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Sociedad Reolón | adopción | LUC

Día Nacional de la Adopción

Reolón: "No es real el cuento de que la LUC reduciría los plazos de adopción"

En dialogó con Aurora Reolón, integrante de la Asociación de Padres Adoptantes del Uruguay (APAU), explicó los desafíos de la adopción y del impacto de la LUC.

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En el marco del Día Nacional de la Adopción, Caras y Caretas dialogó con Aurora Reolón, integrante de la Asociación de Padres Adoptantes del Uruguay (APAU), quien abordó diversos aspectos relacionados con el proceso de adopción en el país, así como los desafíos y el impacto de las modificaciones en la legislación que impuso la ley de urgente consideración (LUC).

En Uruguay hay 121 familias esperando recibir a un niño, niña o adolescente (NNA) en su hogar. El año pasado 165 NNA fueron integrados a una familia, según datos aportados por fuentes del Instituto del Niño y el Adolescente de Uruguay (INAU). ¿Cómo es el proceso de adopción en Uruguay?

Con 20 años de experiencia en maternidad, Reolón ofreció una perspectiva valiosa sobre este tema tan importante para muchas familias. Destacó los avances significativos que experimentó el proceso de adopción desde 2004, señalando mejoras en las garantías para las familias adoptantes. Sin embargo, también señaló algunas complejidades surgidas en los últimos tiempos, especialmente relacionadas con cambios en la legislación, como los introducidos a través de la LUC.

Por otro lado, expresó su preocupación por la posibilidad de adopciones sin la debida intervención y preparación por parte del Estado, lo que podría resultar en situaciones poco deseables para los niños y las familias adoptantes.

En cuanto al Día Nacional de la Adopción, lamentó la falta de atención y reivindicación adecuada por parte de las autoridades, destacando la importancia de sensibilizar a la sociedad sobre la realidad de la adopción y el papel fundamental que juega en la vida de los niños en situación de vulnerabilidad.

Uno de los proyectos destacados por Reolón es la publicación de un libro sobre adopciones, basado en las experiencias y aprendizajes compartidos por las familias adoptantes.

¿Cómo evalúas el actual proceso de adopción en Uruguay?

Ha tenido muchas mejoras a partir del 2004. Anteriormente, tenía menos garantías porque no había tantas alternativas que ayudaran a la preparación de la familia adoptante-como por ejemplo talleres- mientras sus hijos estaban institucionalizados, para que cuando fuera el momento oportuno pasaran debidamente en adopción. El departamento de adopciones del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) se fue actualizando en varios aspectos y, a partir del 2009, se dieron algunos cambios importantes en el Código del Niño. Las adopciones comenzaron a realizarse siempre con intervención del Estado y, con el paso del tiempo, se mejoró el trabajo con la familia adoptante y con la familia de origen. Una familia bien preparada garantiza una buena cobertura para el niño.

¿Y en estos últimos años hubo avances?

En los últimos tiempos aparecieron algunas complejidades. Por ejemplo, las modificaciones que introdujo la LUC. El cuento era que las familias iban a adoptar más rápido, en 18 meses, y que se iban a agilizar los procesos judiciales. Pero no se hizo realidad, sino que pasó lo que habíamos adelantado desde APAU cuando fuimos al Parlamento: que se pueden dar adopciones sin la anuencia del Estado, es decir, sin la intervención directa del INAU. Una familia puede adoptar sin haber hecho previamente la preparación como hacemos todos los que pasamos por el INAU. Esto fue un error grave. Además, en algunos casos, para cumplir lo de los 18 meses, se hizo muy rápido el proceso de valoración de la familia. Esto también quitó instancias de preparación como, por ejemplo, los talleres. En tiempos anteriores integrábamos -recibir el niño en tu casa- incluyendo el tiempo del ingreso al RUA (Registro Único de Aspirantes),en unos tres años y medio. En cuanto a los plazos, estamos igual que antes.

¿Cómo creen que podrían mejorar los plazos?

Aunque desde INAU lo niegan, consideramos que hay muy pocos técnicos y que, por tal razón, están excedidos de trabajo. Tienen que trabajar con las familias que están empezando la preparación, con las que ya integraron, que demoran un año o más en hacer todo el trabajo, y con los que están esperando en el RUA. Es mucha gente para valorar. Tanto antes de ingresar al RUA, así como durante la permanencia en el registro y la integración del niño o niña, se requiere cierto seguimiento. El RUA respeta orden de ingreso salvo que una familia que entró después acepte particularidades en un niño a las que otras familias que están desde antes no pueden dar respuesta. La mayoría quieren bebés o niños entre cero y 4 años. Entonces, si una persona que ingresó en el 2022, por ejemplo, acepta a un niño que no tiene respuesta por parte de familias que tienen más antigüedad en el registro, se integra en esa familia que puede adoptarlo. Por este motivo, el tiempo de demora es relativo. Las familias que adoptan niños de ocho años para arriba, que son los que tienen menos respuesta, podrían integrarlos más rápido. Lo mismo sucede con los grupos de hermanos, ya que muy pocas familias pueden recibir tres o cuatro niños y no no es posible separarlos, según lo establecido por el Código. A veces sucede que una familia integra tres hermanitos, otra familia integra dos y ambas deben comprometerse, mediante firma, a no cortar la relación entre ellos. El año pasado se hizo una campaña de adopción de niños grandes y tuvo poco éxito. Deberían hacer una campaña más intensiva.

