En el episodio #21 de Atardecer naranja conversamos con Mario Ferreira, actor y director del elenco por dos períodos, y con Stefanie Neukirch y Soledad Gilmet, actrices del elenco estable. Ellos ingresaron en distintos momentos de la historia de la institución. Son tres cuerpos, tres voces y tres miradas que condensan distintas etapas y perspectivas dentro de una misma experiencia colectiva. Hablar con ellos es volver a preguntarse por el sentido de lo estable en un tiempo acelerado.
Embed - Atardecer Naranja #21. Comedia Nacional
¿En qué año ingresaron? ¿Con qué ilusiones entraron? ¿Y cuáles eran sus miedos?
Stefanie Neukirch (S.N.): Yo ingresé en el 2012. Mario era el director artístico en ese momento. Para mí era un sueño cumplido y una meta alcanzada. Mi meta en la vida era vivir del arte. Ahora me parece gracioso. Pero en realidad está perfecto. Era eso. Era poder dedicar las mejores horas de mi día, las horas más productivas, las horas más lúcidas, a esta actividad y no a otra. Como seguramente todos los actores y las actrices del mundo, pasé por ese periodo en que trabajas en una oficina, o haciendo lo que fuere, hasta las seis de la tarde, y después arrancás la actividad teatral. Entonces el hecho de poder dedicarme, en cuerpo y alma, a lo que quiero hacer, fue una bendición. Lo viví siempre desde ahí, y por supuesto con muchísimo miedo, y muchísimo respeto, en el sentido de mayor rigor de la palabra. Sabía en lo que me estaba metiendo
Mario Ferreira (M.F.): Yo ingresé en febrero del 2005. Fui invitado en el 2004. Ingresé por designación directa, que es una de las formas de ingreso a la Comedia, junto a Pepe Vázquez, Jorge Bolani y Lucio Hernández. En aquel momento ya tenía 38 años. Había hecho un recorrido largo en el Teatro Independiente. Y cuando me llaman fue un impacto. No tuve expectativa porque había concursado en el ’97 y no me había ido bien. Pero perder ese concurso no significó nada frustrante para mí. Dije “La Comedia no es para mí”. Y seguí en el teatro independiente trabajando apasionadamente y ya sabiendo que, si pretendía vivir de esto como quería, tenía que abarcar lo más que pudiera. Y ya había empezado a dirigir. Que no siempre eso está bueno. Hasta por la propia imagen de un actor. Un director decía, a veces se gastan los actores. Pero bueno, cuando uno vive de esto también tomás todas las oportunidades que se te aparecen. Y después tuve un recorrido muy particular en la Comedia, inesperado. Porque entro como actor, pero a los dos años y poco ya asumí la dirección por un tema de salud del director artístico que se tuvo que alejar. Y bueno, asumí en momentos complicados. Era el más nuevo. Había mucha más gente capacitada por conocimiento para estar en ese lugar. Pero como integraba el consejo artístico y el reglamento del consejo artístico dice que ante la ausencia del director quien asume interinamente es un integrante del consejo, asumí yo porque era el único director del consejo, Isabel Legarra y Elisa Contreras eran actrices. En los primeros tiempos iba con mi mochilita a la oficina y me sentaba y me decía, “¿de qué se trata esto?” El elenco que yo conocí era más distinto todavía, porque quedaban figuras de aquella Comedia que había conocido cuando estaba becado y todavía se mantenía un espíritu con un poco de aquello que todos criticábamos desde afuera. Pero cuando estás desde adentro ves que muchas de esas críticas no tienen sentido. A veces hay que estar en los lugares para entender más cosas y es mucho más fácil hablar desde afuera.
