Lector, me mantengo odiando la guerra desatada, y no me simpatiza Putin, ni lo que pueda haber en él de hipernacionalismo, aunque no sea tanto como el de EEUU. Pero cuanto más se desarrolla el conflicto, cuanto más leo sobre la historia del pasado más relevante, cuanto más veo CNN, Fox News y BBC (en ese orden de repugnancia) y sus ubicuos papagayos locales, más creo que EEUU es, lejos, el mayor culpable del conflicto, el mayor mentiroso a su respecto y, por suerte, no se beneficiará con ninguna claridad de lo que resulte de esto, que planificaron durante mucho tiempo para buscar ciertos objetivos que no parece vayan a lograr.
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Vayamos por partes.
Culpa básica: EEUU
Aunque haya al menos 8 siglos de contacto conflictivo entre ucranianos y rusos, los motivos fuertes por los que aparece un conflicto armado entre ellos, su primera aceleración, ahora con la potencialidad de involucrar a todo el mundo con sus efectos y consecuencias en distintos plazos, aparecen recién con la caída del Muro de Berlín y con las promesas hechas por los aliados y Europa a la URSS en disolución respecto al orden territorial y geopolítico que sucedería a la disolución de la URSS (y la libertad independiente de sus miembros) y del Pacto de Varsovia (más o menos como la OTAN, pero entre los países soviéticos). No nos olvidamos de la multimillonaria matanza de ucranianos de Stalin ni de las manipulaciones electorales pro-EEUU en Ucrania antes de que EEUU manipulara, a su vez, para el triunfo de Zelensky. Pero igual…
¿Cómo quedaría el mapa de Eurasia y cómo quedaría la seguridad de esos territorios liberados, ya no pertenecientes a la URSS ni al Pacto de Varsovia, si no pertenecían tampoco a la Unión Europea ni a la alianza bélica de la OTAN? Rusia, uno de ellos -quizá el más prominente y temido, bastante paranoicamente-, no quería que todos los países ex URSS se volvieran amenazas a su seguridad e integridad porque -mediante su inclusión en Europa y en la OTAN- podrían disponer de instalaciones militares potentes y sofisticadas en toda la frontera occidental de Rusia, a pocos minutos de alcance bélico de Moscú desde varios puntos, en especial desde Ucrania.
Rusia aceptó la reunificación de las Alemanias (bajo Yeltsin, con Putin en la KGB entonces) con la condición de que la OTAN no creciera abarcando toda la frontera europea oriental, y pudiera amenazar así con todo tipo de armas de última generación, norteamericanas, a Rusia. Los líderes occidentales le dijeron a Rusia que sí, que no crecerían hacia el este, ni la UE ni principalmente la OTAN. La promesa siguió el destino normal de toda promesa política no estampada en papel y sin sanciones por su eventual incumplimiento.
En menos de 10 años, los mapas de la UE y de la OTAN (verlos es como ver los mapas de Israel y Palestina a través del tiempo, teniendo el cuidado de EEUUr una buena lupa para poder divisar hoy a Palestina) habían avanzado miles de kilómetros hacia Rusia, y varios países de la UE y/o OTAN podrían tener armas apuntando a Moscú como ‘blanco’ con pocos minutos de recorrido bélico, ‘amenaza existencial’ implícita y creciente para los rusos, como decía Putin. Por un lado, nada intrínsecamente diabólico en eso de hacer proselitismo europeo para agrandar el mapa y los secuaces; ni tampoco nada demoníaco ni paranoico en el deseo de los recién independientes de asegurarse guarida y abandonar la intemperie; pero, por otro lado, tampoco necesariamente nada de imperialismo ni neocolonialismo ruso en la aspiración y el reclamo rusos. Pero estaban ocurriendo, sencillamente, objetivamente: una promesa incumplida más de 20 años, una agresión en reiteración real, y un creciente peligro bélico.
El conflicto se agravó porque, según planes tanto de la Rand Corporation como de los políticos ‘straussistas’ de los lobbies norteamericanos, la estrategia de EEUU contra Rusia consistía en múltiples hostigamientos, para mantenerlos ocupados en la custodia de un enorme territorio, dispersarlos y hacerlos gastar, mientras armaban militarmente a varios grupos y países con conflictos y provocaciones eventuales instigados por EEUU. El acoso del gobierno ucraniano, tanto a los prorrusos suyos como a los rusos mismos, era parte del plan geopolítico estratégico norteamericano contra Rusia, no una mera escaramuza suelta; agravada por una riesgosa escalada nuclear ucraniana, y por una proliferación de laboratorios y testeos en vivo de armas bioquímicas en suelo cosaco. Ya estaba pasando de un masajeo de nalgas, como seguiremos viendo al describir la segunda aceleración del conflicto.