¿Cuáles son las barreras más importantes que tienen las familias adoptantes hoy en día?

La larga espera en el RUA, casi sin apoyatura, etapa muy dolorosa para la familia. Creemos que se debe a que no hay técnicos suficientes. Nosotros ofrecimos dar talleres y charlas a los padres, pero nunca se consideró la propuesta. Lo otro es el seguimiento, sobre todo para las familias que no están en APAU y no tienen ningún apoyo. Debe ser complicado para ellos porque no tienen vínculo con otros padres que les puedan contar sobre el proceso y la espera. El otro gran problema es el altísimo costo de los juicios. Estamos pagando cantidades brutales, en ocasiones, hasta tres abogados: el de la familia adoptante, el del niño y el de la familia de origen. Los juicios deben realizarse en todas las adopciones porque el niño cambia de filiación y deja de ser parte de una familia para ingresar en la libreta de otra. Es decir, se hace un juicio contra la familia de origen para que la nueva familia pueda asumir la patria potestad.

¿Qué importancia se le ha dado al Día Nacional de la Adopción?

A partir del 2009 se empezó a conmemorar ese día, se convocaba a todas las familias registradas y había una muy buena recepción. Se hizo hasta el 2018. En el 2019 no se pudo hacer por cuestiones logísticas, debido a la proximidad con el cambio de gobierno. Posteriormente, no se hizo por la pandemia. Vamos a ver si este año difunden información acerca de la adopción. Años anteriores hicieron una nota de color. Deberían reivindicar.

¿Por qué es importante reivindicar en este día?

Porque la adopción no es un chiste, es la respuesta hacia los niños que no tuvieron la respuesta de su familia de origen. Hay muchos niños que están vulnerados, pero los que llegan a la adopción son muchísimos menos, ya que se trabaja hasta que la familia biológica recupera su capacidad de cuidado. Pero cuando esto no sucede, pasan a adopción. Desde APAU lo reivindicamos y desde hace tres años hacemos campañas en las redes sociales de la organización. Como INAU no lo hacía, decidimos hacerlo nosotros. Estamos haciendo varias cosas, como un libro sobre adopciones, que encaré el año pasado. Le presenté el material a una editorial y a una técnica que tiene mucho conocimiento sobre adopción y ambos lo avalaron. Para bancar un libro se precisa mucho dinero, así que tomamos el camino de la venta anticipada. El libro lo escribí yo y tiene el apoyo de APAU porque está basado en todo lo que he aprendido con las familias que han pasado por la organización, donde todos luchamos por sacar adelante nuestros hijos y reivindicar todo lo que transitan. Para que este libro sea publicado, se deben vender un mínimo de ejemplares de forma anticipada. Para solicitarlo pueden contactarse al 091 242 710.

¿Cuáles son las situaciones más difíciles de abordar una vez que reciben al niño, niña o adolescente?

Los niños van subiendo escalones. Primero te preguntan por qué no estuvieron en tu panza, después dónde está su mamá biológica, luego te dicen que no fueron queridos, que su madre los despreció. Desterrar esas ideas es lo que requiere más trabajo. Con el entorno también se requiere trabajo. Hay que desmitificar la idea de que si la familia biológica tuvo problemas, el niño tiene que tener problemas. O si tiene problemas en el liceo te dicen pobrecito, es adoptado. Eso es discriminación. Pobrecito es el que no tiene nadie que lo ame. Si fue recibido por una familia que lo cubre de amor no es pobrecito. Siempre les digo a las familias adoptantes que saquen una foto el primer día que integran al niño o niña y otra a los veinte días para comprobar cómo le cambia la cara, la sonrisa, el pelo, la piel, la postura del cuerpo. Son otros niños. ¿Por qué? Porque reciben amor. Y no se trata de culpabilizar a su familia de origen, porque esta no tuvo capacidad de cuidado. Como le dije una vez a mi hija: seguramente a su mamá biológica tampoco nadie le enseñó ni la ayudó a ser mamá, y por eso no pudo. Así que no podemos enojarnos con ella.

Un libro necesario

¿Qué se puede leer en el libro?

