Volvió una mañana

Nicolás Iglesias es montevideano, nació en 1983 e hizo la escuela primaria en el colegio Inmaculada Concepción, “Los Vascos”, y secundaria en una institución de formación evangélica.

Soñaba con estudiar agronomía y su madre “ahorró años para comprarnos una chacra para mí y para mi abuelo, que trabajó toda la vida como peón rural”. Nicolás también recuerda que “al final ese proyecto no prosperó”.

Con 17 años Iglesias comenzó a realizar actividades con jóvenes en la iglesia del Pastor Fernando Rodríguez, a la que también concurría su mamá. Después vendrán los años de militancia de base en la Curva de Maroñas, donde trabaja codo a codo con María Josefina Pla. A esa altura la agronomía era solo un recuerdo, estudiaba en la Facultad de Ciencias Sociales y militaba en la FEUU.

Después vienen los años de trabajo con el pastor Armín Ihle, de la comunidad luterana alemana. Más tarde llega su etapa en el movimiento ecuménico y su vinculación a la Iglesia Metodista Unida de Uruguay. Nicolás Iglesias Schneider es licenciado en Trabajo Social y está realizando una maestría en Historia Política en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República. Es, además, director del proyecto sobre fe y derechos humanos, que dio lugar al documental Fe en la resistencia.

Dirige el portal Los dioses están locos. Es consultor para diversas ONG y organismos internacionales en temas de religión y derechos humanos. Se desempeña también como coordinador del proyecto para jóvenes “Espacio VAR” (Voluntariado, Arte y Reflexión), que lleva adelante con mucho entusiasmo y no dejó de contarnos los proyectos que tiene para esos muchachos, la mayoría de contexto crítico, a los que recibe diariamente en el templo metodista del barrio Aguada.

Dahiana Barrales nació en el Tacuarembó profundo de Villa Tambores en 1991. Allí recibió su educación básica y recuerda con mucha emoción los años de militancia en la parroquia del pueblo, “la centralidad de la vida parroquial era todo para nosotros” y agrega que “es de esas cosas que extrañé y mucho, cuando me mudé a Tacuarembó capital y después a Montevideo para seguir estudiando”.

Dahiana es licenciada en Ciencias Antropológicas de la Universidad de la República y está realizando una maestría en la Universidad Nacional de la República Argentina. Su campo de investigación se sitúa en los vínculos entre religión, política y memoria. Actualmente su proyecto académico se enfoca en las trayectorias político religiosas de militantes cristianos vinculados al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros.

Nicolás y Dahiana se conocieron en la parroquia universitaria Ocsur; allí comenzaron a coincidir y pensar en voz alta la idea de un trabajo académico conjunto.

El proceso de investigación se remonta a un proyecto que comenzó en 2015 con Fe en la resistencia que narra las peripecias de laicos de base que militaban en la búsqueda de la libertad perdida en manos de la dictadura uruguaya.

“Esta investigación -relata Iglesias Schneider- tiene base en testimonios, archivo documental y material inédito, en especial, el de una señora angloargentina que realizaba tareas de lobby en el ámbito religioso a favor de la dictadura uruguaya”. “Enfrentamos varios desafíos -reseña Barrales- en el proceso, ahora la escritura del libro no llevó mucho tiempo, porque el fondo concursable solo habilita a trabajar un año. Desde el primer momento tuvimos que planificar la escritura con base en el público al que queríamos abordar con el libro, que es amplio. El libro apunta a un público con y sin un conocimiento teórico sobre los temas que se abordan. Lo más novedoso del libro es que muestra los apoyos y la legitimación que se hizo desde grupos religiosos a la dictadura y el autoritarismo. El uso de la religión que se hizo por parte de las autoridades gubernamentales siendo el caso más emblemático el del presidente de facto, Juan María Bordaberry”.

Se formulaba un discurso cristiano conservador, que decía además que había infiltración comunista en la sociedad, que implicaba un atentado contra los valores de la familia. Iglesias Schneider nos explica que aparece un escenario que conecta a Uruguay con el contexto político geoglobal y las propias disputas que la Guerra Fría llevó adelante. Se trata de una polarización y su anclaje en el ámbito religioso uruguayo en casos puntuales y desde una perspectiva global.

A través de variada documentación y diversos testimonios, este libro constituye, sin dudas, el acercamiento más profundo al pensamiento y acción de las iglesias y sus fieles durante los años que duró el conflicto. Nicolás y Dahiana tienen un deseo que seguramente que se cumplirá si este libro ayuda a comprender mejor nuestra historia y complejizar las miradas sobre el pasado reciente y será un pequeño aporte en la búsqueda de la verdad y la justicia. “Intentamos resaltar el compromiso de personas y comunidades de fe en defensa de los derechos humanos en Uruguay, entendiendo que sus testimonios de vida y sus memorias nos dan pistas claras de cómo seguir construyendo una sociedad más justa”.

Edición exitosa

Visitar la Feria del Libro suele ser un paseo recomendable, que a los montevideanos, esencialmente, nos gusta mucho. Este año volvió al lugar de siempre, el Palacio Municipal, y también regresaron muchas de sus características clásicas con énfasis en la producción nacional, ya que el mundo todavía no facilita la llegada de creadores de otras tierras. En conversación con Caras y Caretas, los responsables de varias editoriales manifestaron que ha sido un éxito de público y las ventas, mejores que lo esperado.

Uno de los eventos tradicionales de la feria es la entrega de los premios Bartolomé Hidalgo, que otorga la Cámara Uruguaya del Libro. El año pasado, debido a la emergencia sanitaria, el concurso no se pudo llevar a cabo, por lo que este año los jurados se pusieron al día con el 2020. Los premios se otorgaron en el Salón Azul del Palacio Municipal. Se destacó el justo premio a la trayectoria al escritor Hugo Achugar. Hasta el 7 de noviembre hay tiempo para explorar, recorrer, requechear y, si se puede, comprar. La Feria del Libro volvió una mañana, casi como si no hubiera pasado nada desde 2019, con ganas de seguir luchando y peleando en un sector que fue de los más desprotegidos durante el año pasado.