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Política

Verónica Mato: “Yo viví inseguridad el día que desaparecieron a mi padre”

Madre, actriz, dramaturga, militante por los derechos humanos, feminista y recientemente electa diputada por el Frente Amplio. En diálogo con Caras y Caretas, Verónica contó cómo fue su vida como hija de la dictadura y habló de su presente como mujer política.

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Verónica tenía 5 años cuando su padre, Miguel Mato, fue desaparecido por la dictadura cívico militar. Con mucho esfuerzo y emoción intenta trasladarse a esa época para traer alguna imagen de su padre. Recuerda que desapareció en época estival, un día lluvioso de enero. «Mis últimos recuerdos con papá están vinculados al verano, a las fiestas, a los Reyes Magos. Aquel año me regalaron una bicicleta, mi papá trabajaba en Funsa y el sindicato les había dado bicicletas. Tengo el recuerdo de papá ayudándome a pedalear esa bici», recordó.

Esa es la última imagen que logra evocar Verónica, luego la familia se derrumbó y vinieron tiempos duros, de soledad y mudanzas. Se conmueve recordando la fortaleza y el esfuerzo de su madre y su abuela para sostener el hogar, y la vida, luego de la desaparición física de Miguel. Desde ese momento debieron mudarse a diferentes barrios en un mismo año, hizo la escuela en diferentes locales y, por eso, le costaba entablar vínculos de amistad. Tampoco acudían los amigos y vecinos al hogar. «En ese momento los lazos con los vecinos eran difíciles, la gente no se te acercaba, no podían porque mi padre estaba en esa línea de militancia clandestina y la casa quedaba marcada. Los vecinos sentían miedo y nosotras sentíamos ese vacío. Me costó mucho tiempo darme cuenta de que no tuve una infancia feliz», expresó con tristeza.

Cuenta que escribió una carta dirigida a Gregorio Álvarez preguntándole dónde estaba su papa y pidiéndole ayuda. Esa carta la llevaba a la escuela para que leyeran lo que ella no podía decir. Todavía no tiene respuestas.

Para Verónica, su padre murió el 8 de marzo de 1982. Esa es la fecha que le dieron desde la Comisión para la paz. «Decidí tomarla, así como el relato de cómo murió, por una necesidad de cerrar, pero realmente aún no sabemos si es así».

Una niña grande

Se crió en una familia comunista, con una historia de lucha y dolor, por lo cual la militancia y el interés en la política no tardaron mucho en despertarse. Una familia con referentes mujeres de las cuales heredó su espíritu feminista. Siendo una niña, en jardinera, iba en camino al Acto de Libertad, acontecimiento muy importante para ella. Cuando iba con su familia en el ómnibus hacia el lugar, experimentó una de sus primeras decepciones; Aldo, un compañero de clase que le gustaba, subía al mismo ómnibus con indumentaria de playa. «No podía entender cómo Aldo no iba a ese acto e iba a la playa. Desde ese día, ya no me gusto más», contó dejando ver que sus intereses eran diferentes al de otros niños. «A diferencia de otros niños, mi acercamiento a la política fue de muy chica, debido a la militancia de mi familia, por sentir que tenía que develar ciertas cosas que sucedían y venían de lo político», contó.

A sus 18 años comenzó a militar en organizaciones sociales vinculadas a los derechos humanos, espacios que, a sus 43 años, continúa habitando. «La decisión de formar parte del grupo Hijos, donde me inicié organizadamente, fue una necesidad de esa generación de hijos de uruguayos detenidos desaparecidos. Nos comenzamos a reunir como una actividad de catarsis, de autoayuda, y luego se conformó en un grupo más sólido, con actividades puntuales», contó.

Asimismo, comenzó a transitar la militancia en distintas organizaciones, sitios de memoria, la organización Cometa, que nuclea a víctimas, familiares y vecinos vinculados a los sucesos en La Tablada. Además, es delegada de la Comisión Nacional Honoraria de Sitios de Memoria.

La mujer política

Para Verónica, la imagen de mujer militante y política siempre fue algo muy natural. Creció escuchando las historias de lucha de su abuela, que trabajaba en el frigorífico Swift y batalló por diferentes reivindicaciones. «Una de sus luchas recuerdo que fue porque obligaban a las mujeres a trabajar de pollera y ellas no querían porque cargaban cosas y se les veía la ropa interior», contó.