Soledad Gilmet (S.G.): Yo soy la última que entró, literal. Entré por lista de prelación del concurso que fue en el 2023. No entré en el concurso, pero quedé en la lista por buen puntaje. Era la primera vez que concursaba, nunca había sido como de mis planes. Antes sentía que no era mi lugar ahí, y ahora cuando fue el último concurso dije, “voy a concursar”. Y no entré, quedé en la lista de prelación famosa. Después se jubilaron dos compañeras y la intendencia resolvió que iban a entrar las dos personas que estén primeras en la lista de prelación, e ingresamos con Mauricio Chiessa. Y una vez que entrás se te genera la pregunta, ¿yo quiero entrar acá? Ahora que es verdad, ¿qué quiero hacer? Todavía estoy como tratando de entender qué es. Pero lo que dice Mario es tal cual, afuera hay muchas ideas preconcebidas, muchos prejuicios sobre todo, y desde adentro hay mucho de entender cómo funciona. Hay muchas cosas que todavía no estoy entendiendo porque recién ingreso, estoy como tratando de entender.
Los derechos de la salud 1
La actuación y el trabajo
¿Cuál es para ustedes la función social y artística de la Comedia Nacional?
M.F.: Creo que todas las disciplinas artísticas tienen por finalidad hacer un aporte desde un lugar intangible al crecimiento de la comunidad. Esas cosas que a veces parece que no pesan o que no inciden. Cuando hay recortes, siempre se va al lado de la cultura, es decir lo artístico, siempre pensando que se puede prescindir. Es un peligro eso de que lo primero que hay que recortar es eso.
La propia historia de la Comedia dice para qué sirve la Comedia. Si 78 años después estamos llenando las salas con espectáculos, es porque algo ocurre en ese lugar y con su tradición. En tiempos acelerados se necesita la estabilidad.
Y como actor adquirís una especie de compromiso inmediato, una responsabilidad. Es un privilegio estar allí. Decidir ser actor en Uruguay y que te toque estar allí, es un privilegio. A veces dicen “Pero no podés elegir”. Yo afuera tampoco elegía. Porque vivía de esto y lo que me ofrecían lo tomaba. Yo veo con mucha preocupación lo que pasa en el medio independiente cuando la gente ensaya tres o cuatro meses para hacer ocho funciones. No puedo creer que eso esté pasando aquí, que era una plaza teatral de una fortaleza impresionante y que en la época en que yo estaba en el teatro independiente, a nadie se le ocurría invitarte a un espectáculo para ensayar tres meses y hacer seis u ocho funciones. No sé si me podría acostumbrar ahora a volver a trabajar si la lógica imperante es esa. Entonces que haya un elenco que ofrece veinte y pico de funciones por título también tiene que ver con su función.
S.N.: Cuando estuvimos en el año 2022 con Constante en el Festival de Teatro Clásico de Almagro, el diario El País sacó una nota diciendo ¿Para cuándo un elenco público en España? Y el fundamento de esa pregunta era que veían que había una forma de trabajo entre nosotros que claramente obedecía a un tiempo compartido. A un coincidir aunque sea en el desacuerdo. Aunque sea viendo el teatro desde lugares muy opuestos, pero el estar todo el tiempo ejercitando ese músculo. Hay algo que ese crítico de esa nota ese día en ese festival vio, y se lo adjudicó a nuestra forma de trabajo. Que tiene que ver con la continuidad, que tiene que ver con conocernos profundamente, y que eso no quiere decir que todos seamos amigos, pero creo que todos tenemos un gran profesionalismo. Valorando las diferencias entre nosotros es que nos seguimos fortaleciendo y podemos seguir poniéndole el cuerpo y el alma a materiales tan diversos en una misma temporada. Para eso también está el teatro público, para que estas cosas pasen. Como actriz de la Comedia pasás por todos los géneros, a cada rato vienen directores de afuera, o de acá pero con una cabeza totalmente diferente. A veces sin innovación ninguna y también tenés que trabajar con eso, muchas veces encontrando respaldo en el propio elenco. Muchas veces entre nosotros tratamos de sacar la tarea a flote cuando la dirección no sabe mucho lo que hace. Todo eso son valores que no se adquieren fortuitamente, son parte de un proceso y de una tradición. Es una institución.