Relata los pasos que hemos recorrido las familias adoptantes, las dificultades, cómo encontramos apoyatura para nuestros niños, cómo les ayudamos a transitar el desapego con la familia de origen, que es una herida importante, pero que si la sabemos trabajar en conjunto con los niños se vuelve sanadora. Como cualquier situación dolorosa requiere un duelo. El libro habla de que es posible adoptar, de que no hay que tener miedo, de que hablar de la familia de origen no lastima, sino que ayuda al niño a entender su realidad, su raíz. Hiere más que siga pensando que fue despreciado. Hay que lograr que entiendan que su familia perdió capacidad de cuidado. Este libro es importante porque la gente que ya adoptó comparte su experiencia y brinda herramientas. Hay muchísimas familias que no tienen este contacto, que llevan adelante la adopción en forma individual, sin asociaciones que los apoyan. Entonces, es importante para los que quieren iniciar el camino y para todo el entorno. Creemos que toda la sociedad debería saber sobre la temática a la hora de enfrentarse a una familia adoptante o a un niño que fue adoptado, ya sea como docente, como médico, o en cualquier rol. Es importante saber lo que se transita, qué se puede hablar y que no. Esa es una forma de abrir el camino. El libro también cuenta las dificultades, pero remarca lo maravilloso que es adoptar, y que no dista de cualquier maternidad.

¿Qué rol cumple la Asociación de Padres Adoptantes (APAU)?

APAU reúne familias en espera y familias que ya han integrado hijos, hay gente de todos los departamentos. Tenemos grupos de WhatsApp, que es la modalidad actual, en los que intercambiamos nuestras experiencias. Se brinda apoyo y asesoramiento, ya sea psicológico o legal, cuando aparecen dificultades, ya que muchas familias llegan con muy poca preparación en cuanto a lo vincular. Por este motivo hacemos talleres. Cuando podemos también nos reunimos de forma presencial. Es un lugar de encuentro entre las familias, algo que a los niños les hace bien porque ven que hay otros niños que pasaron por lo mismo que ellos y comprueban que fueron incorporados a la familia con naturalidad. Al ver a otros con su papá y su mamá piensan: si ellos se ven naturales con sus padres entonces yo me debo ver igual.

Cuando decís que las familias adoptantes llegan a la integración sin preparación, ¿es porque falló el Estado?

El INAU da cuatro talleres cuando inicias el proceso. Antes era uno por mes y ahora uno por semana o cada 15 días. Para nosotros, el contenido se empobrece porque se hace muy rápido, antes las familias trabajaban todo un mes en cada temática. Luego, dan otros talleres cuando la familia inscripta en RUA está avalada para la adopción.

¿Y una vez que el niño o niña está integrado a la familia hay acompañamiento?

Se hace una especie de seguimiento, que está siendo muy pobre. Seguimos sosteniendo que faltan técnicos y por eso no se puede hacer debidamente. Cuando yo integré a mi hija tenía una visita por mes y actualmente son dos o tres en el año de integración. Los talleres que brinda APAU son intensivos y muy buenos porque los impartimos los padres y madres, además de los técnicos con experiencia en adopciones. Son vivenciales y se trabaja sobre aspectos importantes, como qué hacer cuando a nuestros hijos les pasa algo, cuando lloran, cuando hablan de su madre de origen.

¿Qué aspectos debería resolver el gobierno de forma prioritaria?

Primero tendría que tener el interés. Hace años que venimos planteando que es necesario buscar una solución al tema de juicios y buscar una mejora para las familias que están tantos años en el RUA, sin apoyo, y no pueden avanzar. Además, es necesario trabajar otros temas que tienen que ver con familia de origen, que han ido apareciendo a hacer reclamos. Desde APAU Vamos a tratar de trabajar nuevamente con la Suprema Corte de Justicia para que el pago a los abogados vaya por la vía de la exención de impuestos. No puede ser que la familia adoptante, después de recibir un niño al cual debe alimentar, hacerle todos los estudios, seguimientos y demás, tenga que pagar cantidades siderales, cercanas a los 100 mil pesos. Y si no hay plata para el juicio no se avanza y te quedas con el gurí trancado hasta que tengas dinero.

¿Qué significó para ti haber adoptado y qué mensaje le darías a otras familias que están considerando la adopción?

Me gustaría decirles que, como cualquier maternidad, es maravillosa y también tiene dificultades. Simplemente debemos asumir la responsabilidad y saber que vamos a poder enfrentar las preguntas de nuestros hijos o que alguna vez nos puedan decir que se hubieran querido quedar con su otra madre. Todo eso se puede enfrentar si comprendemos que forma parte del dolor del desprendimiento. Hay que estar preparado para demostrarles que estamos para ellos, que los amamos, que entendemos su dolor y que estamos dispuestos a ayudarlos a sanar. Tenemos que entender que son niños que no tuvieron respuesta y quedaron en situación de vulnerabilidad. En este camino, conocí a personas maravillosas que recibieron niños con circunstancias complejísimas, los sacaron adelante y hoy son gurises divinos. Tienen que animarse porque lo que reciben es el doble. En mi caso, la adopción de mi hija fue lo mejor que me pudo pasar. Creo que como madre biológica no hubiera aprendido todo lo que aprendí: a entender, a esperar, a superar. Aprendí a ser una mejor madre y también una mejor persona.

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