La cerealera argentina Vicentin, ha sido definida por el Comité de Bancos Internacionales, en su presentación ante la corte de la ciudad de Nueva York como: «la mayor estafa financiera internacional».
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
Junto a esta lapidaria definición, se ha solicitado se investigue a la misma por un “posible desvío de u$s 400 millones a través de empresas vinculadas», informa esta jornada Página 12.
A diferencia de lo que viene aconteciendo con la empresa en el territorio argentino, a partir de sus redes de influencia para imposibilitar las intenciones del gobierno para alcanzar un proyecto de expropiación, mediante su presentación en el Congreso Nacional, en el exterior estas redes no están mostrando la misma eficacia o alcance.
«Acreedores advierten que el gigante argentino de la soja desvió 400 millones de dólares», afirma Página 12, refiriendo a un artículo publicado este viernes por la agencia Bloomberg.
Quienes así calificaron a Vicentin es un “poderoso grupo formado por bancos de Europa y la Corporación Financiera Internacional, brazo del Banco Mundial para financiamiento al sector privado”, quienes habrían solicitado “copia de todas las transferencias electrónicas de dinero de Vicentin y de sus compañías vinculadas”.
Estas entidades financieras, señala el medio argentino, reclaman además que se investiguen “las transacciones financieras de los principales ejecutivos y miembros de las familias propietarias» del holding empresario santafesino”, haciendo especial “referencia a tres integrantes del «clan Vicentin» (así los señala el artículo del diario financiero Bloomberg) y a los hermanos Nardelli (Gustavo y Sergio)”.
De acuerdo al relato de Página 12 sobre los hechos, “Los representantes de los bancos acreedores le señalan al magistrado neoyorquino que es necesario seguir «el flujo de los fondos ya localizados fuera de Vicentin SAIC» y verificar si es que fueron desviados ilegalmente”, porque, de otra forma, «es incomprensible que la firma haya pasado de una posición de saludable solvencia financiera a mediados de 2019, al colapso unos meses después».
Los bancos, afirma el medio del vecino país, sospechan que “Vicentin utilizó el circuito de operaciones entre firmas vinculadas para desviar 400 millones de dólares de la empresa que en diciembre se declararía en bancarrota (¿en forma premeditada?) y en favor de sus filiales en el exterior. Particularmente, los representantes de la banca acreedora internacional ponen el foco sobre las filiales en Paraguay y de Uruguay de Vicentin, pero también en Vicentin Europa, dada su relación estrecha con el holding suizo Glencore, el cual no escapa a las especulaciones de los investigadores”.
Aunque, durante lo que se define como primer requerimiento de información, algunas de las empresas asociadas a Vicentin han negado ser responsables de “alguna irregularidad” y que, según sus declaraciones, el objetivo de sus filiales en el exterior no apuntaba a “la fuga de capitales”, lo cierto es que los representantes de los bancos acreedores tienen una visión diferente de lo acontecido.
Para ellos: «gracias al requerimiento de esta Corte (Nueva York), las piezas del rompecabezas que fue el colapso de Vicentin están empezando a ser colocadas en su lugar», y agregan que “la operación de venta de acciones de Renova, así como otros cambios patrimoniales que se investigan, viola el compromiso de acuerdos de crédito firmados con los prestamistas internacionales”.
Como claramente señala Página 12, es evidente que: “El grupo Vicentin no goza de la misma protección en Nueva York que la que tiene en su «pago chico», las localidades de Reconquista y Avellaneda. El comité que conforman el CFI, Natixis Credit Agricole, FMO y Rabobank, y el ING amenazan sobrepasar el dique defensivo que hasta ahora impuso el juez a cargo del concurso de acreedores, y así convertirse en el enemigo más incómodo para Vicentin”.