La institución estuvo antes de nosotros y seguirá después de nosotros, entonces estamos pasando por esta experiencia. Tenemos el privilegio de pasar por esta experiencia pero nada empieza ni termina con nosotros, somos una parte del engranaje nomás. Y eso es lindo.
S.G.: Y yo creo no es sólo para nosotros el privilegio de la Comedia. Nosotros trabajamos de lo que nos gusta, pero también es un privilegio para las personas, para la ciudadanía, porque también hay un montón de programas y de accesibilidad a gente que quizás no va al teatro. Hay varios programas que acercan el teatro a gente que por ahí el teatro no es su prioridad o no entra en sus posibilidades económicas, y con la Comedia es posible. Poder entrar al Teatro Solís a ver un espectáculo, esa maravilla de teatro que tenemos no es menor. Y no es solo para gente que pueda pagar una entrada cara. La cultura es parte de ese privilegio que nos merecemos, que se merecen todas las personas.
Siempre decimos, hacer el mejor teatro posible para la mayor cantidad de gente posible.
Se dice que el actor sabe, que porta un saber que al que sólo se accede poniendo el cuerpo, ¿cuál es para ustedes el saber de la actuación? ¿Cómo creen que se va modificando ese saber con el paso del tiempo en una institución como esta?
M.F.: Tuve muchos años fuera del escenario y el otro día hablaba con alguien que recién este año recuperé algo que tenía muy al principio de empezar a hacer teatro que es una libertad y una despreocupación absoluta. Eso uno lo siente cuando te sentís bien haciéndolo. Creo que pasé mucho tiempo hablando mucho de teatro y el teatro para mí es mucho más rico cuando se habla menos y se vive más, y hay más víscera.
S.N.: Seguramente cada persona tiene una respuesta posible, también según en el momento de vida en el que se encuentra. En mi caso es una deconstrucción. Creo que los grandes aparatos, sin duda necesarios, como lo son las escuelas, son maravillosos. Pero lo más maravilloso es cuando podés olvidarte de ellos. Es como cuando el músico dice que empieza la música cuando se olvidó de las notas, cuando dejó de concebir la música como notas. Esto es exactamente lo mismo y creo que en ese sentido el gran desafío de un elenco público es que no te gane la burocracia. Que no te gane el tener que hacer, el tener que rendir.
Cada papel que te toca son invitaciones a trabajar en vos misma para poder siempre dar lo mejor de vos y salir de ese lugar de la burocracia y encontrarte con la libertad y el goce.
El elenco está en vínculo permanente con un gran equipo de diseñadores, técnicos, productores, comunicadores, otros roles que también hacen posible que la Comedia Nacional exista. ¿Cómo es su vínculo como actores con esos otros artistas y trabajadores?
S.N.: Este año con Mario coincidimos en las tres obras. Una de las características es que los diseñadores estaban permanentemente en los ensayos, como un actor o una actriz más, como el director mismo. Hay ahí una retroalimentación que me parece impresionantemente necesaria para la creación. Que vos como actriz propongas algo y diseño lo tome y termine convirtiéndose en un lugar intermedio entre lo que vos proponés y lo que diseño imaginó, me parece que es una manera maravillosa de trabajar.
S.G.: Es verdad que el día del del estreno suelen saludar, además del elenco, la dirección y el equipo de diseño, pero después de eso es verdad que queda en un nombre en el programa. En realidad son compañeros y compañeras del del del diario, del cotidiano. El elenco extendido, que son los traspuntes, las realizadoras de vestuario que después son vestidoras también y nos acompañan en las funciones. Todos los que trabajan en las oficinas. Su trabajo es fundamental y está buenísimo compartir con ellos.
