la mañana. El siniestro dejó varios heridos y los relatos son un testimonio vívido del miedo y la desesperación de aquellos minutos de incertidumbre.

Ana, una de las pasajeras, ofreció su testimonio a Telemundo y describió cada momento con detalles que retratan la tensión a bordo. “Sentí que íbamos en un avión. Nunca me subí a un avión, pero imagino que esa es la sensación, de ver tan rápido pasar todo”. Con 48 años, Ana se dirigía a su trabajo en un hotel cuando notó desde el inicio algo extraño en el comportamiento del conductor, a quien describe como un “conocido maleducado”, alguien con quien, según relata, varios pasajeros han tenido problemas en otras ocasiones.

Desde su primer encuentro con el conductor esa mañana, Ana percibió una tensión en el ambiente. “Saludé y saqué el boleto, pero ni me miró, tenía aspecto de odio”, relató, recordando cómo el chofer frenaba en lugares inusuales, ignorando las paradas. Al llegar al Obelisco, la situación empeoró cuando, en lugar de detenerse en la parada correspondiente, frenó mucho más adelante. La tensión entre los pasajeros fue aumentando a medida que el ómnibus tomaba Avenida Brasil con una velocidad inusitada.

Los pasajeros suplicaron

Cuando el chofer tomó la curva en Bulevar Artigas para ingresar a Avenida Brasil, el ómnibus casi volcó, pero el conductor logró estabilizarlo, aunque la velocidad no disminuyó. “Ahí les digo a los que estaban atrás mío, 'si llegamos al trabajo, de pedo nos vamos a salvar'”. Los pasajeros comenzaron a gritar y a pedirle al conductor que abriera las puertas, pero no recibieron respuesta. "Abrí la puerta", "frena", "nos vas a matar a todos", le suplicaban, en vano. “Vi la muerte unas cuantas cuadras, es un tiempo largo saber que te vas a morir”, expresó Ana con la voz aún afectada.

Para ella, la hipótesis de un percance médico en el conductor no parece encajar. “Iba manejando serio, derecho, no podemos decir que le vino algo. No abrió la boca ni para responder los insultos de la gente que le pedía que abriera las puertas”.

Cerca del cruce con la calle Libertad, Ana se golpeó y quedó inconsciente, perdiendo la oportunidad de percibir el desenlace en el que el ómnibus rompió el muro de la rambla y terminó en la arena, causando heridas a 15 personas. “No sé cómo llegué a la playa”, confesó y recordó que al despertar estaba rodeada de bomberos, policías y personas que acudieron a ayudar.

Ya en la playa, mientras era atendida, se le hicieron preguntas sobre su identidad y su estado, pero Ana apenas recordaba lo sucedido. La llevaron al hospital, donde le realizaron una tomografía y, aunque ya fue dada de alta, el dolor de los hematomas y un golpe en el tímpano no la dejan descansar. “No fue el día de morirse”, concluyó.

La Armada Nacional y el Ministerio del Interior continúan investigando el siniestro, incluyendo el análisis de las cámaras de videovigilancia de la zona. La información preliminar indica que de los 15 heridos, ocho han recibido el alta, mientras que siete, incluido el chofer, siguen hospitalizados.

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