La militancia política partidaria es bastante más reciente. «En agosto del año pasado me avisaron de una reunión de personas, con intereses comunes, y que sentían que era el momento de proponer a Óscar Andrade como candidato por la agenda que él tenía. Una agenda de participación social, de movilización, unión, de una izquierda consolidada», así fue que se unió al Encuentro 18 de Agosto, compuesto por militantes de base, organizaciones sociales, de derechos humanos feminismos, cooperativismos, entre otros. «Fue una reunión de boca en boca, pensada para pocos y se llenó. En esos momentos escuché decir a Óscar que ser de izquierda significaba ser sensible al dolor de los demás y eso fue lo que me motivó a seguir por este camino».

A su vez, se había dado que, días antes, estaba en la puerta de un juzgado con compañeros de La Tablada por una causa. Iba a declarar Enrique Uyterhoeven, conocido como Ulises. “Estábamos ahí esperando y, cuando sale, alguien dijo ‘es ese’, salió muy rápido y yo naturalmente salí corriendo y le empecé a hablar, le dije que era hija de Miguel Mato, detenido en La Tablada en la época que él estaba y le pedí información sobre lo que le había pasado. También le dije que mi abuela tenía 98 años y estaba esperando saber. Me miró y me dijo ‘yo no sé nada, no se de quién me hablás’. Él cruza la calle, nos miramos y veo su cuerpo, un hombre grande, y lo imagino castigando a esas personas. Miro para la puerta del juzgado y veo al resto de mis compañeros, mayores de 60, muchos con muchas dolencias, físicas y emocionales, que se habían quedado en la puerta porque ya no tenían la fuerza para correr a ese señor. Eso me despertó una necesidad de luchar y correr por quienes ya no pueden», explicó.

En aquel momento, Verónica entendió que por más que uno luche desde organizaciones sociales, hay decisiones que son políticas, y por eso, decidió irrumpir en este espacio. «No fue una decisión fácil, al menos para mí, por eso recién ingreso. Es entrar en un terreno complicado, pero sentí que era el momento».

Desde ese momento comenzó a militar por la candidatura de Óscar Andrade, con el apoyo del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP), el Partido Comunista (PCU), la 6009, Izquierda en marcha, la 711, entre otras agrupaciones. «Nunca habíamos pensado tener lista o expresión electoral, pero lo entendimos como un aporte. Me propusieron que yo encabezara y acepté. Para elecciones pensamos mucho si sacar la lista hasta que lo definimos e hicimos alianza con la 1001 y finalmente salí electa diputada».

Un Parlamento complejo

La actual diputada contó lo que representa para ella ingresar al Parlamento, las expectativas en esta nueva instancia así como la situación de tener que compartir el mismo espacio con personas que pueden saber dónde está su padre. «Por un lado, salir electa es un sentimiento lindo porque la gente tiene esa idea de que a la política se llega a empujones, o se suele cuestionar de qué manera se llega, más si se trata de mujeres. La forma de llegar fue de trabajo con las personas que me confiaron ese lugar. Siento orgullo, compromiso y una gran responsabilidad por mis compañeros y por los votantes, en el sentido que estoy representando al pueblo», afirmó.

Por otro lado, cuando se enteró de que finalmente sería diputada, pensó por qué le estaría tocando esto y para qué. «Se trata del peor escenario para ser diputada: no hay mayoría parlamentaria, la presencia de Cabildo Abierto, con todo lo que eso representa simbólicamente. Pensé que este Parlamento tan complejo, con militares encubridores, debía tener que ver con las leyes de las compensaciones», reflexionó.

«Estos señores hace mucho tiempo que no dicen lo que saben, hacen esa chicana jurídica que permite que se dilaten las causas mientras culpables y víctimas mueren y la justicia no llega. Todo lo que se pudo encontrar fue porque se buscó, pero no por aportes de las fuerzas militares. Ellos siempre hablan de honor, valentía, y es lo que deberían tener para decir lo que saben y ocultan. En todos los casos que se encontraron los cuerpos ellos habían dado datos falsos», agregó.

Con respecto a su idea de trabajo en el Parlamento, comentó que la postura de su sector es apostar a un parlamento abierto a la gente. «No es demagogia, ni para ganar un voto. Es una forma de trabajo de apertura y generosidad que va con la posición política de Óscar y de la 1001, y también con Carolina Cosse y la Lista Amplia. Hay políticos, más que nada partidos tradicionales, que se toman una banca como un lugar personal. Yo no lo tomo así, asumo esa responsabilidad, pero sé que estoy ahí por el respaldo de toda la gente que trabajo conmigo, de las organizaciones sociales y gente que me brindó cariño y fuerza. A todos ellos les digo que estamos juntos en esto y cuento con ellos. Va a suceder más que yo golpee puertas que me vengan a mí», expresó la diputada.