La segunda aceleración del conflicto ocurrió a mediados de los 2010: el actual títere de EEUU, presidente Zelensky, gana con intervención de EEUU y con la militancia política y bélica, en territorio ucraniano pro-ruso, de mercenarios neonazis europeos y de EEUU, que hostilizan especialmente la zona pro-rusa del Donbás. Las cerezas de la torta son dos, especialmente peligrosas para Rusia: uno, Ucrania posee la central nuclear mayor de Europa, y 4 más funcionando, además de la rehabilitable de Chernobyl; y Zelensky, renunciando al pacto antinuclear de Budapest, mostraba intenciones y capacidades de desarrollar energía nuclear bélica a minutos de distancia de Moscú; dos, EEUU, que no suscribió el tratado de no proliferación de armas bioquímicas (obviamente para desarrollarlas), instala, no solo uno, sino 25 laboratorios de investigación de armas químicas en Ucrania que, increíblemente, prueba en toda la población del área (insectos), enfermando poblaciones y haciendo esperar cualquier crueldad de ese tipo al lado de Rusia.
Ok. Putin ya no aguantó más años de incumplimientos, crecientes provocaciones y tocadas de nalgas; ¿quizás tendría que haberse aguantado aún más?; es discutible, pero lo indiscutible es la culpabilidad de Europa 1990-2010, y la de EEUU, perfeccionando provocaciones y amenazas de 2010 hasta hoy. Las provocaciones, en general, casi nunca son tan espectaculares como para volverse noticias vendibles; pero quien reacciona a ellas sí es focalizado porque su reacción vende; y es llamado ahora de victimario por los infames medios, aunque haya sido reiteradamente víctima de ignoradas provocaciones; cuando se tiene prensa adicta o comprada, los provocadores se ignoran, los que reaccionan son magnificados, y los provocadores son justificados como agredidos santamente ofendidos, que tienen entonces vía libre para cualquier cosa, hasta de una sobre-reacción también lucrativa, comercial y político-ideológicamente. Así le cuentan el conflicto Israel-Palestina, por ejemplo, lector. Y así le están contando éste también, fíjese.
Historia, relato y evaluación: mentiras mediáticas
Toda la narración subsiguiente será una reproducción ampliada de esa falsedad primigenia, cronológica, genealógica, de amputación histórica de un conflicto de siglos, con culpas variadas de ambos lados, pero que, desde fines del siglo XX es un rosario de provocaciones y peligros promovidos por Europa y EEUU, básicamente. Así, ignorando toda la parte de la historia que podría explicar las acciones de Putin, nada repentinas ni caídas del cielo sino avisadas y explicadas abundantemente, en un pase de magia, de prestidigitador, se hace aparecer a un demonio absoluto que, sin razones, motivos, necesidad y por odio puro, invade a pacíficos e inocentes ángeles, en un montaje de melodrama telenovelesco infantil del bien contra el mal; alimentado por comentaristas, especialistas, reporteros, comentaristas e imágenes que desarrollan una nueva telenovela de ilusión como las que vemos de noche pero con la diferencia relevante de que los actores y las situaciones, aunque falsedades y mal contadas, son una reiterada ilusión mentirosa que se va volviendo verdad narrativa para la gente a golpes de reiteración y redundancia, y con un discurso legal-moral simplista nutrido de imágenes lacrimógenas de doble rasero. Así se instalan, la narración melodramática, el discurso moral-legal, y los personajes del mal y el bien que la mayor parte de Occidente se traga, con la narrativa y discursos melodramáticos de las telenovelas, pero intentando verdad y realidad, y no solo ficción-moraleja.
Si los ucranianos matan rusos son héroes, buenos militares; si matan los rusos, son crueles abusadores que lo hacen por eso, pese a su inferioridad moral y técnica. Se supone que calcularon mal el patriotismo y habilidad de los ucranianos; pero más allá de ese relato voluntarista y difícil de creer, Ucrania va perdiendo todo el país, Putin va logrando todos sus objetivos, los realmente suyos, no los novelados por el relato y discurso de los medios occidentales. Ucrania ya perdió sus reactores nucleares; tuvo que desmontar todos los laboratorios prohibidos de armas bioquímicas ilegales ocultos -25- ; ya quedó sin los accesos al Mar Negro y al de Azov Sebastopol, Mariupol; Crimea y el Donbás; y todavía no son físicamente, materialmente, tomados Kiev y las grandes ciudades, porque Putin quiere las menores víctimas que lo exponen en el exterior y pueden producir cierta reacción interna, destrucción y gastos de guerra y de reconstrucción, y la enorme complicación de mantener ocupaciones, que Putin ha experimentado en Afganistán y donde ha visto fracasar y empantanarse tanto a EEUU; y eso lo aprovechan los telenovelistas para decir que no pueden, que calcularon mal y que Ucrania auxiliada por Occidente ‘puede’. ¡Pobres ilusos! Van a morir como moscas si no pactan rápido; el humorista judío ya se pasa diciendo que deben hablar con Putin: se la ve venir, pero no debe abandonar su papel en ese melodrama telenovelado para bien de Occidente y para mal de Ucrania; fue suculentamente contratado y guionado para ello; y si se porta mal, ahí están el Batallón Azov y los chechenos para ‘hacer justicia’ y quizá, dos pájaros de un tiro, así lo erijan de mártir, y héroe nacional y ejemplar para el mundo. De todos modos, el mundo está lleno de monumentos, estatuas y calles con esas basuras, desde otros tiempos y lugares; me asalta la tentación de hacer la lista de lo que hay de estercolero en el nomenclátor público uruguayo; pero no es el lugar ni el momento, y sería demasiado largo para una columna (aunque sería un ilustrativo ejercicio de sinceramiento histórico, lector).