5. Soledad Gilmet _ Elvira_Carne Viva
En vez de restar, sumemos
Como actores de la Comedia Nacional, ¿se sienten representantes de algo? ¿Cómo viven ese lugar de representación?
M.F.: No es una representación. Es ser un funcionario público, como cualquier funcionario público que está al servicio de algo desde su área donde le toca estar. Todo el mundo que trabaja en la órbita pública y que no es elegido por la gente, tiene la responsabilidad que conlleva que el trabajo que tú haces lo pueas hacer gracias a los dineros públicos.
Más que representar se trata de un servicio, y por supuesto que hay que estar a la altura de las circunstancias.
S.N.: Cuando vas a un festival internacional o cuando la sala está llena de personalidades extranjeras, ahí en ese intercambio sí sentís una mayor representatividad, pero como dice Mario, yo lo uno más a una sensación de servicio. No servilismo. Servicio. Tengo un privilegio, una responsabilidad y una tarea que tengo que llevar a cabo lo mejor posible, y ese es mi servicio a la comunidad. Hacerlo lo mejor que pueda y de la manera más amorosa y luminosa para quienes lo vienen a recibir. Pero no siento, a nivel personal, que represente una tradición teatral ni ninguna de esas cosas.
A veces circulan algunos prejuicios en torno a la manera de producir, vinculados habitualmente a las condiciones de producción privilegiadas y a los sueldos. ¿Qué lectura hacen ustedes desde adentro de esas percepciones externas? ¿Qué le encuentra de certero a esos prejuicios y en qué medida le parecen infundados?
M.F.: Los prejuicios no los tiene el público, los tiene la gente de teatro. Hay espectáculos que sólo la Comedia los puede hacer y bienvenido que así sea. Es porque hay recursos. Lo que hay que pensar es a quién van esos recursos, a quién va lo que nosotros hacemos. Creo que no tiene sentido criticar una forma de producción que está buena, que funciona, y que el público está acompañando hace 78 años. Cuando las cosas funcionan tanto tiempo de una manera, hay algo que las hace funcionar. Si vos pasas años con un elenco trabajando y realmente no viene nadie, no convocás a nadie, bueno, ahí yo me pondría a cuestionar qué es lo que se está haciendo mal, por supuesto. Pero no es lo que pasa en este caso.
S.G.: Me parece que la discusión que hay que dar es otra. En vez de quitar lo que ya existe, sumar a que todos los que quieran hacer artes escénicas tengan las subvenciones necesarias para poder dedicarse a eso full time.
En vez de restar, sumemos. ¿Por qué no? ¿Por qué no seguir creciendo en eso y quizás que la gente no tenga que trabajar de cosas que no tengan ganas de trabajar porque hay que pagar las cuentas?
S.N.: Para mí es un problema filosófico vinculado a desde dónde te posicionás. Si te posicionás desde la carencia, desde “estos tienen y nosotros tenemos menos”, hasta cierto punto es verdad, no digo que no lo sea, hay un principio de injusticia. ¿Pero por qué pensar en sacarle a la Comedia y no pensar en darle más al teatro independiente?
A veces no discutimos cómo darle más al teatro independiente. La pregunta para mí tiene que hacer cómo hacemos para que los demás tengan más, no cómo hacemos para que los que tienen tengan menos.
S.G.: Hay una Ley de Teatro Independiente que está pendiente. Fue aprobada en el Senado y todavía no se ejecuta.
La Comedia Nacional acaba de cumplir 78 años. ¿Cómo les gustaría que sea cuando cumpla 100?
S.N.: Creo que lo más valioso que podemos seguir haciendo es hacer lo que estamos haciendo. Porque ese status quo cada vez va a estar más difícil de mantener. Por ejemplo, con la inteligencia artificial. Creo que el hecho de que haya un hecho vivo ocurriendo con personas vivas que están en el presente puro, compartiendo algo con una platea viva, es un montón y va a ser un montón mantenerlo vivo. Ojalá lo logremos.