Por Pablo Silva Galván
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Con preocupación y cautela se ve desde el Pit-Cnt el acuerdo de libre comercio firmado la semana pasada entre el Mercosur y la Unión Europea. Por esta razón es que este viernes dirigentes de la central sindical mantendrán una reunión con el canciller Rodolfo Nin Novoa y el equipo de negociadores para conocer más detalles del convenio. Así lo anunció a Caras y Caretas el secretario de Relaciones Internacionales de la central sindical, Fernando Gambera.
El acuerdo, negociado durante 20 años, es considerado por el gobierno como el más grande del mundo, pues concentra US$ 90.000 millones anuales y abarca 800 millones de personas.
No obstante, la preocupación y la crítica no se hicieron esperar: en declaraciones a la prensa, el secretario general del Pit-Cnt, Marcelo Abdala, consideró al acuerdo como “poco transparente”. “Estos no son acuerdos declarativos, luego tienen que ver con flujos de comercio y de trabajo, con posibilidades de utilizar herramientas del desarrollo, me refiero a las compras públicas, a la reglamentación de la industria de medicamento para poder generar caminos propios de investigación tecnológica y soberanía en materia de salud, me refiero a los certificados de origen, a las formas de promoción efectiva del trabajo en la región y al tratamiento de las asimetrías”.
A la luz de estas preocupaciones, este viernes “habrá una reunión con el equipo negociador y el canciller y ahí tendremos información más detallada”, explicó por su parte Gambera a esta revista. “Lo que tenemos hasta ahora son versiones que hemos obtenido durante este tiempo de negociación. Con base en esa información hemos tomado posición con la Coordinadora de Sindicatos del Cono Sur y la Confederación Europea de Sindicatos. Esa posición ha sido en todo momento de resaltar que somos un movimientos sindical convencido de la importancia de la integración para que nuestros países tengan viabilidad de desarrollo; por separado, es muy difícil. Nos parece importante que haya acuerdos de cooperación estratégica entre los dos bloques”, agregó.
Sin embargo, “el problema de esto es que se recurre al formato de tratado de libre comercio y ahí es donde tenemos una visión crítica. Porque carece de capítulos, solo alguna mención, sobre lo sociolaboral y el respeto de las normas laborales internacionales y de cada país”.
“Hay algunas cosas sobre derechos laborales, pero están muy vinculadas con lo medioambiental. Pero en el mundo del trabajo es donde puede haber complicaciones más fuertes. Además, hasta donde sabemos, no hubo estudios de impacto de a quién podría beneficiar y a quién podría perjudicar”, subrayó.
Otro motivo de preocupación del movimiento sindical es relativo a temas como “la norma que impone el trato nacional para todas las empresas que vengan de afuera, lo que influye sobre las compras públicas”. En este sentido, señaló Gambera, podrían generarse situaciones complejas para la industria nacional, ya que no se toman en cuenta las asimetrías entre poderosas empresas del mundo desarrollado con las uruguayas. Esto podría derivar en la pérdida de puestos de trabajo en varios rubros que trabajan para el mercado interno y son abastecedores del Estado.
Por otra parte, está el tema de las patentes, lo que afecta a la industria farmacéutica, en particular la elaboradora de medicamentos genéricos, la que “puede quedar comprometida en su situación”.
Y un capítulo a aparte es el de la producción agropecuaria, en el caso uruguayo, el de los lácteos. “Conocemos la actividad fuertemente subsidiada que tienen muchos rubros y no hay estudios de impacto sobre algunos sectores, por ejemplo, los lácteos. Es probable que las grandes empresas europeas del sector vengan y hagan megaemprendimientos y terminen con nuestra tradición de pequeños productores y cooperativistas”, explicó Gambera.
Megaacuerdo
Según explicó el canciller, Rodolfo Nin Novoa, el acuerdo es el más grande del mundo, pues concentra US$ 90.000 millones anuales y abarca 800 millones de personas. Agregó el ministro que una vez que entre en vigencia, Uruguay accederá de modo preferencial a 58 países con 97% de sus productos de exportación, con un impacto anual de US$ 100 millones.
Durante una conferencia, a pocos días de firmado el acuerdo, Nin Novoa recordó que se debe tener en cuenta que la UE ya es el segundo destino comercial tanto del Mercosur como de Uruguay y era hasta ahora el bloque que mayor cantidad de aranceles imponía a la oferta exportable nacional.
En la misma instancia, la directora general de Integración y Mercosur, Valeria Csukasi, precisó que el acuerdo implica plazos diferenciados para la entrada en vigencia de cada producto. Para los denominados sensibles -por ejemplo, el sector automotor, por su competitividad-, el Mercosur dispondrá de 15 años para la eliminación total de aranceles de ingreso y la UE, diez años, informó.
A su vez, el bloque europeo implementará cuotas en un plazo de cinco años para el ingreso de productos de interés de exportación, como, en el caso de Uruguay, la carne vacuna, el arroz o la miel. A la inversa, el plazo será de diez años, explicó Csukasi.
En el caso de la cuota Hilton vigente para la exportación de carne vacuna, el arancel de 20% dejará de regir cuando entre en vigencia el acuerdo firmado la semana pasada.