La crueldad con la que juegan con Ucrania
Les dicen que los van a ayudar con armas todopoderosas para enfrentar, como paladines del bien, de la democracia, del mundo libre, de su nación, a las oscuras fuerzas del mal, del auto y totalitarismo, de las cadenas cotidianas, de la violación de su sagrado territorio. Pero están perdiendo y mueren, y morirán, como moscas, como era esperable y solo cínicos que quieren desgastar algo más a Rusia pagando el precio de la destrucción, muerte y emigración de los ucranianos. En primer lugar, porque enfrentan a un ejército mucho más numeroso, entrenado y equipado con armas más sofisticadas; EEUU y la OTAN no les van a mandar armas tan buenas como para que mejoren el nivel de las fuerzas rusas cuando se apoderen de ellas con la profundización de la invasión. Lo que conviene, según la doctrina explícita de los ‘straussianos’ que infectan la política exterior y la geopolítica norteamericana desde los 70, y crecientemente, desde el siglo XXI, más que nada dentro de la administración Obama (Blinken, con Biden vice) y ahora con el mismo Blinken en la administración Biden, es lo que sigue: la idea no es ‘terminar’ los conflictos, no ‘ganar’ ninguno, sino meramente desatarlos, para fragilizar a sus actores, vender armas por doquier y ‘estar’ en todos lados; ‘la guerra perpetua y creciente’ es la utopía de los neo-straussianos y del complejo industrial-bélico norteamericano, una de las tres grandes ‘comunidades’ de intereses transnacionales al abrigo de un Estado nacional como EEUU, pero con intereses meta-nacionales, sin que les importen los resultados para las naciones siempre que lo que suceda maximice sus ingresos y cobertura comercial, que son transnacionales. Toda la estructura e inversiones será, entonces, desarrollar armas, provocar y alimentar conflictos para generar demanda y colocar esa oferta: es, más que nada, una cruel e inescrupulosa clase empresarial apátrida con básica radicación en el Estado líder en la vanguardia armamentista y con facilidad para producir conflictos dada su estructura tentacular, pero es un lobby al que le importa un rábano ningún país. Lo que incluirá, claro, ubicar gente propia en lugares decisivos, hacer lobby, contratar especialistas en provocar, espiar, complotar, sobornar periodistas, telenovelistas en las coberturas policiales, bélicas y sanitarias por todo el largo y ancho del mundo, financiar desestabilizaciones con apariencia religiosa, económica, étnica, lo que sea.
La alcahuetería al ucraniano heroísmo, nacionalismo, heroísmo modélico para Occidente y el ‘mundo libre’, es nada más que un apoyo para un plan geopolítico estratégico contra Rusia, con jaque al alfil chino; morirán sin darse cuenta como peones en ese ajedrez siniestro, con la ayuda de todos los que se afligen y agitan banderitas tomando whisky o cerveza con picaditos; mientras esos pobres alcahueteados se quedarán sin país, sin ciudades, sin familias, sin amigos, en indefinido estatus de inmigrados preferidos, recibiendo innumerables flores premonitorias de manos de quienes los mandan al matadero, cruelmente envueltos de admiración, ayuda y absurda esperanza por sus sacrificadores; muchos de ellos munidos de banderitas azul y amarillas dentro de la mayor e irresponsable ignorancia histérica.
Ucranianos: víctimas sacrificiales, imperfectas como víctimas sacrificiales porque no son inocentes, pero sin embargo creídas como inocentes, expiatorias-emisarias, engañada carne de cañón. Víctimas de las fauces insaciables de las multinacionales de las armas y de la guerra incrustadas en los EEUU y sus aliados, de las fauces insaciables de los que viven servilmente de las fuentes de noticias lucrativas, en general malas: los periodistas. Víctimas de una estúpida e infantilizada opinión pública mundial, cobarde pero con gestualidad teatralmente épica y principista, que se niega a ‘saber’ de nada, y mata a los mensajeros de la duda y de la verdad.
Quedarán para las próximas evaluaciones de los costos y beneficios de las partes directamente involucradas, y de los indirectamente afectados en este globo cada vez más interdependiente.