Consultada sobre la votación, se mostró sorprendida ante los resultados y la poca participación femenina. «Se luchó mucho por la paridad y se consiguió muy poco. Se realizó una campaña feminista, en la cual participé, y un encuentro en el Cabildo donde las mujeres nos comprometimos a apoyarnos, trabajar ciertos temas en conjunto y quedamos muy pocas cuando hay un montón de mujeres con capacidad y experiencia. Me da pena por nosotras que no se haya entendido que estas mujeres eran valiosas». Sobre este punto se cuestionó por qué las mujeres no las votamos y no las apoyamos más. «Se tiene que producir un cambio cultural que va a llevar tiempo. Nos han enseñado que no servimos para esa tarea, que no es un lugar común, pero si asistís una actividad política de base, de cualquier militancia, son las mujeres quienes llevan adelante las propuestas, y cuando vas subiendo, observás que los liderazgos y los referentes son masculinos. Estábamos convencidas de que con la fortaleza del feminismo se iba a lograr más, pero existen todavía ideas instaladas como que juntas somos peligrosas, que nos sacamos los ojos, que peleamos por un novio. Históricamente nos vienen separando y haciéndonos creer que entre nosotras no podemos».

En relación a la señal que dio la gente en las urnas, en la cual se observó un avance de las propuestas de derecha, la diputada consideró que es evidente que 15 años de gobierno frenteamplista ha producido cierto desgaste, pero se mostró convencida de que sigue siendo la opción más válida para Uruguay, y confiada en que la gente definitivamente elegirá a Daniel Martínez como presidente. Conozco mucha gente que en primera vuelta no votó al Frente Amplio porque no quería mayoría parlamentaria o por otros motivos, pero esta instancia va a ser diferente. La gente no tiene esa fidelidad al líder político, la gente no se comporta como un rebaño y hace lo que el líder dice».

Con respecto a las críticas hacia el gobierno actual, y las posibles fallas, reconoció que queda mucho por hacer, pero también valoró todos los logros en estos 15 años. “La gente está preocupada más que nada por la cuestión de la seguridad y del empleo y el FA ya tiene propuestas concretas para eso. Martínez ya está anunciando a sus ministros y se está trabajando en propuestas concretas. Sin embargo, la oposición, que tan preocupada está, se está enfocando en negociar con las cúpulas y vaya a saber lo que se está negociando. No dan a conocer las medidas ni dicen qué personas estarán al frente. Y si no lo dicen, es porque no las tienen, porque las tienen que negociar o porque si las hacen públicas, pierden votos», razonó.

“Es necesaria una autocrítica desde el Frente Amplio, que ya se está haciendo. Pero la gente se da cuenta de lo que está en riesgo si gana la derecha. Nos están tocando cosas muy importantes. Y si eso pasa, no se les va a hacer tan fácil: se van a encontrar con la gente movilizada al grito de ni un paso atrás”.

Otra cara de la inseguridad

La diputada reconoció que el tema de la inseguridad, quizá el más utilizado por la oposición para recaudar votos, es una de las grandes preocupaciones de la gente, pero considera que la militarización y el miedo no son la forma de combatirlas. «La gente está preocupada y empatizo con esas personas víctimas de delitos, pero yo también sé lo que es la inseguridad y les puedo decir que la solución no la tienen ellos. Yo sentí inseguridad el día que se llevaron a mi padre y no supe nunca más nada de él. Mi familia se quedó en pampa y la vía y no teníamos ni un peso ni a quién reclamar. La inseguridad también la sufrieron muchas familias de uruguayos detenidos que sufrieron atrocidades enormes y nunca se hizo justicia «, sostuvo con firmeza.

«La militarización no es respuesta de nada, este país ya lo vivió y lo sabe. El que dice que con los militares se vivía más seguro está en una burbuja. Hoy una persona se ve afectada por un delito y tiene toda la legitimidad para poder hacer denuncias legales, te escuchan. Antes no te escuchaban, te decían que estabas loca. Mi madre y mi abuela lo vivieron cuando iban a La Tablada a buscar a mi padre», agregó.

Al finalizar, Verónica expresó que continuará con su carrera artística porque «el teatro me salva». También aseguró que, desde la banca del Parlamento, continuará luchando por las causas que considera justas, como siempre lo deseó, desde que era niña. Expresó que tiene muchas motivaciones para seguir adelante. Entre ellas, encontrar los restos de su padre para unirlos con los de su abuela, quien falleció hace unos días sin saber nada de su hijo. «La voy a cremar y a guardar sus cenizas a la espera de encontrar los restos de mi padre para poder unir a dos personas que se quisieron mucho y que nunca debieron separarse de esa forma. Eso me da fuerza para seguir y cuento con el apoyo de mucha gente que está convencida de que esta causa no es solo de los familiares, sino del país entero. Por la memoria, por la justicia y por el nunca más», concluyó.

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